"El aumento del paro juvenil durante la crisis del coronavirus ha sido bastante rápido y afecta a todos los Estados miembros. En el caso de España, donde era ya uno de los más altos de la UE, muchos jóvenes han perdido su empleo porque tenían contratos temporales. Pero también ha ocurrido en Alemania: las ofertas de empleo para jóvenes profesionales han caído más del 40% en un mes", explica el comisario de Empleo y Derechos Sociales, el socialista luxemburgués Nicolas Schmit (66 años), en una entrevista con Invertia y otros medios europeos.
La Comisión Europea acaba de presentar un plan de apoyo al empleo juvenil basado en tres pilares: el refuerzo de la garantía juvenil, es decir, la promesa de una oferta de empleo, formación o prácticas en un plazo de 4 meses; un fortalecimiento de los sistemas de formación profesional; y el apoyo público a los contratos de aprendizaje y en prácticas.
El objetivo de Bruselas es destinar a estas iniciativas al menos 22.000 millones de euros en fondos de la UE en el periodo 2021-2027. El comisario de Empleo pide a los Gobiernos que actúen de forma urgente para combatir el paro juvenil. De lo contrario, los jóvenes se convertirán una vez más los grandes perdedores de la crisis del Covid-19, otra generación perdida que Europa no puede permitirse.
España tenía un paro juvenil del 30% antes de empezar la crisis y será uno de los países que más empleo destruya, según las previsiones de Bruselas. ¿Le preocupan unos niveles de paro tan altos? ¿Cómo pueden ayudar sus propuestas?
Me preocupan todos los jóvenes que están en el paro en Europa. Es verdad que España tenía una tasa de paro juvenil relativamente alta, pero incluso Alemania, con un nivel de desempleo bajo, está sufriendo también dificultades. España tiene además algunas especificidades. Por ejemplo, un sector turístico muy importante que normalmente da trabajo a muchos jóvenes. Y todos sabemos que hay una gran incertidumbre sobre las actividades turísticas debido al virus y esto tiene obviamente consecuencias para el empleo de los jóvenes.
España tiene un sector turístico muy importante que normalmente da trabajo a muchos jóvenes. Ahora hay una gran incertidumbre sobre las actividades turísticas debido al coronavirus y eso afecta al empleo de los jóvenes.
Entre las medidas que pueden reducir el paro entre los jóvenes se encuentran aplicar la garantía juvenil o apoyar los contratos de aprendizaje o prácticas en las empresas. Todo esto lo abordaremos cuando discutamos la estrategia de recuperación con el Gobierno español. Estoy seguro de que el Gobierno español es muy consciente de estos grandes desafíos y por eso la recuperación es tan importante. Tenemos que invertir mucho dinero en reiniciar de nuevo la economía europea y las diferentes economías nacionales.
Es verdad que el mercado laboral español es un poco particular, especialmente debido al gran número de contratos temporales, que afectan más a los jóvenes que a los trabajadores mayores. Esta es también una discusión que debemos tener.
Precisamente, el Gobierno español quiere derogar la reforma laboral de 2012, que según los análisis de la propia Comisión ha permitido limitar la destrucción de empleo durante las crisis y acelerar la reducción del paro en etapas de bonanza. ¿Qué le parece?
En las últimas recomendaciones para España en materia de política económica, la Comisión insistió en los peligros del gran número de contratos temporales de corta duración, incluso antes de la crisis. Este es un problema que tiene que afrontarse. Corresponde al Gobierno español afrontar este problema y nosotros ciertamente lo hablaremos con ellos y veremos qué tipo de medidas toman. No quiero hacer comentarios sobre esta cuestión (la derogación de la reforma laboral) ahora.
El Gobierno español debe afrontar el problema de la alta tasa de contratos temporales, que perjudica más a los jóvenes.
Pero sí que detecto que cuanto mayor es la tasa de contratos temporales, existe un mayor riesgo para la estabilidad en el mercado laboral. Y muchos jóvenes han perdido ahora su trabajo porque tenían contratos temporales y sus contratos, por razones económicas obvias, han desparecido. Esta es una discusión que va a continuar y creo que el Gobierno español tiene que afrontar este problema.
