Choque de trenes a la vista. La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, llega este jueves a Bruselas para defender su proyecto de contrarreforma laboral ante la Comisión Europea. Una iniciativa que colisiona frontalmente con los postulados de Bruselas, que no sólo se opone a la derogación de la reforma laboral de Mariano Rajoy de 2012, sino que aboga por profundizarla con más medidas destinadas a reducir la brecha entre los contratos fijos y los temporales.
De hecho, el Ejecutivo comunitario espera que el Gobierno de Pedro Sánchez incluya en su plan de recuperación y resiliencia nuevas reformas tanto en el ámbito laboral como en las pensiones. Es una de las condiciones que debe cumplir España para recibir las ayudas por valor de 140.000 millones de euros del fondo anti-Covid de la UE. La vicepresidenta Nadia Calviño asegura que enviará a Bruselas la versión definitiva del plan en enero.
Díaz se reúne en Bruselas con los comisarios de Asuntos Económicos, Paolo Gentiloni, y de Empleo, Nicolas Schmit. Los dos pertenecen a la familia de los socialistas europeos y siempre se muestran exquisitamente diplomáticos en sus declaraciones públicas para evitar poner en apuros a Sánchez. Pero sus servicios son implacables en su defensa de la reforma laboral de Rajoy y la exigencia de medidas adicionales.
¿Cuál será entonces el mensaje de Gentiloni a Díaz sobre la reforma laboral? "El mensaje será por supuesto de diálogo. Estoy muy contento de reunirme con la ministra española de Trabajo. Nosotros estamos plenamente convencidos de la necesidad de incluir en los planes de recuperación y resiliencia una combinación de inversiones y reformas", ha contestado Gentiloni en la rueda de prensa posterior al Eurogrupo de este miércoles.
"Estas reformas deben estar conectadas con las principales recomendaciones que la Comisión dirigió en 2019. Este será uno de los temas más importantes de nuestra discusión", ha agregado.
¿Qué dicen exactamente las recomendaciones de la UE a España del año pasado en materia laboral? Bruselas reclama "favorecer la transición hacia los contratos indefinidos, en particular mediante la simplificación del sistema de incentivos a la contratación", así como "garantizar que los servicios sociales y de empleo sean capaces de proporcionar un apoyo efectivo".
Sobre la intención del Gobierno de coalición del PSOE y Unidas Podemos de derogar la reforma de Rajoy, la Comisión de Ursula von der Leyen ya avisó en febrero de este año de que "será importante que cualquier nueva medida solo se adopte tras una detenida evaluación de sus efectos potenciales y que se preserven los logros de las reformas anteriores".
Calviño contra Díaz
"Las reformas del mercado de trabajo adoptadas en 2012-2013 para hacer frente a la crisis han desempeñado un importante papel en el fomento de una recuperación económica intensiva en empleo que se inició en 2014", apuntaba el informe de Bruselas sobre la economía española.
La ‘contrarreforma’ laboral es una de las principales ambiciones del Ministerio de Trabajo desde que se inició la legislatura. Derogar el entramado que diseñó en 2012 Fátima Báñez bajo la presidencia de Mariano Rajoy es uno de sus máximos objetivos.
Sin embargo, estas intenciones han tenido que ser aplazadas por la pandemia y la crisis económica que ha generado. Aunque la ambición del equipo de Díaz era el de abordar esta cuestión en este mismo 2020, el retraso en la negociación de la ‘Ley Rider’ ha provocado que se tenga que dejar para 2021.
Trabajo se plantea la ‘contrarreforma’ en tres fases. Primero se anularían los aspectos “más lesivos” de la reforma laboral, que consisten, particularmente, en recuperar la primacía de los convenios sectoriales sobre los de empresa, así como su ultraactividad. Dentro de este plan también se plantea una importante reforma de los límites para la subcontratación y la externalización.
En la segunda fase, se abordaría una reforma del despido, con la que se quieren abordar fórmulas para dificultar sus causas. Aunque entre ellas no está, por lo pronto, aumentar su coste.
En la tercera, los elementos que quedarían de la reforma laboral de Rajoy se barrerían con un Estatuto de los Trabajadores del Siglo XXI, proyecto que acaricia el propio Pedro Sánchez desde las elecciones de 2019.
En cualquier caso, cabe recordar que la vicepresidenta Calviño ya ha expresado su objeción a abordar estas cuestiones hasta que, al menos, el país se haya recuperado del impacto de la pandemia.