Las cuentas siguen sin cuadrar en el Ministerio de Hacienda. Los Presupuestos Generales que dejó firmados el Partido Popular antes de las elecciones de diciembre del año pasado siguen pesando como una losa sobre el déficit público, que sigue desbocado. El desfase de las cuentas de la Administración Central alcanzó los 31.091 millones de euros hasta agosto, con lo que supera el déficit de todo 2015, que fue de 30.020 millones de euros, en términos de Contabilidad Nacional.
Cualquier esfuerzo del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, por contener el desfase de las cuentas públicas ha sido inútil y ya solo queda la esperanza de maquillar estos datos obligando a las empresas a adelantar 6.000 millones del Impuesto de Sociedades.
Según los datos publicados por la Administración General del Estado (IGAE), el déficit del Estado ascendió hasta el 2,79% del PIB, con lo que agota más de la mitad de el margen que ha concedido Bruselas para el conjunto de las Administraciones Públicas, que es del 4,6% del PIB. A estas alturas de 2015, el desfase de las cuentas públicas era casi de 5.000 millones menos, al quedarse en el 2,49% del PIB.
El problema siguen siendo los impuestos, que aportan mucho menos de lo que el Gobierno estimó hace un año. En términos de caja, esto es, lo que el Estado ha ingresado hasta agosto, la recaudación por el Impuesto de Sociedades se ha desplomado un 31,8%. En concreto, los ingresos se quedaron en 5.300 millones de euros, una diferencia de más de 2.400 millones respecto a lo que había ingresado hasta estas alturas de 2015.
Este descenso es consecuencia del "regalo fiscal a las empresas", como define el portavoz de Hacienda del PSOE en el Congreso, Pedro Saura, y que consiste en una serie de rebajas fiscales a las sociedades con esta figura tributaria.
Pero no es el único ingreso que flojea: la recaudación del IRPF del Estado ha caído un 12,8% respecto a los ocho primeros meses de 2015. Este descenso de los ingresos del Estado se traducen en casi 6.000 millones menos para las arcas públicas, lo que condenará a Montoro a pedir el adelanto de este dinero a las empresas. La recaudación por IRPF se maquilla gracias al buen desempeño de los tramos autonómicos, que permiten limitar la caída a algo menos de 1.000 millones de euros respecto al mismo periodo del año anterior.
Contención del gasto
El principal aliado que encuentra Montoro para minimizar el desfase que deja en las cuentas públicas es la rebaja en la factura de los intereses. La política monetaria de tipos cero ha permitido reducir el coste de la deuda para el Estado en 1.000 millones de euros hasta agosto. En concreto, el gasto en intereses de los ocho primeros meses del año ha caído por debajo de 18.900 millones de euros, frente a los 19.800 del mismo periodo del año anterior, en términos de Contabilidad Nacional.
Este descenso maquilla las cuentas del déficit, pero no las del saldo primario, esto es, si no se tiene en cuenta el pago de los intereses. Sin esta partida, el déficit hasta agosto es casi el doble que del mismo periodo del año anterior. El desfase superó los 12.200 millones de euros, mientras que en los ocho primeros meses de 2015 fue de algo más de 6.900 millones de euros. En porcentaje del PIB, el déficit primario pasó del 0,65% de 2015 hasta el 1,1% de 2016.
Si no se tiene en cuenta el ahorro en intereses, el gasto del Estado hasta agosto es prácticamente igual que el de 2015. En concreto, el gasto superó los 119.100 millones de euros, mientras que en el mismo periodo del año anterior estaba en 119.900 millones de euros. Datos que muestran que la única partida en la que realmente está recortando Montoro no depende de él: los intereses de la deuda.