Trabajadora en una fábrica juguetera.

Trabajadora en una fábrica juguetera. Europa Press

Empleo Hoy

Radiografía del trabajo: más empleo y de mayor calidad pese a la persistente tasa de paro y la baja productividad

Entre 2019 y 2024, la temporalidad se ha reducido en diez puntos: los asalariados con contrato temporal han pasado del 25,9% al 15,7% del total.

9 junio, 2024 02:56

El mercado del trabajo ha mutado en los últimos cinco años. Cambios normativos como la reforma laboral y el fuerte avance económico tras la pandemia han llevado el número de afiliados a la Seguridad Social a su máximo histórico, la temporalidad a su registro más bajo y la tasa de paro al nivel de 2008. No obstante, el desempleo sigue siendo demasiado elevado y la baja productividad, un problema por resolver.

Mes tras mes, desde el Gobierno -especialmente desde el Ministerio de Trabajo- se insiste en lo "histórico" de los datos del mercado laboral español. Con algún vaivén puntual, lo cierto es que la evolución es innegablemente positiva desde el fin de la pandemia.

Cinco años atrás, en mayo de 2019, el número de afiliados a la Seguridad Social era de 19,4 millones, un 8,8% menos que los 21,3 millones registrados el mismo mes de este año. En bruto, la diferencia es de casi dos millones de trabajadores más.

La mejora también se deja ver en el número de desempleados: hace cinco años, era un 18,1% mayor que los 2,6 millones registrados el pasado mes de mayo. Por su parte, la tasa de paro también ha descendido, pasando del 14,7% en el primer trimestre de 2019 al 12,3% del mismo periodo este año. Según Eurostat, en mayo fue del 11,7%.

La caída, en este segundo caso, no es tan destacada. De hecho, España sigue liderando la Unión Europea (UE) en tasa de paro. Un problema estructural, ya que en unos años de intensa creación de empleo nunca se ha bajado del 11%. Se explica, en parte, por el fuerte crecimiento de la población activa (personas en edad de trabajar y que buscan un empleo): han pasado de ser 22,8 millones en 2019 a 24,2 millones este año.

Para el Gobierno, esto es una excelente noticia y la razón de que la caída del desempleo no sea tan acelerada como la creación de empleo. Responde, según aseguran, a la buena marcha de la economía, que atrae a nuevas personas al mercado laboral. Es decir, personas que antes no buscaban trabajo ahora sí lo hacen porque hay más oportunidades.

Asimismo, España presenta un saldo migratorio positivo, que se resumen en que llegan más personas de las que se van; y lo hacen, además, en edad de trabajar. Con datos hasta abril, el número de extranjeros afiliados a la Seguridad Social era de 2,8 millones de personas. El 13,3% del total de empleados y el máximo histórico.

Temporalidad

El efecto más claro de la reforma laboral de 2022 es la caída de la temporalidad. Cinco años atrás, el 25,9% de los asalariados tenía un contrato temporal. En cambio, en el primer trimestre de este 2024 el porcentaje fue del 15,7%. Una caída de más de cinco puntos por las restricciones a las relaciones laborales de duración determinada. El número de indefinidos ha crecido en más de 3 millones, hasta alcanzar los 15,2 millones de asalariados entre enero y marzo de este año.

Cada mes, entre el 40% y el 50% de las nuevas firmas son indefinidas. Asimismo, poco a poco se van firmando menos contratos, aunque se mantienen las buenas cifras de afiliación. "Cada vez necesitamos menos contratos para sostener más empleo", celebró este martes Joaquín Pérez Rey, secretario de Estado de Trabajo. En suma, las relaciones laborales cada vez duran más.

La cara B, no obstante, son los fijos discontinuos. Se trata de trabajadores con contrato indefinido, pero que no están activos durante todo el año. En buena medida, han venido a sustituir a los temporales. Pese a todo, sólo suponen el 3,3% del total de asalariados y el 3,93% de los indefinidos.

Pero aunque no representen una parte excesivamente importante entre el grueso de los trabajadores, han acaparado titulares y son foco de estudio. Para muchos analistas, el contrato fijo discontinuo supone otra forma de precariedad laboral, y la OCDE advirtió esta semana de la "baja seguridad salarial" de estos trabajadores.

