El objetivo número 1 del Gobierno para esta legislatura es alcanzar los 20 millones de trabajadores al final de la Legislatura, en 2020. Según el último dato de la EPA hay 18,5 millones de ocupados (dato del cierre de 2016), por lo que el objetivo parece asequible. Sin embargo, el FMI augura un crecimiento mucho más lento de las cotizaciones a la Seguridad Social, derivadas del empleo precario que se está creando en esta recuperación y las reducciones en las cotizaciones..
El Fondo estima que el crecimiento de los ingresos por cotizaciones se irán frenando durante los próximos años, desde el 2,9% de 2016 hasta crecer menos de un 2% en 2019. La consecuencia inmediata es que el peso de las cotizaciones sobre el total del PIB se irá reduciendo de forma ininterrumpida durante el próximo lustro. En algunos ejercicios, el incremento de las cotizaciones apenas superará a la inflación, lo que refleja que el FMI estima que los empleos que se creen en los próximos años serán de baja calidad y su aportación a la Seguridad Social será reducida.
En cualquier caso, el incremento de las cotizaciones siempre será inferior al PIB, por lo que su peso relativo sobre la economía española caerá de forma progresiva, augura el Fondo. Los datos de 2016 todavía no están cerrados, pero Gobierno ha adelantado que supondrán un 12,2% del PIB, esto es, unos 136.000 millones de euros (con la metodología de cálculo de Eurostat). El FMI estima que este año caerán hasta el 12,1%, una previsión que es incluso mejor que la del Gobierno, que en el Plan Presupuestario enviado a Bruselas anticipaba un descenso de dos décimas hasta el 12%.
Las cotizaciones seguirán perdiendo peso durante los cuatro años siguientes, según estima el organismo dirigido por Christine Lagarde. En 2019 caerán hasta el 11,8% del PIB y en 2021 hasta el 11,7%, esto es, cinco décimas menos sobre el PIB que en 2016. Una situación que condena a que las pensiones también vayan reduciendo su peso sobre el tamaño de la economía, a menos que el Pacto de Toledo y el Gobierno decidan dotar de más recursos al sistema para poder eliminar su déficit y pagar más pensiones.
El peso de las cuotas a la Seguridad Social sobre el PIB ya lleva años reduciéndose, al tiempo que aumentaba el gasto en pensiones, principalmente por el incremento del número de jubilados y de la paga de los nuevos beneficiarios. En 2012 las cotizaciones eran del 12,7% del PIB, lo que significa que, de cumplirse las estimaciones del FMI, en una década habrán perdido un punto completo de peso en el PIB.
Ingresos insuficientes
Que el peso de las cotizaciones sobre el PIB caiga no significa que los ingresos de la Seguridad Social se vayan a reducir, simplemente, que crecerán más despacio, por lo que su porcentaje sobre el total de la economía se reducirá. El Fondo estima un incremento de las cotizaciones de 18.800 millones de euros en el próximo lustro. Esto significa que en 2021 los ingresos por cuotas se habrán incrementado un 13,8%.
Un ritmo lento si se compara con el crecimiento de la factura de las pensiones. Hasta el pasado mes de noviembre el incremento del gasto en pensiones era del 5,87% respecto al mismo periodo del año anterior, según los datos del Ministerio de Empleo. Esto supone un incremento del gasto de casi 6.000 millones de euros en un solo año.
Este ritmo de crecimiento se mantendrá durante los próximos años, ya que los efectos demográficos del baby boom y el envejecimiento de la población seguirán causando estragos. Esto significa que los ingresos que se van a conseguir con las nuevas cotizaciones y la subida de los salarios por la inflación serán, a todas luces, insuficientes para frenar el déficit de la Seguridad Social. En menos tres años, los gastos de pensiones podrían subir tanto como los ingresos por cotizaciones en cinco años.
Con las reformas del sistema de pensiones introducidas en 2011 y 2013, este desequilibrio se corregirá por la vía del gasto, de modo que la cuantía real de las pensiones se reducirá para ajustarse a los ingresos. Si el peso de las cotizaciones a la Seguridad Social sobre el PIB va cayendo, las pensiones seguirán el mismo camino. Sin embargo, la reforma del sistema que está negociando el Pacto de Toledo está estudiando cómo modificar la normativa para que los pensionistas no estén avocados a esa pérdida de ingresos.