La emisión de criptoeuros está un paso más cerca. El Banco Central Europeo (BCE) ha anunciado este miércoles el lanzamiento de la fase final de diseño y distribución del euro digital, una nueva forma electrónica de dinero que debe servir de complemento a billetes y monedas. Esta fase de investigación durará un total de 24 meses, es decir, hasta 2023. La institución dirigada por Christine Lagarde todavía no ha tomado una decisión definitiva sobre si acuñará euros digitales, aunque todos los pasos que está dando se encaminan en esa dirección.
"Hemos decidido dar un paso más e iniciar la fase de investigación del proyecto del euro digital. En la era digital, las personas y las empresas deben seguir teniendo acceso a la forma más segura de dinero: el dinero del banco central", ha dicho Lagarde en un comunicado.
El miedo a la Libra, la moneda virtual que quiere introducir Facebook, la competencia de otros bancos centrales como el de China y el impacto de la Covid-19 han sido los principales factores catalizadores para impulsar el debate sobre los criptoeuros. El BCE elaboró su primer informe hace 9 meses y desde entonces ha realizado una consulta pública, en la que ciudadanos y empresas han señalado que la privacidad en los pagos es su principal preocupación, así como una primera fase de experimentación.
En esta segunda fase de investigación, el BCE se centrará en un posible diseño funcional del criptoeuro que responda a las necesidades de los usuarios. Para ello trabajará con grupos de discusión y prototipos. El objetivo es identificar en qué casos sería prioritario usar el euro digital para los objetivos que persigue: una forma de dinero del banco central sin riesgos, accesible y eficiente.
En paralelo, el BCE examinará los cambios en la legislación de la UE que serían necesarios para emitir criptoeuros. Una reforma que tendría que ser aprobada por el Ecofin y por el Parlamento Europeo. También se intensificará el trabajo técnico sobre el euro digital con la Comisión Europea.
Impacto en el mercado
Finalmente, la fase de investigación evaluará el posible impacto de un euro digital en el mercado, identificando las opciones de diseño para garantizar la privacidad y evitar riesgos para los ciudadanos de la eurozona, los intermediarios y la economía en general. También definirá un modelo de negocio para intermediarios supervisados dentro del ecosistema del euro digital.
Por ejemplo, para evitar desplazar a los bancos, el BCE está discutiendo varias alternativas. Una posibilidad es poner un límite a la cantidad de criptoeuros que pueden tener los usuarios individuales, por ejemplo un máximo de 3.000 euros. El dinero que supere esta cantidad tendría que transferirse a una cuenta bancaria. Otra alternativa es que los usuarios puedan tener todos los criptoeuros que quieran, pero a partir de cierta cantidad sufrirían una penalización financiera, según ha explicado Fabio Panetta, el representante italiano en el directorio del BCE.
La fase experimental ha demostrado que no existen obstáculos técnicos para crear el euro digital. La infraestructura ya existente, como la que utiliza el eurosistema para los pagos instantáneos (TIPS), podría ampliarse fácilmente para procesar las aproximadamente 300.000 millones de transacciones minoristas realizadas en el zona del euro cada año. También podrían utilizarse alternativas como el blockchain.
El trabajo experimental también ha permitido al BCE identificar posibles opciones para proteger la privacidad, que van desde la segregación de datos hasta el uso de técnicas criptográficas. Panetta sugiere que sería posible hacer pagos offline para pequeñas cantidades de entre 70-100 euros para los que no se registraría ningún dato salvo en las carteras del pagador y del destinatario.
"Finalmente, nuestros experimentos demostraron que la energía que necesita la infraestructura que usamos es insignificante en comparación con el consumo de energía y la huella ambiental de los criptoactivos como bitcoin, que utilizan más electricidad que Grecia o Portugal", ha señalado Panetta.