Empleo joven y femenino

Cerca de 1,2 millones de mujeres se han incorporado al mercado laboral en España desde 2019. El pasado mes de mayo, y por primera vez en la historia, el empleo femenino superó las 10 millones de afiliadas a la Seguridad Social, el 47,4% del total. Poco a poco, el mercado laboral español se encamina hacia la paridad. En el mismo periodo, los afiliados han avanzado en algo menos de un millón, lo que evidencia el mayor ritmo del empleo femenino.

La caída de la tasa de paro ha sido más pronunciada entre las mujeres. Si en 2019 el porcentaje de hombres desempleados eran del 12,9%, en el caso de las mujeres se elevaba hasta el 16,74%. Cinco años más tarde, la de ellos está en el 11% y la de ellas, en el 13,73%.

Por su parte, el empleo joven también muestra un dinamismo por encima de la media, con un aumento del 15,3% desde 2019, 5,7 puntos más que el total (9,6%), y del 13,8% desde la puesta en marcha de la reforma laboral, casi el doble que el incremento general.

La reducción del paro entre los jóvenes sigue el mismo patrón positivo. En el mes de mayo, el número de desempleados cayó en 9.007 personas (-4,79%), un ritmo que duplica el de los mayores de esta referencia de edad. Así, el paro juvenil baja hasta las 179.075 personas y se sitúa en su mínimo de la serie histórica. La tasa de paro juvenil ha caído del 33,1% en 2019 al 27,2% en 2024

Salario mínimo

Precisamente, los jóvenes y las mujeres han sido los principales beneficiarios de las sucesivas subidas del salario mínimo interprofesional (SMI). Es una cuestión en la que se ha insistido mucho desde el Gobierno, ya que generalmente las remuneraciones más bajas se concentran en el empleo femenino y quienes se acaban de incorporar al mercado laboral.

Con la subida de este año, de 54 euros al mes respecto al SMI de 2023, el salario mínimo se ha incrementado un 54% desde que Pedro Sánchez llegó a La Moncloa. En 2018, era de 735,9 euros al mes, mientras que este año se sitúa en 1.134 euros.

Horas extra

Otro cambio reseñable es la organización del tiempo de trabajo, una cuestión que la vicepresidenta Yolanda Díaz ha puesto en el centro de la política de su Ministerio para esta legislatura. Más allá de las negociaciones para reducir la jornada laboral máxima hasta las 37,5 horas semanales, medidas como el mayor control del registro horario ya están dando sus frutos.

Así, aunque el número total de horas extraordinarias trabajadas a la semana ha crecido un 12,7% desde 2019 -pasando de 5,6 millones a 6,4 millones-, el incremento se ha dado especialmente entre las remuneradas. Estas han crecido un 23,7% en cinco años y representan el 58% del total de las horas extra. Las no remuneradas, por contra, sólo han crecido un 0,1%.

Productividad

España sigue dando pasos en la mejora de la productividad. En el último año, recortó en 1,2 puntos la brecha con la Unión Europea. Mientras que la media europea de productividad real por hora trabajada cayó un 0,6%, la española subió en los mismos términos.

Con todo, España sigue lejos de los países más productivos del Viejo Continente. Esto se explica, en parte, por el fuerte peso que el sector turístico. La productividad del motor económico de España, por su propia naturaleza, es escasa, especialmente si se compara con la de profesiones de alto valor añadido como la informática y las telecomunicaciones.

Como uno de los puntos débiles, la productividad sigue en el foco de buena parte de la conversación política y económica. Se trata de una magnitud clave para el crecimiento y que responde a multitud de factores, como la jornada laboral, el tipo de empleo que se crea o la composición de las inversiones.

De acuerdo con la última actualización de Eurostat, entre 2022 y 2023 España recuperó parte del terreno perdido en materia de productividad con la media europea. Con todo, la brecha todavía supera los dos puntos y medio. Eso sí, España se sitúa por encima de Italia, Grecia o Francia en la progresión de la productividad real por hora trabajada, tomando como base 2015.