Lineal de un supermercado.

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Macroeconomía

La economía familiar no va como una moto: cae la demanda de productos básicos y las hipotecas retroceden

Los expertos prevén que estas dos circunstancias se mantendrán en el tiempo.

9 julio, 2023 02:26
Elena Lozano Sandra Tobar

La economía familiar no va tan bien como podría esperarse por los datos macro. Los hogares están ya moderando su gasto, en parte por la bajada de la inflación, pero también debido a una caída de la demanda. Un descenso que se percibe también en el crédito, especialmente en las hipotecas. Las subidas de los tipos de interés y sus consecuencias en la economía están desincentivando a las familias para consumir y adquirir vivienda. Dos tendencias que los expertos creen que continuarán en los próximos meses.

La evolución del consumo ha ido de más a menos en los últimos meses, como reflejan los últimos datos disponibles de CaixaBank Research. De acuerdo con los mismos, en junio el gasto con tarjeta registrado por la entidad creció únicamente un 3%, frente al 5% de mayo, al 7% de abril y al 10% de marzo. Una tendencia que va claramente hacia la ralentización.

Detrás de esta evolución, los expertos del servicio de estudios aprecian un menor dinamismo en el gasto en turismo tras los récords de actividad del año pasado, un menor gasto en transporte por las bonificaciones y la caída del precio del carburante, así como una moderación del desembolso en bienes de primera necesidad debido a la ralentización de los precios de los alimentos.

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"Consideramos que las causas que explican la moderación del crecimiento del consumo en junio no parecen ser especialmente negativas, si bien destacamos que la señal que ofrece el monitor de tarjetas continúa apuntando cierta debilidad del consumo doméstico", apuntan los expertos de CaixaBank Research en su informe, que en su anterior estudio hablaban ya de que "el consumo real se estancó en junio".

Y es que la ralentización de la inflación está generando una moderación en el gasto de los españoles, pero también se está apreciando una caída de la demanda.

Cae la demanda en gran consumo

En el primer cuatrimestre del año, en el sector del gran consumo se observa una contracción acumulada del 2%, siendo enero (-4,2%) y marzo (-4,1%) los meses que peores datos registraron, si bien es cierto que la Semana Santa hizo que en abril repuntase, según datos de la consultora Nielsen IQ.

La principal razón fue la elevada inflación. "El precio es actualmente el factor decisivo en las decisiones de compra y eso está afectando a los volúmenes", apunta la gerente de Estrategia Comercial y Marketing de la asociación de distribuidores y fabricantes Aecoc, Rosario Pedrosa.

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Algo que se puede observar en algunos productos frescos, como frutas y hortalizas, donde el consumo cae un 3,6% en los primeros meses de 2023, o en el pescado, que llegó a registrar caídas del 20% al inicio del año.

Y es que hay que tener en cuenta que los precios de los alimentos en España siguen disparados y que, según prevé el sector, seguirán siendo altos lo que resta de año. Durante el mes de mayo estos últimos moderaron sus alzas hasta el 12%, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Una mujer frente a un estante de verduras y hortalizas.

Una mujer frente a un estante de verduras y hortalizas. Freepik.

La tan aplaudida rebaja del IVA en algunos alimentos no ha sido suficiente para rebajar la elevada inflación. Ni siquiera con la prórroga de esta medida parece que se vaya a aliviar la factura de la cesta de la compra.

Esta situación está provocando giros en los hábitos de consumo de los usuarios al tratar de apretarse el cinturón. Eso se traduce en más cambios de establecimientos en busca de mejores precios, cestas más pequeñas y una mayor frecuencia de compra, lo que está favoreciendo los formatos de tiendas de proximidad.

Previsiones poco halagüeñas

En este sentido, la contracción de la demanda y la tendencia de los consumidores a comprar productos de menor valor para reducir su gasto en la cesta de la compra son los principales desafíos de distribuidores y fabricantes de gran consumo.

Desafíos que marcan unas previsiones poco halagüeñas. El 60% de las empresas prevé que la actual caída en los volúmenes de compra se mantendrá durante todo el año. En concreto, el 38,9% de los distribuidores anticipa que cerrará 2023 con una caída en los volúmenes de compra de hasta el 5%, mientras que un 27,8% prevé que la demanda se estancará. En cambio, el 33,3% restante proyecta crecer en volumen.

