La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha reiterado este lunes que no tolerará que se disparen las primas de riesgo de los países más endeudados (como Italia, Grecia o España), porque eso pondría en riesgo la adecuada transición de la política monetaria. No obstante, Lagarde ha eludido dar ningún detalle sobre el nuevo instrumento anticrisis que prepara el BCE con el argumento de que su diseño aún no se ha concluido.
En todo caso, la presidenta ha garantizado que esta nueva herramienta "será eficaz, será proporcionado y se ajustará a nuestro mandato". "Cualquiera que dude de nuestra determinación, estará cometiendo un gran error", ha dicho Lagarde. Una declaración que evocaba las palabras con las Mario Draghi salvó el euro y puso fin a la crisis de deuda hace ahora 10 años: "El BCE hará lo que sea necesario. Y créanme: será suficiente".
El Consejo de Gobierno del BCE celebró una reunión extraordinaria el pasado miércoles alarmado por la subida continua de las primas de riesgo de Italia y España. Un encuentro en el que se encomendó a los expertos acelerar el diseño de un nuevo instrumento antifragmentación. Además, el BCE reiteró su compromiso de reinvertir de forma flexible la deuda pública que llegue a vencimiento en el marco del programa de emergencia contra la pandemia (PEPP).
[El BCE acelerará la creación de un nuevo instrumento anticrisis para controlar las primas de riesgo]
"Ya sé que es muy tentador preguntarme sobre las bandas, los diferenciales, los criterios, las velocidades o el marco que vamos a decidir, pero no voy a contestar. El trabajo está en marcha", ha dicho Lagarde en una comparecencia ante el comité de Asuntos Económicos de la Eurocámara.
"Basta decir que la fragmentación se afrontará si surge como riesgo y que se hará con los instrumentos apropiados y con la flexibilidad adecuada. (El nuevo instrumento) será eficaz, será proporcionado y se ajustará a nuestro mandato. Y cualquiera que dude de nuestra determinación, estará cometiendo un gran error", ha señalado la presidenta.
Lagarde ha dado a entender que el BCE descarta usar esta vez el programa OMT, que fue el que creó Draghi en 2012 y que nunca se ha utilizado. Los Estados miembros que quieran beneficiarse de la compra de deuda ilimitada por parte del BCE que prevé este programa tienen que pedir el rescate y firmar un memorando de condiciones, lo que lo ha convertido en un instrumento tóxico.
"Nuestra reacción al riesgo de fragmentación dependerá de la situación a la que nos enfrentemos y las situaciones son diferentes cada vez. No hay nada malo con la OMT, es un instrumento que está en nuestra caja de herramientas y puede usarse si las circunstancias lo aconsejan. Pero hemos demostrado una y otra vez en el pasado que podemos diseñar con flexibilidad y creatividad una herramienta que haga frente a la situación específica a la que nos enfrentamos. Y lo haremos de nuevo", ha insistido.
En su comparecencia en la Eurocámara, Lagarde ha justificado su decisión de endurecer la política monetaria por el descontrol de la inflación, que en mayo marcó un máximo histórico del 8,1% en la eurozona. El mandato del BCE es garantizar la estabilidad de precios, definida con el objetivo del 2%, según ha recordado. Según sus últimas proyecciones, el nivel de precios se situará en el 6,8% de media en 2022, lo que obliga al BCE a actuar.
El Consejo de Gobierno decidió el pasado 9 de junio poner fin a la compra de deuda pública a partir del 1 de julio. Además, anunció una primera subida de tipos de 0,25 puntos para su próxima reunión de julio, que ira seguida de un segundo aumento en septiembre, probablemente de medio punto. A partir de ahí, los tipos seguirán subiendo de forma "gradual" pero "sostenida".
Lagarde ha explicado a los eurodiputados que la economía de la eurozona se está viendo lastrada por los elevados precios de la energía, el agravamiento de los problemas de suministro y la incertidumbre provocada por la guerra en Ucrania. Al mismo tiempo, la actividad en el sector servicios está apuntalando la recuperación gracias a la reapertura tras la pandemia y la fuerza del turismo. Además, el mercado laboral resiste de momento a la crisis.
En cuanto a la inflación, el BCE la atribuye sobre todo a la energía y los alimentos, aunque admite que empieza a contagiarse al resto de productos. Los salarios han empezado a aumentar, aunque a nivel "moderado". Lagarde espera que las subidas salariales negociadas se refuercen todavía más durante la segunda mitad del año, impulsadas por las tensiones en el mercado de trabajo, las subidas del salario mínimo y "efectos de compensación por las altas tasas de inflación".
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