¿Qué aprendió la UE de la anterior crisis en cuanto al paro juvenil que pueda servir de lección para dar ahora una mejor respuesta?
Creo que entonces la UE tardó demasiado tiempo en reaccionar al problema. La garantía juvenil se introdujo en 2013 y la crisis empezó en 2009: costó 4 años adoptar algunas medidas. Lo importante ahora es reaccionar muy rápido. Porque una vez que tienes una alta tasa de paro juvenil, se vuelve mucho más difícil actuar. No es la Comisión en solitario la que puede resolver estos problemas. Nosotros podemos ayudar, podemos dar buenos consejos y especialmente algo de dinero. Pero al final tiene que hacerse a nivel de los Estados miembros.
Tenemos que ser audaces. Porque lo que está en juego es el futuro de los jóvenes y a través de ellos nuestro propio futuro, el futuro de la UE, el futuro de nuestra economía. Porque dentro de unos años tendremos problemas cuando busquemos a profesionales altamente cualificados y no los haya porque no los hemos formado ahora. Tenemos que invertir más dinero ahora porque el paro juvenil crea heridas para los afectados durante gran parte de su vida profesional. Y esto cuesta mucho dinero, también para la sociedad.
¿Qué debe hacerse para mejorar la preparación y la formación de los jóvenes?
Hay que reforzar la formación profesional. Esta es una buena forma de dar a los jóvenes los conocimientos que se piden en el mercado laboral. Porque tenemos dos problemas. Por un lado, hay desajustes entre la formación de los jóvenes y lo que necesita el mercado laboral. Por otro lado, también hay jóvenes que abandonaron la escuela de forma temprana y no tienen cualificaciones. Tenemos que dar respuesta a ambos problemas.
En la anterior crisis, la UE tardó demasiado en reaccionar al problema del paro juvenil. Lo importante ahora es actuar muy rápido e invertir más dinero.
Hay que entender mejor qué tipo de competencias se necesitan en cada país, en cada economía. Trabajar de cerca con las empresas y los interlocutores sociales, identificar dónde están los desajustes y las necesidades y poner en marcha una estrategia nacional de formación y competencias, como ya hace la OCDE. Ese es el camino adecuado para ayudar a la gente a encontrar un trabajo.
Estamos en un periodo en el que hay mucha movilidad en el mercado laboral. Las nuevas tecnologías o nuevas necesidades como la transición verde están creando nuevos tipos de puestos de trabajo. Y para cubrirlos hay que dar a la gente la formación adecuada.
El Gobierno español acaba de aprobar el ingreso mínimo vital (IMV), ¿qué le parece esta medida? ¿Puede nuestro país permitírsela con los elevados niveles de déficit y deuda?
En sus recomendaciones de política económica, la Comisión ya había aconsejado a España algún tipo de medida en materia de renta mínima. Porque hay mucha gente sin ingresos o con ingresos muy bajos y no había un ingreso mínimo nacional en España. Así que España ha adoptado una iniciativa nacional basándose en una recomendación realizada por la Comisión.
La Comisión ya había aconsejado a España algún tipo de medida en materia de renta mínima, porque hay mucha gente sin ingresos o con ingresos muy bajos y no había un sistema nacional en España.
Sobre el aspecto presupuestario no voy a pronunciarme. Siempre hay que definir prioridades y combatir la pobreza, ayudar a la gente a reintegrarse en el mercado laboral -y el ingreso mínimo puede ser un instrumento también para esto- es algo importante. De hecho, vamos a tener una discusión sobre algún tipo de marco para una renta mínima en Europa, porque así lo ha anunciado la presidencia alemana de la UE.
¿Puede financiarse el IMV con las ayudas que recibirá España del fondo de reconstrucción de 750.000 millones de euros que discuten ahora los líderes europeos?
No puedo dar una respuesta definitiva. Pero creo que este plan de recuperación está más centrado en la inversión. No se trata de gastar el dinero sino de invertirlo. Y ese dinero puede invertirse en gente que recibe el ingreso mínimo, pero para darles más formación con el fin de facilitar su reinserción en el mercado laboral.
