Abierto el plazo de solicitudes. La línea de crédito blanda de 240.000 millones de euros por el coronavirus del fondo de rescate de la Unión Europea (MEDE) ya está disponible para quien requiera asistencia. Tras semanas de negociaciones acaloradas, la junta de gobernadores del MEDE ha aprobado este viernes definitivamente este instrumento. Cada Estado miembro de la eurozona puede pedir hasta un 2% de su PIB para gasto sanitario con mínimas condiciones.
Aunque esta línea de crédito extraordinaria está abierta a todos, en realidad se ha diseñado pensando en Italia y España, los países más golpeados por la pandemia. Para nuestro país, la oferta de la UE es un préstamo a 10 años de 24.900 millones a coste casi cero. Una oferta a la que el Gobierno de Pedro Sánchez puede acogerse desde ya y que estará vigente hasta el 31 de diciembre de 2022.
¿Le conviene a España pedir ayuda al fondo de rescate? La respuesta típica de los dirigentes de la UE es que se trata de una decisión soberana de cada país. Sin embargo, el director del MEDE, el alemán Klaus Regling, ha ido un paso más allá y prácticamente empuja a Sánchez a activar esta línea de crédito. España podría financiar así de forma segura parte del déficit gigantesco provocado por el Covid-19 y se ahorraría hasta 2.000 millones de euros en intereses, alega Regling en una entrevista.
Además, el director del MEDE insiste en que "no hay ninguna condicionalidad asociada, sólo que el dinero se gaste en costes sanitarios, directos e indirectos, ligados a la pandemia". De hecho, tanto Madrid como Roma han batallado intensamente en el Eurogrupo para suavizar al máximo las condiciones, frente a la resistencia de los países más duros como Holanda, que hasta el final pedía reformas económicas a cambio del dinero.
La Comisión Europea ha confirmado por escrito que no habrá programa de ajuste económico ni visitas de los 'hombres de negro' de la troika. Unas exigencias que sí estaban en el rescate bancario de 41.000 millones que solicitó el Gobierno de Mariano Rajoy al MEDE en 2012. "No hay estigma", sostiene el presidente del Eurogrupo, Mário Centeno.
El Gobierno no lo ve necesario (de momento)
La posición oficial de la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, no ha cambiado desde el principio de la crisis. El Gobierno ve positivo que exista esta "red de seguridad", pero por ahora no se plantea acudir al MEDE. "Estamos financiándonos en condiciones muy beneficiosas", ha repetido Calviño este viernes en rueda de prensa. No obstante, tampoco cierra del todo la puerta: la posible decisión de pedir este préstamo se hará "sobre la base del interés general, con el fin de minimizar los costes de financiación".
En la actualización del programa de estabilidad remitida a Bruselas, el Gobierno de Sánchez cifra en alrededor de 5.000 millones de euros el impacto sanitario de la crisis del coronavirus, entre aumento de gasto y reducción de ingresos. Es decir, muy lejos de los 24.900 millones que ofrece la Unión Europea.
Sin embargo, el propio Regling ha aclarado que Bruselas hará una interpretación amplia de lo que significa el gasto sanitario directo e indirecto. El préstamo puede cubrir por ejemplo la construcción de los hospitales de campaña, pero también el refuerzo de los hospitales existentes o los salarios de médicos y enfermeros, así como "costes de confinamiento".
"Cualquier país que pida esta ayuda debería poder demostrar que puede fácilmente gastar el 2% de su PIB (el de 2019) en costes sanitarios, directa e indirectamente. Eso es lo que cuenta y la Comisión se encargará de vigilarlo", asegura el director del MEDE.
"Pedir un préstamo al MEDE permitiría ciertamente algún ahorro en tipos de interés y sería menos restrictivo que en el pasado, teniendo en cuenta la condicionalidad light decidida por el Eurogrupo, pero el ahorro es muy escaso en comparación con los costes de la crisis actual", explica a EL ESPAÑOL Grégory Claeys, experto en política europea de Bruegel, el principal think tank económico de Bruselas.
A su juicio, si Sánchez acude al MEDE en solitario o el primero, "los mercados podrían interpretarlo como un signo de debilidad y podrían aumentar los tipos de interés que piden a España". "No veo que esta posibilidad tenga mucho interés a día de hoy, mientras España sigue teniendo acceso al mercado a bajo coste", señala Claeys.
