El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, inicia este martes su curso político europeo cultivando su estrategia de geometría variable en materia de alianzas dentro de la UE. Participará en una reunión extraordinaria del Gobierno alemán en el castillo de Meseberg, a 70 kilómetros de Berlín, a la que le ha invitado el canciller, Olaf Scholz, de su misma familia política pero con una posición antitética a la de España en la reforma del Pacto de Estabilidad, uno de los asuntos más candentes de la rentrée en Bruselas.
De hecho, un día antes de reunirse con Sánchez, Scholz ha reclamado este lunes un acuerdo en la UE para reducir los altos niveles de deuda que han dejado las últimas crisis. Una petición que contrasta con el techo de gasto récord de 198.221 millones que aprobó el Gobierno de Sánchez en julio para los Presupuestos Generales del Estado de 2023.
"El acuerdo (para reducir la deuda) debe ser vinculante, facilitar el crecimiento y ser políticamente vendible. Y, al mismo tiempo, debe permitir a todos los Estados miembros de la UE capear la transformación de nuestras economías a través de la inversión", ha dicho el canciller en un discurso en Praga, en el que ha expuesto su visión sobre el futuro de Europa.
[Scholz pide un pacto vinculante en la UE para reducir el elevado nivel de deuda pública]
Su Gobierno de coalición semáforo (que reúne a socialdemócratas, verdes y liberales) alcanzó a principios de agosto un acuerdo de mínimos sobre la posición de Alemania en la reforma del Pacto de Estabilidad. El ministro de Finanzas, el liberal Christian Lindner, es el más duro y lleva meses avisando de que el aumento del gasto público contribuye a alimentar la inflación récord que sufre la eurozona.
"Garantizar unas finanzas públicas resilientes y un margen presupuestario exigirá una reducción paso a paso pero suficiente de la deuda en relación al PIB, particularmente en los Estados miembros con niveles de deuda significativamente elevados", reza el documento del pacto. España se sitúa a la cabeza de la UE tanto en déficit (6,9%) como en deuda pública (118,4%), según los datos del cierre de 2021.
Tender puentes
Por su parte, la vicepresidenta primera y ministra de Economía, Nadia Calviño, sostiene que las reglas fiscales vigentes "no responden a las necesidades actuales ni futuras de la UE" en materia de inversión. España y Holanda han presentado una propuesta conjunta para relajar el Pacto de Estabilidad, pero el debate en Bruselas sigue estancado. La Comisión de Ursula von der Leyen tiene previsto presentar propuestas legislativas a finales de septiembre o principios de octubre.
En un intento de "tender puentes" con el sur, Scholz ha dado a entender en su discurso de este lunes que estaría dispuesto a apoyar un nuevo plan de ayuda a nivel europeo similar al fondo SURE de 100.000 millones de euros en préstamos blandos, que se utilizó para financiar los ERTE durante la pandemia.
La defensa de SURE supone un cambio parcial en la posición de Alemania. Hasta el momento, el canciller había rechazado cualquier plan de ayuda a nivel europeo para hacer frente al impacto de la guerra en Ucrania y a la crisis energética, como reclaman Emmanuel Macron, Mario Draghi o el propio Sánchez. Ahora, Scholz abre la puerta a una iniciativa basada en préstamos blandos a devolver, pero sigue descartando un fondo como Next Generation, basado en subvenciones.
En lo que sí hay una convergencia creciente entre Sánchez y Scholz es en materia de la crisis energética provocada por el Kremlin, que es el asunto que centrará la mayor parte de los debates en Meseberg. El canciller alemán ha respaldado este verano la construcción del gasoducto Midcat para mejorar la conexión de la Península Ibérica con el resto de Europa a través de Francia, lo que a su juicio contribuiría a desengancharse del gas ruso.
¿Tiene futuro el MidCat?
Esta tubería "hubiera contribuido masivamente a relajar la situación actual" y "ahora se le echa de menos", asegura Scholz. Él mismo ha abordado personalmente el proyecto con Sánchez y el portugués António Costa, pero también con Macron y con la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen.
España y Portugal apoyan al 100% a Berlín, pero Francia se ha apresurado a cuestionar de nuevo la infraestructura escudándose en su elevado coste (3.000 millones) y su impacto ambiental.
"Un proyecto de este tipo tardaría muchos años en estar operativo y, por tanto, no daría respuesta a la crisis actual. Por eso, los Estados miembros con litoral marítimo han puesto en marcha ahora la construcción de terminales de GNL, que es más rápida y permite importar gas de los países del Golfo o de Estados Unidos", dijo el Gobierno de Macron a modo de réplica a Scholz.
El canciller y Sánchez tendrán que discutir en Meseberg cómo sortear el 'no' de Francia al Midcat. El presidente del Gobierno defiende que es la Unión Europea la que debe financiar cualquier nuevo gaseoducto para culminar la integración de la Península Ibérica en el mercado energético europeo, algo que a su juicio sería positivo para hacer frente al "chantaje energético" de Vladímir Putin.
"En España se localiza el 30% de la capacidad de regasificación de todo el conjunto de la UE, o sea que imagínese la capacidad que tenemos de ofrecer alternativas a la dependencia del gas ruso de economías tan importantes como la alemana. Y yo agradezco sin duda alguna el interés del canciller Scholz en esta interconexión", dijo Sánchez durante su reciente visita a Colombia.
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