Pero no veo que este dinero (del fondo de reconstrucción) pueda utilizarse únicamente para financiar durante dos, tres o cuatro años un ingreso mínimo, aunque no quiero disminuir la relevancia en términos sociales de esta medida. Es más importante invertir este dinero en reforzar la economía, en fortalecer la formación de los trabajadores, en mejorar también algunas infraestructuras o en hacer la economía más verde y ecológica, apostando por fuentes de energía alternativas.
Los líderes europeos pidieron que el nuevo fondo SURE de 100.000 millones de euros para financiar los ERTE estuviera operativo el 1 de junio, pero de momento sigue sin funcionar. ¿Qué países faltan por dar las garantías necesarias para ponerlo en marcha? ¿Cuándo empezará a llegar el dinero? ¿Cuánto podría ir a España?
Lo que los líderes pidieron fue concluir las negociaciones sobre SURE en junio y eso se ha hecho: la legislación se ha aprobado. Por lo que sé, estamos a punto de conseguir todas las garantías. El siguiente paso será que la Comisión vaya a los mercados para captar financiación. Esto podría ocurrir en agosto, pero todo el mundo piensa que agosto no es el mejor momento para hacerlo, así que probablemente será en septiembre.
No veo que las ayudas a la reconstrucción de la UE a España puedan utilizarse para financiar el ingreso mínimo vital. Es más importante invertir este dinero en reforzar la economía, fortalecer la formación de los trabajadores o mejorar infraestructuras.
Hemos recibido ya muchas peticiones de ayudas de SURE, creo incluso que superan el límite de 100.000 millones del instrumento. Ahora discutiremos con cada Estado miembro que haya presentado una solicitud y el dinero estará disponible bastante pronto. No es tan problemático que los fondos no lleguen hasta algún momento de septiembre porque podrán utilizarse para gastos que ya se han realizado (en materia de ERTE). Creo que será en septiembre cuando se desembolsen los primeros fondos.
¿En qué fase se encuentra su plan para establecer un salario mínimo europeo? ¿Cuáles son sus argumentos para los países que no lo ven necesario? ¿Su propuesta será vinculante o sólo una recomendación?
Pensamos que unos mejores salarios mínimos tienen un impacto positivo también en el mercado laboral, para resolver los desajustes entre oferta y demanda en algunos puestos de trabajo. Por ejemplo, los países con salarios mínimos muy bajos tienen dificultades para atraer a los jóvenes a esos puestos de trabajo, porque éstos piensan que no están bien pagados y no pueden garantizarse un nivel de vida decente con esos empleos. Por eso optan por otros o incluso por marcharse del país.
La Comisión ha presentado una serie de ideas y hemos iniciado una segunda ronda de consultas con los interlocutores sociales. Los resultados se conocerán a finales de septiembre y la Comisión presentará una propuesta a principios de octubre. Es difícil ser ahora más precisos: no puedo decir a día de hoy si será una directiva o una recomendación, es algo que está abierto.
Las ayudas del nuevo fondo SURE para financiar los ERTE empezarán a desembolsarse en septiembre, pero pueden utilizarse para gastos que ya se han realizado.
Lo importante es que consideramos que el debate sobre los salarios mínimos es oportuno. Algunos pueden decir que estamos en una crisis y no es un buen momento para presentar esta propuesta. Pero nosotros pensamos que es el momento adecuado para hacerlo y por eso lo haremos en octubre.
No será una propuesta que fije una cifra concreta de salario mínimo, sino que se centrará en una serie de parámetros (que todavía se están discutiendo) con el fin de garantizar un salario mínimo digno en relación con los resultados económicos de cada país -como el nivel de productividad y crecimiento- y con el nivel de vida.
Con salarios muy bajos, no se invierte en la gente, no se le da formación ni tampoco se apuesta por tecnologías más modernas. Y al no hacer resto, se acaba reduciendo la productividad. Lo importante en todas nuestras economías -en particular en esta fase de transformación- es invertir en productividad. Y eso significa formar a la gente y facilitarle nuevas cualificaciones. Y cuando se forma a la gente, los trabajadores piden salarios más altos. Por eso es importante que los salarios estén vinculados al crecimiento de la productividad.