Hay que usar el dinero barato
Entre las fuerzas políticas españolas en Bruselas, de momento no hay consenso. "España debe utilizar todos los instrumentos que la UE ponga a disposición en esta fase de recuperación de la pandemia para lograr evitar el rescate", asegura la portavoz del PP en el Parlamento Europeo, Dolors Montserrat, que no aclara si considera la línea de crédito del MEDE para sanidad un rescate o no.
"Aún se está a tiempo de evitar el rescate si se toman las medidas económicas necesarias. El Gobierno tiene que hacer un paquete de reformas económicas de calado para afrontar esta crisis", insiste.
El líder de Ciudadanos en la Eurocámara, Luis Garicano, es el único que defiende sin ambages que España debería solicitar el préstamo del MEDE. "2.000 millones (de ahorro de intereses) a mi me parece que es mucho dinero. Si el dinero está ahí y es más barato, hay que usarlo. Me parece preocupante que los dos países que más han peleado por conseguirlo luego se aten las manos diciendo que no lo quieren", alega Garicano.
Una posible solución para reducir el 'efecto estigma' sería que España, Italia y Francia, los países más golpeados por la pandemia, presenten una petición conjunta al MEDE, sostiene el líder de Ciudadanos. En su opinión, Sánchez debe asumir la iniciativa para crear un consenso nacional sobre el uso del MEDE. "La realidad es que, desde el punto de vista objetivo de condiciones, no es un rescate", afirma.
"No hay una respuesta unívoca en estos momentos a la pregunta de si España debe acudir al MEDE. Mientras los tipos se mantengan tan reducidos, no será necesario. Pero, en todo caso, la opción está encima de la mesa sin condicionalidad macro, ni troika, ni 'hombres de negro'. Habrá que seguir la evolución de los mercados para tener una opción más cerrada", asegura a este periódico el eurodiputado Jonás Fernández, portavoz del PSOE en la comisión de Asuntos Económicos de la Eurocámara.
Para la eurodiputada Idoia Villanueva, secretaria de Internacional de Podemos, el Gobierno debe apostar por el fondo de reconstrucción que prepara Bruselas antes que por el MEDE. "España se está financiando perfectamente en los mercados de deuda, en gran parte por la política de compra de bonos por parte del Banco Central Europeo (BCE), por lo que no es necesario recurrir al MEDE", explica a este periódico.
"Tampoco se sabe cuál sería el efecto de pedir una línea al MEDE en el coste de nuestras emisiones de deuda. Lo que nos ahorramos por un lado lo podemos tener que pagar por otro", apunta Villanueva. "Nuestro objetivo es claro: que bajo ningún concepto la financiación suponga condiciones ni ahora ni dentro de unos años", subraya la portavoz de Podemos.
Sin imposiciones de Bruselas
El líder de Vox en la Eurocámara, Jorge Buxadé, cree que España sólo debe acudir al MEDE si tiene garantías plenas de que no habrá 'hombres de negro' que impongan recortes a las pensiones, de que la única condición será verificar que el dinero se invierte realmente en gasto sanitario.
"Sólo si se mantiene la absoluta falta de condicionalidad, no vemos por qué no debería pedirlo el Gobierno de España; que no nos pase como las ayudas para la compra de material, que los españoles hemos perdido por negligencia del Gobierno. Pero, repetimos, sin condicionalidad ni imposición alguna de Bruselas", asegura Buxadé a EL ESPAÑOL.
Lo cierto es que ahora mismo -aparte de la intervención del BCE, ahora cuestionada por el Tribunal Constitucional de Alemania- el MEDE es el único instrumento operativo a escala de al UE para asistir a España e Italia en la lucha contra el coronavirus.
En las próximas semanas empezará a funcionar también el instrumento por valor de 100.000 millones de euros para financiar ERTE, que ha sido aprobado este viernes por los embajadores de los Veintisiete. Y sobre el fondo de reconstrucción de hasta 1,5 billones de euros que pide España, ni siquiera hay propuesta formal de Bruselas: no empezará a funcionar, como muy pronto, hasta el otoño y quizá se retrase hasta 2021.