Los primeros encuentros ya están sucediendo. A principios de la semana pasada, Sánchez se citó con Isidre Fainé, presidente de la Fundación La Caixa, en la Moncloa. Durante la reunión abordaron cuestiones relativas a la actualidad y a la situación de las empresas participadas por la institución, como son CaixaBank, Telefónica y Naturgy. 

Pese a que ha habido informaciones contradictorias, la reunión la pidió el propio presidente del Gobierno, según ha podido saber este periódico.

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El presidente del Gobierno no sólo se ha visto con Fainé. La semana pasada también se reunió con uno de los empresarios más conocidos de España: Juan Roig, presidente de Mercadona. 

Este encuentro tiene especial trascendencia, teniendo en cuenta que el empresario valenciano ha sido muy crítico en las últimas semanas con la situación fiscal y de estabilidad política que se vive en España. 

Concretamente, tanto con su trato a las empresas y la presión a la que se vieron sometidas en los últimos meses de la la pasada legislatura. 

No son los únicos grandes empresarios con los que se ha citado Sánchez en las últimas semanas. Antes de los encuentros citados, el presidente del Gobierno se habría reunido con Florentino Pérez, presidente de ACS, según recogen algunos medios de comunicación. Sin embargo, EL ESPAÑOL-Invertia no ha podido contrastar esta información.  

Más empresarios

De hecho, fuentes cercanas a estos encuentros revelan que el equipo de Sánchez está contactando con más empresarios para organizar citas similares en próximas fechas. Es más, numerosas empresas del Ibex 35 y de grandes multinacionales han recibido ya peticiones de agenda para acudir a la Moncloa.

El presidente del Gobierno no sólo quiere enterrar el hacha de guerra con los empresarios en petit comité. En el acto el décimo aniversario de la plataforma Multinacionales con España, ante los ojos de los responsables de Amazon, Bayer e ING, el presidente del Gobierno buscó la complicidad del auditorio y les prometió un clima de "estabilidad" y "certidumbre" para mantener e incrementar sus inversiones en España durante los próximos años. 

Curiosamente, durante su discurso de investidura de hace unas semanas, Sánchez avisaba, con tono de amenaza, de que las multinacionales iban a pagar más impuestos durante esta legislatura. El cambio del tono de su discurso parece patente. 

El presidente del Gobierno está incluso haciendo acercamientos hacia uno de los sectores que más ha criticado: el energético.

De hecho, abanderó y presentó en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2023 o COP28 el proyecto de Cepsa y Maersk para crear una planta de metanol verde en Huelva. Una iniciativa para la que destinarán 1.000 millones de euros y se generarán miles de puestos de trabajo, aunque la decisión todavía no es definitiva. 

Hay más gestos hacia las empresas. Entre ellos, recuperarlas para una denominación ministerial. Hablamos del Ministerio de Economía, Comercio y Empresas, un departamento al que el Gobierno ha dado todos los poderes para la gestión de lo relativo con el sector privado. 

La vicepresidenta primera y ministra de Economía, Comercio y Empresa, Nadia Calviño. Marta Fernández Europa Press

Un ámbito con el que Nadia Calviño, la todavía vicepresidenta segunda y ministra de Economía, se entiende bastante bien. De hecho, es la figura más valorada entre los empresarios del Gobierno de coalición y esta semana ha estado de expedición en Nueva York para dialogar con inversores internacionales. 

En paralelo, su departamento ha protagonizado un choque singular con el de Yolanda Díaz, el Ministerio de Trabajo, a cuentas de la reforma del subsidio de desempleo. 

Mientras que Trabajo quiere elevarlo hasta los 660 euros al mes, Economía apuesta por mantener los 480 euros actuales y aplicarlos de forma decreciente, variando las cantidades mensuales. Además, quiere rebajar el periodo de duración del subsidio y que pase de los actuales 30 meses a 12. 

¿El argumento? "Queremos pasar de subsidiar el paro a apoyar el empleo", ha indicado la vicepresidenta primera. 

Gestos

Con los gestos citados, y los que puedan llegar, Sánchez aspira a recuperar la relación que tenía con los empresarios durante la primera mitad de la legislatura. En ese momento, la crisis generada por la pandemia llevó al presidente del Gobierno a buscar el apoyo de los sectores productivos en frecuentes actos y reuniones en Moncloa. 

Sin embargo, la relación quedó rota con la otra crisis de la pasada legislatura, la de la inflación impulsada por la guerra en Ucrania. La inflación disparada, afectando a prácticamente toda la bolsa de la compra de los hogares españoles, y las subidas de tipos de interés de los bancos centrales llevaron al socialista a declarar la guerra a las empresas. 

Esto fructificó en varias medidas, entre las que destacaron los impuestos temporales a la banca y a las empresas energéticas. Impuestos que el PSOE se ha comprometido con Sumar a hacer estructurales. Será entonces cuando se constate si Pedro Sánchez ha enterrado el hacha de guerra... de verdad.