El Gobierno se resigna y aparca la reducción de jornada hasta después del verano para atraer a CEOE
El Ejecutivo cambia el paso como ya ocurrió en la reforma laboral por la presión de los ministerios socialistas y ante el estupor de los sindicatos.
18 julio, 2024 01:57Cambio de opinión en el Gobierno de coalición sobre la reducción de la jornada laboral de 40 a 37,5 horas. Hace unas semanas, cerrar un acuerdo para reducir la jornada laboral antes de agosto era prioritario, sobre todo para empezar la rebaja de horas de trabajo este mismo 2024. Sin embargo, las presiones de la parte socialista del Ejecutivo para que CEOE y Cepyme estén en un acuerdo del Diálogo Social han llevado a que los plazos hayan pasado a un segundo plano. Tanto, que ya se da por hecho que un posible acuerdo queda aparcado hasta septiembre.
Así lo indican fuentes del Diálogo Social. La semana pasada se dieron los primeros pasos para convencer a los empresarios y atraerlos a un acuerdo con fórmulas de flexibilidad. Ahora, se suma la posibilidad de que la adaptación a la reducción de jornada laboral se pueda ejecutar pasado 2025.
El nuevo perfil del Gobierno ante esta situación es patente. Hasta junio, se daba por bueno un acuerdo sólo con los sindicatos y con una negociación que duraría unas semanas. Ahora se prioriza un pacto tripartito (es decir, que incluya también a los empresarios) sin importar lo que dure la negociación.
La parte socialista del Gobierno ha presionado para que así sea. Según ha podido saber este periódico, los ministerios del PSOE consideran fundamental que la CEOE esté en el acuerdo. No sólo para la necesaria tramitación parlamentaria de la norma, sino también para la futura aplicación de la reducción de jornada en las empresas.
En esto último coinciden los propios sindicatos, que reconocen que el aterrizaje de la reducción de la jornada sería más sencillo si los empresarios estuvieran por la labor. No obstante, en su caso consideran que la rebaja del tiempo de trabajo puede darse sin la parte patronal.
En cualquier caso, cabe recordar que el Gobierno ha vuelto a insistir en las últimas semanas en la necesidad del Diálogo Social para consensuar determinadas normas. Ello pese a que el pacto con sindicatos y patronal no ha sido lo más frecuente en la presente legislatura, precisamente.
Se trata de una nueva postura que recuerda a lo ocurrido con la reforma laboral hace ya tres años. En un momento en el que la iniciativa se daba por cerrada sólo con los sindicatos, Nadia Calviño, entonces vicepresidenta primera y ministra de Economía, aseguró que el proyecto estaba en una fase preliminar y que requeriría un "amplio consenso social". Claro capote para la CEOE.
En esta ocasión, el capote ha sido mucho más discreto, pero igualmente efectivo. En la reunión de este miércoles, Joaquín Pérez Rey, secretario de Estado de Trabajo, ha indicado que el Gobierno está abierto a ser flexible a en los procesos de transición de las empresas para adaptarse a la reducción de horas sin merma salarial, con más permisos adicionales o más vacaciones.
Incluso ha abierto la puerta a dilatar en el tiempo, más allá de 2025, la adaptación de las empresas a la jornada de 37,5 horas semanales. "El debate está abierto", ha zanjado Pérez Rey.
Enfado sindical
Pese a que los representantes de los trabajadores aseguran en público y en privado que prefieren llegar a un acuerdo con la patronal, lo cierto es que hay cierto resquemor por las formas del Ministerio de Trabajo.
La primera propuesta por escrito del departamento de Yolanda Díaz ya gustaba a los sindicatos y, de hecho, se planteó que si la CEOE no presentaba una alternativa, sería sobre ese documento sobre el que se cerraría un acuerdo bipartito.
Sin embargo, aunque la patronal no llegó a plasmar sus propuestas en un texto —así al menos lo aseguran Gobierno y trabajadores—, el Ministerio de Trabajo dio un giro de timón al presentar motu proprio un documento con el que pensaban que los empresarios se sentirían más cómodos. ¿El resultado? Tanto patronal como sindicatos rechazaron esa segunda propuesta.
No obstante, así es como continúa la negociación. Este miércoles Trabajo mostró su disposición a proporcionar mayor flexibilidad a las empresas para adaptarse a la rebaja de la jornada laboral, pero sus ofertas no terminan de convencer a nadie.
Sin embargo, para la propia Yolanda Díaz supone un "avance" en el discurrir de la mesa. El mantra ahora es seguir negociando hasta llegar a un acuerdo tripartito.
Pero los sindicatos, que llegaron a rozar con la punta de los dedos una norma acorde a sus reivindicaciones, están enfadados. Tanto es así que, a la salida de la reunión de este miércoles, amenazaron nuevamente con protestas.
En declaraciones a los medios tras esa reunión, Mari Cruz Vicente, secretaria de acción sindical de CCOO, lamentó que se encuentran en un "bucle negociador" porque no hay propuestas concretas y las partes no avanzan. "Sentimos que hay un cierto atasco en el desarrollo de esta mesa de negociación", señaló.
Por ello, los sindicatos han advertido de que, de no avanzar de una manera sustancial y concreta en la próxima reunión, que se celebrará el próximo día 29 de julio, convocarán para principios de septiembre una batería de movilizaciones. No obstante, y pese a todo, seguirán negociando.
Sin compensaciones
El cambio de postura del Gobierno no significa que se vayan a cubrir todas las reclamaciones de los empresarios. Por ahora, el Ejecutivo ha declinado satisfacer la exigencia de la patronal de que se les compense por el coste que supondría que reducción de la jornada laboral sin un recorte salarial proporcional. Joaquín Pérez Rey considera que los márgenes ya son lo suficientemente elevados y que las ganancias de productividad les van a compensar.
No lo ve así el sector de los supermercados y del comercio al por menor. Anged, su patronal, calcula que la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas le costará a sus empresas unos 461 millones de euros al año. ¿La causa? Asumir un incremento del 5,8% de los costes laborales por la pérdida de 24,2 millones de horas de trabajo al año.