El Gobierno está decidido a sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado para 2017 y para lograrlo necesita aliados. A medida que el apoyo del PSOE se iba haciendo más remoto, el Ejecutivo volvía su mirada hacia el PNV. Por el momento, las negociaciones entre las dos partes van por el buen camino, pero si se tuercen, el Gobierno tiene un as en la manga: el Cupo vasco.
El Cupo es la aportación anual del País Vasco, que recauda sus propios tributos, al resto del país para contribuir a financiar los servicios que no tiene transferidos. El Cupo tiene que revisarse cada quinquenio, pero lleva pendiente de actualización desde 2012 y para la formación jeltzale se ha convertido en una prioridad.
Para el Gobierno, esta urgencia del PNV es equiparable a su necesidad de empezar la Legislatura con unos Presupuestos, por lo que está utilizando el Cupo como moneda de cambio con la formación vasca. La estrategia es similar a la que se siguió con el PSOE. En su caso, el Gobierno supeditó las demandas de las comunidades socialistas a que salieran adelante las cuentas nacionales. Entre sus reivindicaciones está la actualización de las entregas a cuenta de la financiación autonómica (esto es, el adelanto de las transferencias de 2017) y la revisión de la jornada de los funcionarios autonómicos para que las regiones puedan rebajarla hasta 35 horas semanales.
Cualquier negociación política en la que participe el Gobierno estará supeditada a la negociación de los Presupuestos. Así lo aseguran fuentes conocedoras de la negociación a este diario. Para el presidente, Mariano Rajoy, se ha convertido en la prioridad, ya que considera que una Legislatura que arranca sin la capacidad de sacar adelante los PGE dejaría al Gobierno muy debilitado.
Para el PNV, la negociación del Cupo tiene que realizarse sí o sí este año. Esto es: tiene que revisarse haya o no Presupuestos, ya que considera que las dos cuestiones son independientes. En palabras del lehendakari, Iñigo Urkullu, “el Concierto Económico es la piedra angular de nuestro autogobierno. Su defensa nos une y concita la unanimidad de partidos e instituciones vascas”. Pero el Gobierno lleva ya cinco años sin revisarlo y no tendría mayor inconveniente en retrasarlo por un tiempo para así presionar a la formación jeltzale.
1.600 millones
La cuantía para el País Vasco es más que significativa, por lo que las prisas están justificadas. Tanto retraso en actualizar las transferencias al Estado ha provocado que la liquidación pendiente ascienda hasta 1.600 millones de euros, según reclama el Gobierno vasco. Esto es, 1.600 millones que debería abonar el Estado para compensar el exceso de las transferencias del País Vasco durante todos los años en los que no se ha actualizado el Cupo. De hecho, el Gobierno vasco va todavía más lejos, ya que considera que todavía hay liquidaciones pendientes desde el año 2007.
La última vez que se revisó el acuerdo fue en 2007 y en ese año se acordó que las transferencias anuales serían de 1.565 millones de euros. Pero el PNV calcula que la nueva actualización debería rebajar la cuantía del Cupo hasta el entorno de los 850/900 millones de euros, lo que supondría un gran impulso fiscal para la región.
Las negociaciones del Cupo empezaron el pasado mes de diciembre, cuando el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, se reunió con el consejero vasco de Hacienda y Economía, Pedro Azpiazu. Si bien es cierto que las conversaciones van por buen camino, con una segunda reunión hace dos semanas, el acuerdo no se rematará si no hay un pacto para sacar adelante los Presupuestos.
En esa reunión ambas partes acordaron crear un grupo de trabajo para negociar la nueva cuantía del Cupo. Urkullu ya ha manifestado públicamente que ve “posible” alcanzar un “acuerdo razonable” una vez que ha quedado reabierta la “vía de diálogo bilateral”.