Las perspectivas de los fabricantes van en la misma línea. El 56% apunta a caídas en los volúmenes de venta de hasta el 10%, mientras que un 14% espera resultados similares a los de 2022 y el 29,7% pronostica crecer, según datos de Aecoc.

A pesar de ello, "la prioridad de fabricantes y distribuidores es recuperar la demanda, por lo que, previsiblemente, veremos más promociones en el segundo semestre del año", señalan desde la asociación.

El crédito, a la baja

A esta moderación en el consumo de productos básicos se suma la ralentización del crédito que conceden los bancos, en gran parte debido a una menor demanda por parte de los clientes.

Desde mediados del año pasado, cuando empezaron a subir los tipos, y especialmente en el primer trimestre de 2023, se ha producido un descenso acusado de las solicitudes de hipotecas, algo que se debe principalmente al encarecimiento del precio del dinero y al descenso de la confianza de los consumidores.

En concreto, desde el pasado verano, la nueva financiación para la compra de vivienda se ha reducido significativamente, a pesar de mantenerse aún por encima de los datos de 2019 (con cifras hasta abril), como recoge el Banco de España en su Informe de la situación financiera de los hogares y las empresas.

Y es que la subida del Euríbor a doce meses, que ha encarecido la oferta de hipotecas fijas y las cuotas de las variables ya firmadas, no ha hecho más que desincentivar a las familias a comprar vivienda.

Además de no animarse tanto a pedir hipotecas, las familias que ya las tienen están utilizando sus ahorros para devolver anticipadamente el capital con el objetivo de reducir su gasto futuro en intereses.

Como consecuencia de estas dos circunstancias, el saldo vivo de los préstamos concedidos a las familias para la compra de casas se ha reducido considerablemente. Concretamente, en mayo -último dato disponible en la base de datos del Banco de España- se observa una caída del 2,63% respecto al mes de julio de 2022, cuando marcó el pico de los últimos años en 516.242 millones de euros.

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El crédito a los trabajadores autónomos también ha caído, aunque con mayor moderación, mientras que la financiación al consumo se ha mantenido estable, según los datos del supervisor. En ambos casos, con todo, en niveles inferiores a los de 2019.

Esta tendencia también se va a mantener. "Para el segundo trimestre de 2023, los bancos anticipan una caída adicional en las solicitudes de crédito de los hogares", afirman desde el Banco de España.

La intención de los hogares de pedir créditos en los próximos meses va descendiendo mes a mes y, en el caso concreto de las hipotecas, está en niveles más bajos que en la segunda mitad de 2021. "De cumplirse estas expectativas, se produciría un freno en la caída de las solicitudes de préstamos para adquisición de vivienda", pronostica el informe.

Es cierto que los ciudadanos han recuperado poder adquisitivo en los últimos meses debido a la buena marcha de la actividad económica, así como a la bajada de la inflación, que en junio ya se situó en el 1,9% en España.

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Sin embargo, han visto cómo su carga financiera se ha ido elevando debido a la subida de los tipos de interés que el Banco Central Europeo (BCE) comenzó a acometer en julio del pasado año y sobre la que, al menos de momento, no se aprecia final.

"Nosotros hemos subido los tipos y, a menos que haya un cambio sustancial en nuestro escenario central, los continuaremos incrementando en la próxima reunión, así que no estamos pensando en una pausa", anticipaba Christine Lagarde, presidenta del BCE, el mes pasado.

Algo que afecta a todos los españoles, pero especialmente a aquellos que tienen firmada una hipoteca variable, que representan el 29% de los hogares y el 51% de los endeudados, según datos del Banco de España. Y mucho más a las familias con rentas más bajas, lógicamente.

No en vano, el coste medio del saldo vivo de préstamos bancarios de los hogares se elevó hasta el 3,8% en abril, en comparación con el 2,3% en el que se situaba en diciembre de 2021, lo que supone un aumento del 65% del pago por intereses por unidad de deuda.

Y es que el objetivo del BCE con su política monetaria es, precisamente, afectar a la economía para que caiga la demanda y, en consecuencia, la inflación se deshinche. Por el momento esta política de subida de tipos está dejando en España una ralentización del consumo y del crédito más esencial, el de compra de vivienda. Y la tendencia continuará en los próximos meses salvo que se produzca un giro en la estrategia del BCE. Algo que, al menos por el momento, no está en el horizonte.