España alcanzará en 2017 el mismo nivel de PIB que tenía antes de la crisis, sin embargo la situación de las distintas clases sociales dista mucho de ser la que había en 2007. El gran reto ahora es conseguir que la recuperación llegue a todas las clases. La urgencia es máxima, ya que entre 2012 y 2014 España fue el tercer país de la OCDE en el que más aumentó la desigualdad, sólo por detrás de Estonia y Eslovaquia.
Los datos de la OCDE muestran una situación muy preocupante en España. La desigualdad (medida como el coeficiente de Gini), aumentó un punto en el inicio de la primera legislatura de Mariano Rajoy, lo mismo que en los cinco años anteriores de crisis. El estudio tiene en cuenta todo tipo de rentas, desde el salario, hasta las ganancias de la inversión y las transferencias del estado.
Este incremento de la desigualdad a partir de 2012 se produjo por el deterioro del mercado laboral y por el final de las prestaciones para muchos parados de larga duración que iban agotando el paro, explica la OCDE. Sin embargo, en otros países vecinos, como Francia o Italia, la desigualdad se redujo en estos dos años, lo que refleja un crecimiento más integrador.
Desde el inicio de la crisis la desigualdad en España ha subido en dos puntos, lo que deja a España como el segundo país en el que más se ha incrementado, sólo por detrás de Estonia. En términos totales, España es uno de los países desarrollados con un nivel más alto de desigualdad. En concreto es el noveno con más diferencia de toda la OCDE, por debajo de países como Chile, México, Estados Unidos o Turquía, que lideran el ranking de desigualdad.
La diferencia de rentas entre las personas que más ingresan y las que menos en España está entre las mayores del mundo desarrollado. El 10% más pobre apenas consiguió el 2% de la renta total del conjunto del país. Sólo en EEUU, México y Chile la participación de los más pobres fu menor. Por el contrario, el 10% con más ingresos percibió el 24,7% de todas las rentas.
La caída de los ingresos de las clases más pobres durante la crisis ha tenido más impacto en España que en cualquier otro país de la OCDE. La renta del 10% más pobre se desplomó entre 2007 y 2014 un 69%, peor incluso que en Grecia, donde cayó un 67%. La caída media de la renta fue del 30% y en el caso del 10% más rico, la caída fue mucho menor, del 20%. Tal diferencia ha sido explica el gran crecimiento de la desigualdad en España.
España es el segundo país de la OCDE en el que más ha aumentado la población en situación de pobreza relativa desde 2012, por detrás de Estonia. En concreto, el porcentaje de la población en situación de pobreza aumentó en 1,9 puntos entre 2012 y 2014, lo que elevó hasta el 15,9% el porcentaje de población en esta situación. En el conjunto de países de la OCDE la tasa de pobreza se ha mantenido en torno al 11,5% durante todos los años de la crisis.
Pero los peores años para las clases populares no fueron con Rajoy, sino con Zapatero. Entre 2007 y 2010 la renta del 10% más pobre se desplomó un 43%, mientras que la del 10% más rico se mantuvo inmóvil. No fue hasta 2011 cuando los ingresos de los ricos también empezaron a decrecer.
La desigualdad se tradujo en que en 2014, solo el 10% con más ingresos ganó más que el 40% pobre, que apenas consiguió el 18,2% del conjunto de rentas del país. Datos que muestran que la participación de las clases bajas de España en las rentas del país es testimonial. Sólo hay seis países en peor situación. El último es Chile, donde el 40% con menores ingresos sólo tuvo el 14,1% de las rentas. Los países más integradores son los del norte de Europa. En Islandia el 40% más pobre percibe casi el 25% de la renta y en Noruega, Dinamarca y República Checa, este porcentaje supera el 24%.
Los impuestos
La primera mitad de la legislatura de Rajoy se caracterizó por una subida generalizada de los impuestos para reducir el enorme déficit recibido del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Uno de los objetivos principales de cualquier sistema tributario es distribuir las rentas entre la población para promover una mayor igualdad.
Los datos de la OCDE muestran que en España el efecto de redistribución de los impuestos es más bajo que en la media de países que conforman la Organización. En concreto, los impuestos y cotizaciones reducen un 26% la desigualdad en España, ligeramente por debajo del 27% del conjunto de la OCDE.
Los países europeos son los que más redistribuyen la renta con los impuestos. Por ejemplo, en Irlanda el efecto redistributivo alcanzó el 40% en 2014. En Eslovenia fue del 39% y en Finlandia fue del 38%. En el extremo opuesto se sitúan México, Chile, Turquía y Corea del Sur, con unos impuestos que no reducen la desigualdad ni en un 10%.
El problema de la desigualdad de rentas en España viene derivado de la desigualdad en el capital humano, esto es, los distintos niveles de formación y de competencias de los trabajadores, como señala Rafael Doménech, economista jefe de Economías Desarrolladas de BBVA Research. Sus estudios muestran que el desempleo explica un 80% de la desigualdad en España y que gran parte de la desigualdad se debe al fracaso escolar.
Los niños pobres
Uno de los mayores dramas en España es la pobreza infantil. Se trata de niños de familias que no tienen los recursos suficientes. El porcentaje de menores de 18 años en situación de pobreza es el tercero más elevado de toda la OCDE con un porcentaje del 23,4%. Uno de cada cuatro niños estaba en 2014 en situación de pobreza relativa. Niveles que sitúan a España a la altura de los países que tienen menores niveles de protección para sus ciudadanos.
El país con más niños en situación de pobreza es Turquía, con un porcentaje de niños pobres del 25,3%, seguido por Israel, con un 24,3% y España, con un 23,4%. En el extremo opuesto se encuentran, una vez más, los países nórdicos. En Dinamarca hay menos de un 3% de niños en situación de pobreza, en Finlandia el porcentaje es del 3,6% y en Islandia alcanza el 5,6%.
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