Hasta en tres ocasiones le han preguntado a Christine Lagarde si mantenía su afirmación, formulada a finales del año pasado, de que no subirá los tipos de interés en 2022. Y las tres veces la presidenta del Banco Central Europeo (BCE) ha eludido repetir esta promesa.
Al contrario, Lagarde ha admitido este jueves que el incremento "sorpresa" de precios registrado en diciembre y enero en la eurozona ha generado una "preocupación unánime" en el Consejo de Gobierno. Y ha sugerido que en su próxima reunión del 10 de marzo, el BCE podría acelerar la retirada de estímulos, lo que acercaría la perspectiva de un subida de tipos.
A la espera de ese momento, El BCE ha decidido mantener sin variaciones su plan, aprobado en diciembre, de retirada 'lenta' del arsenal que desplegó para amortiguar el impacto de la Covid-19. El programa de emergencia contra la pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés) concluirá tal y como estaba previsto en marzo de 2022. Pero el plan ordinario de compra de deuda (APP) continuará hasta el final del año, aunque reducirá su ritmo "paso a paso".
El Consejo de Gobierno tampoco toca por ahora los tipos de interés, que seguirán en mínimos históricos: el tipo general se mantiene en el 0% y la facilidad de depósito para los bancos continúa en territorio negativo (-0,5%). Pero la inflación desbocada que sufre la eurozona podría provocar un cambio de rumbo en cuestión de semanas.
"Con la sorpresa al alza que hemos visto en diciembre y en enero, puedo decirle que ha habido una preocupación unánime en la mesa del Consejo de Gobierno sobre las cifras de inflación, y sobre el impacto que tienen a corto plazo y el impacto que tienen sobre nuestros compatriotas, porque sabemos que la carga recae en primer lugar sobre los más vulnerables y expuestos", ha explicado la presidenta del BCE en rueda de prensa.
La inflación de la eurozona subió hasta el 5,1% en enero, la tasa más alta desde la creación del euro, y se mantendrá en niveles elevados a corto plazo. El encarecimiento de la energía continúa siendo el principal factor que explica el incremento de precios (la mitad del total), pero empieza a registrarse un efecto contagio a los alimentos y otros productos y servicios. El BCE todavía espera que la inflación empiece a bajar a lo largo de 2022, pero por primera vez admite que predominan los "riesgos al alza", en particular a corto plazo.
"Si las presiones en materia de precios se traducen en aumentos salariales superiores a los previstos o si la economía vuelve más rápidamente a su plena capacidad, la inflación podría resultar más alta", reconoce Lagarde.
¿Sigue considerando la presidenta del BCE que una subida de tipos en 2022 es "altamente improbable"? "Sobre las subidas de tipos, nunca hago promesas sin condiciones. En este momento, todavía es más importante estar atento a eso. Lo examinaremos muy cuidadosamente, nos basaremos en los datos y haremos ese trabajo en marzo", ha contestado Lagarde. En su próxima reunión, el Consejo de Gobierno dispondrá de previsiones de crecimiento e inflación actualizadas.
En todo caso, la presidenta del BCE asegura que no va a precipitarse en una subida de tipos y que seguirá la secuencia que ha anunciado. "No subiremos tipos hasta que hayamos finalizado las compras netas de activos. Estamos llevando a cabo una reducción paso a paso de estas compras y en marzo determinaremos, según los datos disponibles, cuál será el ritmo, la velocidad y las cantidades que aplicaremos para el resto de 2022", ha explicado.
Lagarde ha insistido además en que la situación económica en la eurozona es muy distinta a la de Estados Unidos (donde la Reserva Federal ha anunciado una primera subida de tipos para marzo) y también a la de Reino Unido. De hecho, el Banco de Inglaterra ha elevado este jueves su tasa de referencia un 0,5%.
A juicio de la presidenta, la "diferencia crítica" entre la eurozona y Reino Unido tiene que ver con la situación en el mercado laboral. En Reino Unido ya se registra una situación de escasez de trabajadores para los puestos disponibles y hay "mucha presión sobre los salarios". En cambio, en la eurozona "todavía no vemos un movimiento significativo en términos de aumentos de salarios o de negociaciones salariales", aunque la tasa de paro bajó en diciembre al 7%, un mínimo histórico.
En cuanto a la situación económica, el crecimiento se frenó hasta el 0,3% en el último trimestre de 2021, aunque la eurozona ya ha recuperado su nivel de riqueza previo a la pandemia. El BCE prevé que la actividad y la demanda se mantengan "débiles" en los primeros meses del año por el impacto de ómicron, los altos precios de la energía y los problemas de abastecimiento en la cadena de suministro mundial.
"Más allá del corto plazo, el crecimiento se recuperará con fuerza en el transcurso de 2022, impulsado por una sólida demanda interna", ha dicho Lagarde. La continua mejora del mercado laboral permitirá a los hogares contar con más ingresos y gastar más. La recuperación de la economía mundial y el apoyo de la política monetaria y fiscal contribuirán también a la recuperación.