¿Funciona la 'curva de Laffer'? La Covid y Madrid reabren la guerra ideológica fiscal
Liberales y socialdemócratas discrepan sobre los efectos de las subidas de impuestos en la recaudación. Pero coinciden que en tiempos de crisis, mejor una fiscalidad baja.
2 mayo, 2021 03:42Noticias relacionadas
Toca hablar este domingo de la servilleta más famosa de la historia, la que utilizó el profesor de Economía de la Universidad de Chicago, Arthur Laffer, en 1974 para dibujar una curva con la que explicar a miembros del Gobierno de Gerald Ford los efectos de una subida de impuestos.
Donald Rumsfeld y Dick Cheney (jefe y subjefe del gabinete del presidente) se reunieron con el economista y el periodista de The Wall Street Journal, Jude Wanniski, en el Hotel Washington para buscar alternativas a una subida de impuestos del 5% con la que la Casa Blanca pretendía combatir la inflación.
La teoría plasmada en aquella servilleta -que acabó en la basura y fue sustituida por una imitación que se puede ver hoy en el Museo Nacional de Historia de EEUU- se ha convertido en los últimos años en motivo de disputa entre liberales y socialdemócratas.
Laffer dibujó una curva que partía de un punto en el que no hay impuestos, ni recaudación. A partir de ahí, a medida que se van subiendo los tributos, aumentan los ingresos del Estado.
Sin embargo, esa curva marca un punto de inflexión cuando se llega al momento en el que la presión fiscal es tan alta que desincentiva la actividad económica. De esta manera, ante una nueva subida de impuestos, lejos de aumentar la recaudación, lo que ocurre es que disminuye.
Desde que Laffer plasmó su teoría en la famosa servilleta, su idea ha sido abrazada por los partidos liberales para justificar su defensa de las bajadas de impuestos para recaudar más. Algo que no termina de compartir la socialdemocracia, que defiende que para elevar los ingresos públicos hay que elevar la presión fiscal.
Un debate que se vivió en Estados Unidos, cuando Donald Trump decidió acometer una agresiva bajada de impuestos, cuestionada ahora por su sucesor, Joe Biden, que tiene que financiar la deuda que ha dejado la pandemia. Mientras, en España se ha desarrollado de manera intensa en las últimas semanas con la campaña electoral de las elecciones de Madrid.
¿Funciona la curva de Laffer, como defienden los liberales, o es un engaño, como sostienen sus detractores?
"Depende de qué punto de la curva partas y de la situación económica", explica el economista Javier Santacruz. De hecho, hay muchos factores que hay que tener en cuenta antes de decidir rebajar los impuestos si lo que se quiere es incentivar la economía para recaudar más.
El primero, señala Santacruz, es determinar en qué momento de la economía estamos. No es lo mismo acometer reformas fiscales en tiempos de bonanza que en momentos de crisis económica. En segundo lugar, es fundamental el nivel de impuestos del que se parta, ya que si se viene de impuestos ya bajos, el aumento de la recaudación será menor que si se viene de tributos altos.
Por último, añade el economista, también depende de a qué impuestos se aplique la bajada tributaria. En este sentido, abordar rebajas en los impuestos directos: IRPF, Sociedades o cotizaciones sociales, siempre tiene un efecto positivo intenso, mientras que tratar de recaudar más con impuestos indirectos es más complicado.
El motivo es que, por ejemplo, en el caso del IVA, sobre determinados productos es más complicado conseguir que se aumente el consumo por un motivo fiscal, si bien, como se vio con el cine, una subida de impuestos sobre determinados servicios puede tener repercusiones.
¿Funcionaría en España?
Uno de los argumentos que utilizan los detractores de que las teorías de Laffer vayan a tener efecto en España es que nuestro punto de partida en presión fiscal no es todavía lo suficientemente alto como para que una rebaja de impuestos pueda tener un impacto positivo.
En este sentido, un estudio del economista Jacob Lundberg sobre el nivel tributario de los distintos países de la OCDE llegaba a la conclusión de que España todavía está en el lado izquierdo de la curva de Laffer, es decir, en un punto en el que hay margen para elevar la presión fiscal antes de llegar a ese momento de inflexión.
Sin embargo, desde el equipo del consejero de Hacienda en funciones, Javier Fernández-Lasquetty se ofrecen datos en los que se afirma que la experiencia de la Comunidad de Madrid ha sido positiva en términos de recaudación con su política de rebajar impuestos. Ello se debe al efecto expansivo que esta política fiscal ha tenido en las inversiones y el crecimiento.
En este sentido, desde el año 2014, los distintos Ejecutivos madrileños han ido aplicando rebajas de impuestos en los Presupuestos regionales. En ese periodo, el PIB madrileño se ha convertido en el motor económico de España, superando a Cataluña -donde los impuestos son más altos- como la región que más aporta a la riqueza nacional.
Según Santacruz, ese cóctel de menos impuestos y más crecimiento ha sido posible porque "las rebajas fiscales se han hecho con una concepción técnica y no ideológica".
También con un Gobierno del PP, el de Mariano Rajoy, se tuvo que acometer el experimento contrario en el año 2011, cuando se aplicó una dura subida de impuestos en un momento de crisis económica y el resultado fue el conocido: lastró la recuperación y por tanto, tuvo un impacto negativo en la recaudación.
Con la lección, todavía reciente, o por temor a lanzar un discurso impopular, hasta el candidato socialista, Ángel Gabilondo, ha afirmado que no subirá impuestos, como exigen sus potenciales socios de la izquierda en caso de que sumaran para formar Gobierno, porque "no es el momento".
Sin embargo, a nivel nacional, el discurso del Gobierno español es distinto y se aboga por una reforma fiscal que incorpore subidas tributarias en un momento en el que las economías europeas están apostando por aplicar rebajas fiscales para impulsar la recuperación.
¿Se atreverá Moncloa? De momento, están aplazando la reforma al año 2022. Parece que hay más consenso del que se quiere hacer ver en que ante una crisis económica, es mejor no subir los impuestos para que el sector público apoye la recuperación. Una idea que -con los matices que se quiera- viene a dar la razón al espíritu de la curva que se dibujó en aquella servilleta hace ya casi medio siglo.