Ni la victoria de Donald Trump, ni el Brexit, ni la serie de polémicas elecciones a lo largo de Europa han conseguido minar la moral de los analistas. La incertidumbre política cada vez presenta una menor correlación con los mercados. Por primera vez después de dos años, según recoge la Encuesta de Analistas 2017 realizada por Fidelity, el optimismo vuelve a resurgir en los mercados. Este cambio de tendencia se debe, sobre todo, a la estabilización del precio del petróleo, de las materias primas y el avance positivo de la demanda.
Además, este último factor, el crecimiento de la demanda, se posiciona como el motor del beneficio empresarial. Este hecho supone un cambio radical en cuanto a la opinión de las cúpulas directivas respecto al año pasado, cuando la reducción de costes era la principal herramienta para conseguir la solvencia en sus balances. Es por esta razón que todos los sectores, sin excepción alguna, ven con buenos ojos un incremento del gasto público.
Por otro lado, los países emergentes vuelven a ponerse en la palestra. Después de que el Indicador de Sentimiento se mostrara desfavorable hacia estas regiones, en concreto con Latinoamérica y China, este indicador se ha revertido por completo y ofrece ahora el panorama más optimista a la región sudamericana. Este dato posiciona a esta zona geográfica por delante de Japón, líder en previos ejercicios, o mejor que Estados Unidos y Europa.
Tanto China como Latinoamérica se posicionan ya como las regiones donde las perspectivas sobre las rentabilidades son mayores, cuando tan solo hace un año, estos dos mercados eran los que peores perspectivas conseguían. Este cambio de tendencia ha sido propiciado por la revalorización del petróleo y las materias primas, lo cual ha aliviado la presiones sobre los mercados emergentes.
Consenso en la inversión tecnológica
En cuanto a sectores, el sentimiento optimista aumenta en todos ellos. A la cabeza están las Tecnologías de la Información, que sigue repitiendo como líder, y le sigue la Energía y los Materiales. Estos dos últimos revierten su posición frente al pasado año, cuando eran los sectores con mayor pesimismo.
Otro elemento en el que todos los sectores económicos coinciden es en el gasto en nuevas tecnologías. Con los servicios financieros al frente, quienes están gastando más en software, seguridad y tecnologías móviles, la Industria, la Atención Sanitaria o las Telecomunicaciones también aumentan su presupuesto en innovación tecnología.
“Economía 1, Política 0”
El ambiente político no está en su mejor momento. El aumento del euroescepticismo, la salida de Reino Unido de la Unión Europea, el avance de los populismos y de la ultraderecha o la victoria de Donald Trump en Estados Unidos no hacen otra cosa que abrir más fisuras. Sin embargo, “los mercados y la política divergen más de lo que a menudo se piensa”, tal y como recoge los resultados de la encuesta de Fidelity.
Según Domingo Barroso, director de ventas para España y Portugal, “el mercado va por una parte y la política por otra”. Por un lado, la elevada incertidumbre política no ha hecho aumentar la volatilidad bursátil y por otro los analistas confirman que el riesgo político genera más ruido que riesgo y generalmente esto no conlleva la modificación de las estrategias empresariales.
Por esta razón, Barroso ha incidido en el panorama actual de “Economía 1, política 0” puesto que las empresas no están cambiando sus planes de inversión, dividendos o balances. Aún así, algunas economías como China o Latinoamérica pueden verse afectadas negativamente por el giro proteccionista que el presidente estadounidense va a llevar a cabo. También el Brexit ha aportado un cierto nivel de incertidumbre sobre los mercados, si bien este efecto negativo solo se aprecia en una mayor reticencia de las empresas a invertir en el Reino Unido.
Riesgos de cara al futuro
Aunque la encuesta de Fidelity deja al margen cualquier duda de una mejora del sentimiento de los analistas sobre los mercados, siguen existiendo algunos riesgos.
La principal amenaza es la probabilidad de que el petróleo vuelve a hundirse. Este riesgo cobra gran importancia, puesto que fue este mismo elemento el que, a partir de la reducción de la producción de crudo por parte del acuerdo de la organización de países exportadores de petróleo, relanzó el optimismo en los mercados. Los analistas temen que algún país miembro de la OPEC no cumpla sus compromisos, relanzando así la producción y con ello un nuevo hundimiento del precio del crudo.
En segundo lugar, un posible cambio de tendencia en el consumo implicaría un elevado riesgo sobre las empresas, sobre todo, teniendo en cuenta que el gasto privado ya es la principal causa del relanzamiento de los beneficios. Por eso, las subidas en los tipos de interés de la Reserva Federal, a raíz del incremento del gasto público por parte de la administración Trump, como la que se llevó a cabo este miércoles, mantiene en vilo a los mercados por el posible dique de contención que ésto pueda suponer sobre la demanda.
Por último, el repunte de la inflación podría endurecer las condiciones financieras internacionales dañando así el tejido empresarial. Sin embargo, el 47% de los encuestados piensa que esto no será un problema y un 28% cree que este encarecimiento de costes puede verse compensado con la fijación de precios. Al mismo tiempo, esta última herramienta podría reducir considerablemente el poder adquisitivo de los ciudadanos, que tendría que verse compensado con un aumento de salarios. Así, hasta el 59% de los encuestados piensa que los salarios crecerán moderadamente.
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