El Eurogrupo celebra este lunes una reunión de emergencia clave en la que dará luz verde a los Gobiernos de la UE para que disparen el gasto público contra el coronavirus, ignorando los límites al déficit y a la deuda y las restricciones a las ayudas públicas que imponen las reglas comunitarias. De hecho, la Comisión Europea ya ha planteado una suspensión temporal del Pacto de Estabilidad y de las normas sobre subvenciones de Estado con el fin de dar "máxima flexibilidad" a los Estados miembros para que puedan responder a una crisis sin precedentes.
El encuentro de los ministros de Economía de la eurozona se producirá por videoconferencia y no de forma presencial en Bruselas como correspondería debido a las medidas restrictivas adoptadas por la mayoría de países para contener la pandemia.
La reunión se celebra después de que el Ejecutivo comunitario haya avisado de que la expansión del coronavirus ya está teniendo efectos devastadores sobre la economía de la eurozona, que se encuentra en una situación de caída libre.
Aunque la crisis todavía no ha alcanzado su punto álgido en Europa, Bruselas calcula ya un desplome de 2,5 puntos porcentuales este año. Dado que la previsión de crecimiento para la UE era de apenas un 1,4%, eso significa que la economía comunitaria se hundirá hasta un -1% en 2020. Es decir, tanto la UE como la eurozona caerán de nuevo en recesión cuando todavía no se han recuperado por completo de la crisis financiera de 2008.
La Comisión pide a todos los Estados miembros que aumenten el gasto público con el fin de evitar que un desmoronamiento que de momento todos los analistas consideran temporal, mientras dure la emergencia sanitaria, se acabe convirtiendo en una nueva Gran Depresión. Un estímulo fiscal coordinado en la UE permitiría limitar los daños y facilitaría un efecto rebote en 2021.
La UE no tiene instrumentos para responder
El gran problema que sigue teniendo la Unión es que carece de un presupuesto federal capaz de responder a crisis como la del coronavirus. La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, ha propuesto crear un fondo por valor de 37.000 millones de euros (de los cuales 4.145 serán para España), pero esta cantidad es claramente insuficiente para afrontar la pandemia.
La mayor potencia de fuego la tienen los Estados miembros en sus presupuestos nacionales, en particular aquellos con superávit como Alemania u Holanda. Pero estos países son precisamente los más reticentes a adoptar medidas de estímulo. En cambio, Francia, Italia o España apenas tienen margen por su elevada deuda: se arriesgan a que un cambio repentino de sentimiento en los mercados les deje sin financiación.
El reto para el Eurogrupo de este lunes será coordinar las medidas adoptadas por los diferentes países y exhibir un paquete global robusto capaz de generar confianza y tranquilizar a los mercados. Tras la crisis financiera de 2008, el Eurogrupo se puso de acuerdo sobre un paquete de estímulo por valor de 200.000 millones de euros. ¿Serán capaces de desplegar ahora una bazuca similar?
La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, se quejó en la rueda de prensa del jueves que de momento las medidas anunciadas por los Estados miembros apenas llegan a 27.000 millones de euros. Lagarde insistió en que el BCE no puede hacer más que facilitar liquidez ilimitada y barata a los bancos y reclamó a los Gobiernos "una respuesta fiscal coordinada y ambiciosa".
Sin embargo, ella misma contribuyó al pánico en los mercados al asegurar que la tarea del BCE no es reducir las primas de riesgo de los Estados miembros más afectados por el coronavirus, como Italia. Con posterioridad, tanto la misma Lagarde como diferentes representantes del BCE han intentado rectificar y dejar claro que la autoridad monetaria no dudará en tomar más medidas si el coronavirus vuelve a poner en duda la supervivencia del euro.
Calviño, en contra de un plan de estímulo general y masivo
El presidente del Eurogrupo, Mário Centeno, ha dicho al Financial Times que el estímulo fiscal coordinado que se aprobará este lunes será "mucho más grande" que los 27.000 millones que criticaba Lagarde. Al mismo tiempo, ha rebajado las expectativas escribiendo en Twitter que la reunión "será un paso importante en nuestro camino para contener el virus", pero que se necesitarán "otros" a medida que evolucione la crisis. "Nos mantendremos unidos para superar el miedo y reiniciar nuestras economías", ha dicho.
Los países del Eurogrupo ya están de acuerdo en adoptar "medidas específicas" para dar una respuesta inmediata a los sectores más afectados por el coronavirus. Unas medidas que se centran en cuatro prioridades centrales: más inversión en sanidad; iniciativas para amortiguar el impacto en el empleo; aliviar las cargas fiscales a las empresas con moratorias o ampliación del plazo en el pago de los tributos; y finalmente facilitar liquidez temporal a todos los sectores mediante bancos públicos como el Instituto de Crédito Oficial (ICO).
Aparte de esta respuesta selectiva, Italia y Francia reclaman al Eurogrupo un plan de estímulo general y masivo para apuntalar la economía de la eurozona que no se limite únicamente al impacto del coronavirus. Pero sobre esto no hay consenso entre los ministros de Finanzas de la eurozona. Como es tradicional, Alemania mantiene muchas reservas.
Lo sorprendente esta vez es que el Ministerio de Economía de Nadia Calviño se distancia de sus socios tradicionales del sur y se alinea con las tesis de Berlín. "Queremos un estímulo fiscal que pueda compensar el efecto del coronavirus, no políticas fiscales que generen comportamientos irresponsables", subrayan. España mantiene su objetivo de "consolidación presupuestaria" pese a la crisis. Nuestro país sigue teniendo uno de los déficits más altos de la UE y la deuda roza el 100% del PIB.
En la actuación de España pesa la experiencia del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Zapatero se sumó al plan de estímulo macroeconómico lanzado por la UE en 2008 para amortiguar el impacto de la crisis financiera, con iniciativas como el plan E de obras públicas.
Cuando la crisis se prolongó y el sector financiero entró en barrena, España había agotado todas sus reservas presupuestarias y no tenía capacidad de respuesta. La prima de riesgo se disparó y el Gobierno de Mariano Rajoy tuvo que pedir el rescate a Bruselas. Un problema que está empezando a sufrir Italia, cuyo diferencial respecto a la deuda alemana ha superado al de Grecia los últimos días.
Ahora, el Gobierno de Sánchez insiste en que es la Unión Europea la que tiene que actuar. No sólo relajando los objetivos de déficit mediante la flexibilización del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, sino reforzando el fondo de 37.000 millones de euros para el coronavirus y movilizando al Banco Europeo de Inversiones para que dé liquidez a las empresas afectadas.