Según indican fuentes del INE, el cambio de ponderaciones de los elementos que forman el IPC se hace habitualmente en todos los inicios de año. El criterio que se sigue es el consumo que hayan hecho las familias durante el año anterior. 

De esta manera, lo que más se ha consumido aumenta su peso en la ponderación y cálculo que se hace de la inflación. Y lo que menos se consume rebaja su importancia. 

Llama la atención que entre los productos que pierden peso dentro de IPC que se va a calcular este 2024 están algunos de los que mayores subidas han provocado en este indicador en los últimos años. 

De hecho, la energía y la vivienda son los gastos de los hogares que más peso pierden en la inflación, seguidos de los muebles. En el tercer lugar de este peculiar ranking se encuentra otro de los mayores quebraderos de cabeza de las familias para ajustar sus gastos: los alimentos, cuyos precios se han disparado en los últimos años. 

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De hecho, su coste se mantiene al alza. Pese a que la inflación se modera, los precios de los alimentos siguen subiendo mes a mes, particularmente en el caso del aceite de oliva. 

El caso de los alimentos es especialmente llamativo porque encadena dos años en los que el INE reduce su peso en el cálculo del IPC. 

Más peso

En cambio, en el lado contrario de la balanza, se encuentran el ocio y la cultura. La ponderación en el IPC de estos productos es la que más eleva el INE. 

En segundo lugar, el Instituto eleva el peso de los restaurantes y los hoteles en su cálculo de la evolución general de los precios. En tercer lugar, el transporte es el ámbito que más eleva su peso, pese a las bonificaciones del transporte público, que se van a mantener en 2024.