Con los contagios en España marcando récords diarios y los hospitales de muchas regiones ya desbordados, el debate sobre si hay que optar por un confinamiento estricto o seguir el modelo menos restrictivo de Madrid parece más económico que sanitario.
La veloz expansión del virus de los últimos días se traducirá pronto en más muertes y muchos médicos advierten ya de que la situación es crítica. Sin embargo, el Gobierno se resiste a endurecer el actual estado de alarma y el ministro de Sanidad, Salvador Illa, rechazó este miércoles la petición de varias comunidades de gobiernos del PP y del PSOE de adelantar el toque de queda a las 20:00 horas.
Una decisión que, aunque pueda sorprender, no comparten muchos economistas, ya que la Covid-19 ha demostrado que sin el control de la enfermedad no es posible que el PIB se recupere.
"No hay dilema entre salud y economía. Lo que daña la economía es la duración de las medidas más que su dureza. Lo peor es mantener un confinamiento light que dura y dura pero no logra doblegar la curva", explica a este periódico el profesor de Fundamentos del análisis económico de la Universidad Complutense de Madrid, Miguel Sebastián.
Hace ya tiempo que ante la expansión de la tercera ola, Alemania decidió confinar a su población y salvar la cuenta de resultados de la hostelería con ayudas directas que ha podido poner en marcha gracias a la fortaleza de sus finanzas públicas.
En el caso de España, esa opción no está sobre la mesa porque dispararía la deuda pública a pesar de que los hosteleros de muchas comunidades autónomas, como Valencia, denuncian la situación crítica de sus negocios. También el Banco de España calcula que el 75% de las empresas que operan en los sectores más golpeados por la Covid-19 estaría ya en números rojos.
El propio gobernador, Pablo Hernández de Cos, ha llegado a reclamar al Gobierno que sustituya los préstamos del ICO -que fueron muy efectivos en un primer momento- por ayudas directas. Algo que también vienen pidiendo los empresarios a través de CEOE, Cepyme y ATA. Y que reclaman todos los economistas consultados por este periódico.
Hostelería y comercio
Sin embargo, las restricciones están volviendo con la hostelería y parte del comercio como principales damnificados en esta nueva ola pese a que se decidió aligerar las restricciones en Navidad precisamente para ayudar a estos empresarios.
De hecho, el panel de Funcas rebajó ayer hasta el 6,3% sus estimaciones de crecimiento para 2021 después de que siete de sus 20 casas de análisis hayan empeorado sus cálculos debido a la evolución de la pandemia.
"La curva de la segunda ola estaba bajando en noviembre, pero se decidió 'salvar la Navidad'. Lo mismo ocurrió en verano, cuando se quiso 'salvar la temporada' y volvieron a aumentar los contagios con la curva ya controlada", lamenta Sebastián.
En este contexto, la polémica la abonó el pasado martes la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, al descartar adelantar el toque de queda a las 20:00 horas para 'ayudar' a los hosteleros. "Para arruinar a la hostelería, conmigo que no cuenten", afirmó.
Distintos modelos
Llegados a este punto, el analista financiero, Juan Ignacio Crespo, considera que ante las sorpresas continuas que está dando esta pandemia, España debe probar los dos modelos (el de Madrid y el de las comunidades autónomas con más restricciones) para ver cuál es el que mejor funciona. El motivo es que la evolución del virus está siendo inexplicable en muchos frentes.
"Madrid se recuperó de la segunda ola con menos restricciones que otras comunidades y hoy no está peor que el resto. ¿Funciona su modelo o es casualidad? Es momento de probar", explica Crespo.
En todo caso, matiza que de tener el pulmón financiero de Alemania, lo mejor sería confinar 15 días enteros para atajar la enfermedad cuanto antes. Pero poniendo sobre la mesa una generosa cuantía de ayudas públicas para sostener las empresas afectadas durante los días de cierre de actividad.
Comportamiento del consumo
En este sentido, aunque en la historia reciente no teníamos el precedente de una pandemia, los datos que los servicios de estudio han recopilado en los últimos meses demuestran que cuando se avanza en combatir la Covid-19 y se abren las restricciones, la recuperación se acelera.
Los gráficos de BBVA Research sobre el gasto con tarjeta en los últimos meses muestran cómo en aquellas regiones en las que la incidencia acumulada es mayor se deteriora el consumo de los ciudadanos. Y al contrario, cuando la situación sanitaria se controla, los consumidores vuelven a gastar.
El economista jefe de BBVA Research para España, Miguel Cardoso, reconoce que "hay una relación directa" entre la evolución de la pandemia y el consumo, que es necesario para impulsar la recuperación.
Sus datos reflejan que cuando se levantan las restricciones y se da certidumbre sobre la evolución favorable de la situación sanitaria, el consumo se reactiva de manera prácticamente automática.
Hay que tener en cuenta que las familias españolas han disparado el ahorro en los últimos meses y este hecho puede acelerar la recuperación del PIB si se logra vencer a la Covid-19.
Los institutos económicos que recoge el panel de Funcas detectaron una caída del consumo de los hogares en la recta final de 2020 precisamente por las restricciones sobre la actividad en muchas comunidades autónomas.
Ante la situación actual, aunque BBVA Research no ha hecho el cálculo del impacto que tendría en el PIB un confinamiento duro en el primer trimestre de este año, sus analistas rebajaron sus previsiones la pasada semana al 5,5%, cifra más pesimista que la de Funcas.
La vacuna
Dado que el servicio de estudios del banco considera que "todo lo que sea introducir restricciones" a la actividad es un sesgo a la baja en las proyecciones económicas, considera que lo más eficaz para acelerar la recuperación es acelerar al máximo la vacunación.
Las firmas del panel de Funcas estiman que en junio estará vacunada entre el 30 y 45% de la población española y que el año acabará con cifras de entre el 70 y 80% de vacunados.
Hasta entonces, la recuperación será nula o muy débil en España y si no se ponen sobre la mesa ayudas más ambiciosas, muchas empresas acabarán en situación de insolvencia.