Una vez más, el rescate de Grecia se ha salvado en el tiempo de descuento. El Gobierno de izquierda radical de Alexis Tsipras ha aceptado este viernes legislar una nueva tanda de ajustes -que se traducirán en un recorte de las pensiones y una subida del impuesto sobre la renta- para desbloquear el tercer programa de 86.000 millones de asistencia financiera que le ha concedido la UE.
Este principio de acuerdo, que se ha cerrado en el Eurogrupo informal de Malta, permite evitar que estalle otra gran crisis como la que en verano de 2015 estuvo a punto de acabar con la salida de Grecia de la eurozona. Pero todavía quedan muchas cuestiones pendientes de resolver antes de que la UE pague otro tramo de ayuda a Atenas, que debe hacer frente a vencimientos de deuda por valor de 7.000 millones en julio.
Las negociaciones entre Grecia y sus acreedores llevan atascadas desde finales del año pasado. No sólo por el enfrentamiento del Gobierno de Tsipras con Bruselas sino también por las discrepancias dentro de la troika entre los europeos y el Fondo Monetario Internacional (FMI), que de momento sigue sin sumarse al tercer rescate heleno.
La incertidumbre generada por este impasse ha golpeado a la economía griega, que volvió a contraerse un 1,2% en el último trimestre del año pasado tras haber empezado a recuperarse en los meses anteriores. "La situación no mejora en Grecia y es responsabilidad nuestra. Nos cuesta demasiado tiempo", ha lamentado el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem.
Recortes del 2% del PIB
Para desbloquear el rescate, el Gobierno griego ha pactado con sus acreedores un paquete de reformas equivalente a un ajuste del 2% del PIB entre 2019 y 2020. En 2019 Atenas aplicará un recorte equivalente al 1% del PIB a las pensiones, mientras que el año siguiente subirá el impuesto sobre la renta con el fin de aumentar la recaudación otro 1%.
"Las medidas de austeridad se legislarán ahora, en las próximas semanas", ha prometido el ministro de Finanzas griego, Euclides Tsakalotos. En paralelo, el Eurogrupo ha autorizado al Gobierno de Atenas a adoptar medidas de carácter social que sólo podrán activarse si la economía crece más de lo previsto y se sobrepasan los objetivos de superávit.
El principio de acuerdo permitirá que los inspectores de la troika vuelvan a Atenas en los próximos días con el objetivo de cerrar los últimos detalles. Pero todavía quedan dos escollos importantes para completar el trabajo. En primer lugar, definir el objetivo de superávit para después de 2018. La UE quiere que sea del 3,5%, pero el FMI considera que esta meta no es realista.
Además, el Eurogrupo debe definir nuevas medidas a medio plazo para aliviar el peso de la deuda griega, que roza ya el 180% del PIB. Esta es una de las principales condiciones que ha fijado el FMI para sumarse al rescate. Pero Berlín se resiste. Al mismo tiempo, tanto Alemania como Holanda exigen como condición irrenunciable que el Fondo Monetario participe en el programa. Tsakalotos espera que todas estas cuestiones se resuelvan antes del verano.
"Ha habido progresos importantes en las últimas semanas. Quedan algunos problemas pendientes. Pero estamos en un punto en el que creemos que hay buenas perspectivas para concluir con éxito las discusiones", ha dicho un portavoz del FMI tras conocer el acuerdo de Malta. "Hay que poner fin a la incertidumbre que frena las inversiones e impide la reducción del paro en Grecia", ha reclamado el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici.