La crisis energética desencadenada por la guerra de Vladímir Putin contra Ucrania ha dejado a la UE sin apenas capacidad de maniobra. No es sólo que las arcas públicas estén en mala situación por las ayudas multimillonarias desplegadas durante la pandemia, que han disparado los niveles de déficit y deuda.
Además, los nuevos paquetes de subvenciones que están aprobando todos los Estados miembros para amortiguar la subida de la luz y el gas alimentan la actual espiral inflacionista, con un IPC que marcó un nuevo récord del 9,1% en agosto.
Para evitar que el descontrol de precios se perpetúe, el Eurogrupo ha reclamado ese viernes que las ayudas a los hogares y empresas más golpeados por la crisis energética sean "selectivas" y "temporales".
"Hemos acordado que debemos reducir la inflación. Un fracaso en este sentido provocará que nuestros ciudadanos sean más pobres durante más tiempo", ha dicho el presidente del Eurogrupo, Paschal Donohoe, tras la reunión informal celebrada en Praga.
"Por eso, nuestras intervenciones se coordinarán con la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE). Y haremos todos los esfuerzos necesarios para evitar alimentar las presiones inflacionistas a las que el BCE y nosotros, en tanto que ministros de Finanzas, estamos respondiendo", asegura Donohoe.
Cualquier intervención debe centrarse en "transferencias de renta que tengan un carácter excepcional y sean selectivas en la medida de lo posible", ha agregado.
El Eurogrupo también reclama redoblar los esfuerzos para "evitar una espiral de salarios y precios", para lo que confía en la colaboración de empresarios y trabajadores. "Si la inflación se enquista, seremos más pobres durante más tiempo", argumenta Donohoe. Al mismo tiempo, el presidente ha dicho que no deben tolerarse los beneficios extraordinarios que están logrando algunas compañías como resultado de la crisis.
[Lagarde (BCE) prevé una recesión en 2023 si se produce un corte total del gas ruso]
Por su parte, el comisario de Asuntos Económicos, Paolo Gentiloni, ha explicado que el coste presupuestario de las medidas adoptadas por los Gobiernos hasta ahora en respuesta a la crisis energética asciende al 0,9% del PIB de la UE. "Esta cantidad sin duda aumentará sustancialmente de aquí a final de año", asegura.
Gentiloni resalta que "hay margen para que las medidas se centren más en los hogares y las empresas más vulnerables, como hemos recomendado sistemáticamente en nuestras orientaciones a los Estados miembros". "Por supuesto, reconozco que este principio no siempre es fácil de implementar cuando tantos hogares y empresas, también de ingresos medios, se enfrentan a dificultades", ha admitido el ex primer ministro italiano.
A la reunión del Eurogrupo de Praga ha asistido también la presidenta del BCE, Christine Lagarde, que ha explicado a los ministros la subida sin precedentes de 0,75 puntos de los tipos de interés aprobada este jueves para tratar de poner coto al desbocado aumento de precios.
"La inflación creciente en la eurozona constituye una enorme preocupación. El Consejo de Gobierno está determinado y unido en su decisión de rebajar la inflación al 2%. Es nuestro objetivo primario, nuestra tarea y no vamos a rehuirla. Cumpliremos en estabilidad de precios", ha insistido la presidenta.
Lagarde admite no obstante que el BCE "no puede hacer mucho" para rebajar el precio del gas o la factura de la luz. Esta función corresponde a los Estados miembros de forma coordinada en la UE, con iniciativas como "la reforma del mecanismo de fijación de precios en el mercado" o el impulso a las renovables.
En todo caso, la presidenta ha insistido en que la política fiscal y la monetaria deben jugar "papeles complementarios en el combate contra las presiones de precios y el apoyo a hogares y empresas". "Deben trabajar codo a codo y no contradecirse mutuamente". En este sentido, Lagarde alega que hay una "clara necesidad de mejora" en el diseño de las ayudas públicas, ya que ahora mismo sólo el 15% del total son selectivas. En cuanto a su financiación, el BCE reclama apostar por cheques y subvenciones directas y no tocar los precios.
Lo que más preocupa a los ministros de Economía de la eurozona es que la inflación y la crisis energética acaben provocando una recesión en la eurozona. "Los últimos indicadores apuntan a una ralentización del impulso económico en los próximos meses, sobre todo por el aumento de los precios de la energía", ha admitido Gentiloni.
"La inflación se ha disparado al 9,1%, con enormes diferencias entre los países. Esto está erosionando el poder adquisitivo y causando un dolor creciente a hogares y empresas. Una recesión no es inevitable, pero el riesgo de que se produzca ha aumentado de forma evidente", apunta el comisario de Asuntos Económicos.
Donohoe ha destacado que todas las previsiones apuntan ahora mismo a un "menor crecimiento" en la eurozona, pero no necesariamente a una recesión. "Admitimos que hay un riesgo de recesión, pero la recesión no es inevitable", sostiene el presidente del Eurogrupo.
Por su parte, la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, se ha mostrado mucho más optimista que sus colegas sobre la situación económica. "Todas las previsiones apuntan a una perspectiva de reducción de los precios en los próximos meses y todos los organismos prevén que España siga teniendo un crecimiento fuerte, por encima de la media de la OCDE, de la UE y de los grandes países de la zona euro", ha insistido.
¿Agrava la subida de tipos del BCE los riesgos de inflación? La vicepresidenta le ha restado importancia con el argumento de que el incremento de 0,75 puntos "era esperado por los mercados" y responde únicamente a la lucha contra la inflación, sino también a la necesidad de "contener la depreciación del euro".
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