Es su última oportunidad de dejar una huella profunda en la construcción de la UE antes de abandonar el poder y Angela Merkel no quiere dejarla pasar. Para su primer viaje fuera de Alemania desde el estallido del Covid-19, la canciller ha escogido la sede de la Eurocámara en Bruselas: su país ocupa este semestre la presidencia de turno de la Unión. "Europa es capaz de lo mejor si estamos juntos y unidos", ha proclamado en uno de los discursos más encendidamente europeístas de su carrera.
Buena parte de su intervención ante el pleno la ha consagrado a la respuesta común que a su juicio debe dar la UE a la crisis del coronavirus: la "solidaridad" es uno de los ejes centrales de la presencia alemana. Por eso, Merkel ha defendido el acuerdo franco-alemán para crear un fondo de reconstrucción de 500.000 millones de euros cuyo objetivo es acudir al rescate de los países más golpeados por la pandemia, en particular España e Italia. Un plan asumido después por la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, que elevó su dotación hasta los 750.000 millones.
La canciller ve urgente la aprobación de este fondo de reconstrucción, a ser posible durante la cumbre presencial del 16 y 17 de julio en Bruselas o como muy tarde antes de las vacaciones del verano. "Queremos alcanzar un acuerdo rápidamente. Hemos visto un enorme trastorno económico y no podemos perder tiempo porque los más débiles y vulnerables son los que van a sufrir", ha dicho Merkel a los eurodiputados.
"Se necesitarán cesiones por parte de todos los bandos. Nos encontramos en una situación extraordinaria, sin precedentes en la historia de la UE. Y en momentos extraordinarios, Alemania está dispuesta a defender una cantidad extraordinaria de 500.000 millones de euros. Necesitamos unidad europea", sostiene la canciller.
Un mensaje en apariencia dirigido a sus socios tradicionales, los nórdicos del club de los frugales (Holanda, Austria, Suecia y Dinamarca), que quieren reducir el tamaño del fondo de reconstrucción. De hecho, este fondo supone un vuelco total en la posición tradicional de Merkel, no sólo por su dotación sino porque se basará en la emisión de deuda a gran escala por parte de la Comisión Europea.
"Europa sólo emergerá de la crisis más fuerte que nunca si estamos dispuestos a superar nuestras diferencias y a identificar soluciones compartidas. Si estamos dispuestos a mirar el mundo a través del prisma de otros. Europa emergerá de la crisis más fuerte que nunca si reforzamos la cohesión y la solidaridad. Nadie puede sortear esta crisis en solitario, todos somos vulnerables", ha señalado Merkel.
"La solidaridad europea no sólo es un gesto humanitario, es una inversión sostenible. La solidaridad europea no sólo constituye un imperativo político, vale la pena porque traerá beneficios. Ese es el leitmotiv de nuestra presidencia: juntos por la recuperación de Europa", insiste la canciller.
"Creo en Europa"
Aparte de la lucha contra la pandemia y la recuperación económica, Merkel ha citado otras cuatro prioridades centrales de la presidencia alemana: la defensa de los derechos humanos, la lucha contra el cambio climático, la transición digital, y el refuerzo de la independencia y de la autonomía estratégica de la UE en la escena mundial.
La canciller hará todo lo posible para alcanzar un acuerdo comercial con Reino Unido, pero a la vez ha pedido acelerar los preparativos para un posible brexit económico sin acuerdo a finales de año, dado que hasta ahora los progresos en la negociación entre Bruselas y Londres han sido "escasos".
Merkel asume la presidencia de turno con "pasión" y "respeto". "Creo en Europa, soy una abogada ferviente de Europa. No sólo como un legado del pasado sino como una fuente de esperanza para el futuro. Europa no es una especie de destino que se nos impone, sino un proyecto vivo que podemos moldear y cambiar. Europa no restringe nuestro margen de maniobra, en un mundo globalizado nos da más margen de maniobra", ha proclamado.
La canciller ha querido concluir su discurso con una "nota personal". Se ha declarado melómana y ha resaltado su admiración por Beethoven, de cuyo nacimiento se cumplen 250 años coincidiendo con la presidencia alemana. "Cada vez que escucho su música descubro algo nuevo que me toca. Lo mismo se puede decir de Europa, que la redescubrimos como algo nuevo cada día", asegura.