El Eurogrupo busca 500.000 millones en créditos pero sin los coronabonos de Sánchez
Centeno ofrece a España e Italia un rescate blando del MEDE y préstamos del BEI y para ERTE y autónomos.
6 abril, 2020 02:15Noticias relacionadas
La imagen de descoordinación e insolidaridad que ha mostrado la UE durante las primeras semanas de la crisis del coronavirus ha alarmado incluso a los dirigentes comunitarios más reticentes a avanzar en la integración europea. Los líderes europeos se afanan en las últimas horas en rectificar y tratar de dar una imagen de unidad, aunque sea irreal. La cita decisiva es el Eurogrupo programado para este martes 7 de abril. El objetivo es superar la fractura entre Norte y Sur y pactar un escudo de préstamos por valor de al menos 500.000 millones de euros para hacer frente a la crisis del coronavirus.
El problema es que este principio de acuerdo no responde a las expectativas de España e Italia, los países más golpeados por la pandemia y los que más necesitan la ayuda de la UE. El plan ignora la petición de Pedro Sánchez y Giuseppe Conte de crear una línea de 'coronabonos' para sufragar conjuntamente el enorme gasto público que exigirá la reconstrucción tras la emergencia sanitaria. Y se basa en una acumulación de créditos que disparará aún más la deuda pública de los dos países y los deja vulnerables a los mercados.
De las seis propuestas sobre la mesa para asistir a Madrid y Roma, el Eurogrupo trabaja únicamente en tres, según ha desvelado su presidente, Mário Centeno, en una entrevista a varios medios europeos. En primer lugar, el fondo de rescate de la UE (MEDE) ofrecerá una línea de crédito a los países con problemas de hasta 240.000 millones de euros.
Esta ayuda no estará libre de condiciones, aunque los socios comunitarios están dispuestos a suavizarlas para evitar "cualquier estigma". Pero si España o Italia piden el rescate, deberán cumplir los ajustes exigidos por la UE para "volver a una senda sostenible", según relata el presidente del Eurogrupo. Países Bajos son los más duros en la petición de condicionalidad para activar el MEDE.
La segunda medida que previsiblemente aprobará el Eurogrupo del martes es la ampliación de la potencia de fuego del Banco Europeo de Inversiones (BEI), el banco público de la UE. Se trata de una garantía de 25.000 millones de euros que deben aportar los Estados miembros y que permitiría una financiación adicional de 200.000 millones de euros para las empresas de todos los Estados miembros.
¿Se plantarán de nuevo España e Italia?
Finalmente, Centeno espera que los ministros de Finanzas de la UE den luz verde a los préstamos de hasta 100.000 millones de euros que ha ideado la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, para ayudar a financiar ERTE y ayudas a autónomos. Son tres redes de seguridad para los Estados, las empresas y los trabajadores que suman medio billón de euros, sostiene Centeno.
¿Qué pasa con los 'coronabonos' que reclaman Italia y España o con el fondo de reconstrucción que defiende Francia? "La idea de una emisión de deuda conjunta se ha encontrado con un fuerte apoyo entre algunos Estados miembros, pero también con alguna resistencia", explica Centeno en referencia al veto de Alemania y Países Bajos. "Como presidente del Eurogrupo, mi meta es forjar consensos. Pero no soy una voz pasiva. Siempre presionaré a favor de más integración", añade.
"Algunas personas (entre ellas Pedro Sánchez) han mencionado la idea de un plan Marshall. Ahora, cualquier plan Marshall deberá ser financiado por los europeos. Nosotros somos nuestra mejor y única línea de defensa. No hay ni EEUU ni ningún otro país en el que podamos confiar", sostiene el presidente del Eurogrupo.
La gran incógnita ahora es saber si España e Italia aceptarán este plan de mínimos del Eurogrupo o se plantarán por considerar insuficiente la solidaridad de la UE, como ya hicieron Sánchez y Conte en la videocumbre del pasado 26 de marzo. El presidente del Gobierno ha remitido este domingo un artículo a 10 periódicos europeos en el que insiste en su defensa de los eurobonos. "El futuro de Europa está en juego en esta guerra contra el coronavirus", sostiene.
A diferencia de Italia, Sánchez no rechaza de entrada un rescate blando del MEDE. "Siempre que sea para todos y no esté sujeto a condiciones, el Mecanismo Europeo de Estabilidad puede ser útil en esta fase inicial para inyectar liquidez en las economías de la UE a través de una línea de crédito", sostiene. No obstante, el presidente del Gobierno resalta que el MEDE no será suficiente a medio plazo y sigue reclamando a sus socios "un nuevo mecanismo de mutualización de la deuda".
El presupuesto de la UE también divide a Norte y Sur
Incluso en Países Bajos y Alemania empiezan a surgir grietas por la insolidaridad con sus socios europeos. Dos de los socios de la coalición que sostiene el Gobierno de Mark Rutte (los liberales progresistas del D66 y los cristianos de izquierdas) han criticado al primer ministro por su insensibilidad al sufrimiento en Madrid y Roma y piden más ayudas.
En Alemania, los exministros de Exteriores Joschka Fischer (Verdes) y Sigmar Gabriel (SPD) han firmado un artículo conjunto en el que que piden un plan Marshall de la UE para Madrid y Roma para contrarrestar la influencia que China y Rusia tratan de conquistar en esta crisis. "Ni España ni Italia serán capaces de captar los fondos necesarios para reconstruir sus economías", avisan.
La que sí parece haber renunciado definitivamente a los eurobonos es la presidenta Ursula von der Leyen, estrecha aliada de la canciller Angela Merkel, pese a que en teoría su papel es defender el interés general de la UE. En un artículo publicado este domingo en varios medios europeos, la jefa de la Comisión sostiene que es el presupuesto de la UE para el periodo 2021-2017 el que debe funcionar como plan Marshall para la UE.
Lo que von der Leyen no aclara es qué cambios va a proponer Bruselas a las cuentas comunitarias para que salgan adelante tras la fallida cumbre de febrero. La presidenta de la Comisión parece olvidar que el presupuesto plurianual también ha provocado una fractura entre los países ricos del Norte, que quieren limitar al mínimo sus contribuciones a la UE, y los del Sur que se benefician de las ayudas comunitarias y piden más dinero.