Una fiesta en casa. Altas horas de la madrugada. Unos amigos encienden la videoconsola para pasar un buen rato mientras cantan en el karaoke. Se dan cuenta de que la experiencia es aburrida. No podían guardar cada actuación ni acceder a un gran número de canciones. De pronto se les enciende una bombilla. En aquel grupo estaban los hermanos riojanos Miguel Ángel y Richard Díaz Ferreira.
Aquella experiencia acabó en la creación de la red social RedKaraoke, que es hoy un gigante de la canción online. La compalía, con sede en Logroño, tiene el apoyo de importantes inversores nacionales y una audiencia de seis millones de usuarios registrados. La mayoría en Estados Unidos, Brasil y Japón.
Los hermanos Díaz Ferreira no son unos recién llegados en el universo startup. Miguel es periodista y pasó por Terra, Ya.com, Yahoo y el Grupo Vocento. Richard es ingeniero, compartió experiencia con su hermano en algunas de esas compañías y llegó a ser responsable técnico de Viajar.com.
¿Había mercado? Lo estudiaron y vieron que no todo eran los bares de karaoke: había un fenómeno en torno a la actividad de cantar. Videojuegos, sitios web de letras de canciones…
Miguel Ángel aporta cifras: “Singstar, el juego de la Play Station, logró las mayores ventas por porcentaje en España y además uno de cada cuatro usuarios de internet visita al menos una vez al mes una web de letras”.
Los primeros pasos
En 2007 ya estaban en Internet. Era una web montada por los dos hermanos. Una web en la que la expansión internacional estaba grabada a fuego: un nombre válido para cualquier idioma, un dominio puntocom, una plataforma lista para ser lanzada en inglés…
Un mes después, percibieron que había demanda. Tanta que hubo un primer comprador: una productora de karaoke de Miami. “Le dijimos que no. No queríamos vender porque era como nuestro niño…”, explica Miguel Díaz Ferreira.
Recibimos una primera oferta de compra en el primer mes pero le dijimos que no; no queríamos vender
Y sin embargo aquella oferta fue “un aldabonazo”.
“Nos dimos cuenta de que había que correr", explica el fundador. "Teníamos que ganar cuota de mercado lo más rápido posible para evitar que nos copiaran la idea".
Para lograr ese impulso recibieron una primera inyección de capital: dos millones de euros aportados por el fondo de capital riesgo Clave Mayor en 2008. Contrataron al equipo y empezaron a internacionalizar la empresa. Lanzaron su producto en Estados Unidos y luego llegaron a Chile y a Japón. El crecimiento en audiencia era “bestial”.
Su modelo de negocio era la publicidad y ese primer año lograron ingresos por valor de 80.000 euros. “Entonces la publicidad se pagaba muy bien”, aclara Díaz Ferreira. Pero su objetivo no era rentabilizar la inversión,sino crecer para conquistar esa cuota de mercado lo más pronto posible. Esa fue la consigna durante dos años.
Canciones… de pago
El guión cambió de forma drástica en 2010. Los ingresos se precipitaron porque el mercado publicitario se desplomó. Tanto por la crisis como por la explosión de grandes actores como Google o las redes sociales. “El incremento de oferta de espacio publicitario era tan fuerte que aunque la demanda seguía creciendo el precio cayó de manera bestial”, relata. La facturación cayó un 60%.
En la empresa probaron varios modelos de negocio: la grabación de un disco, el lanzamiento de tiendas de piezas instrumentales… Pero el cambio sólo llegó al implantar un servicio de pago. Llevaron a cabo una nueva ronda de financiación de 600.000 euros que valoraba la empresa en 8,6 millones de euros. Un inversor destacaba entre todos: Martín Varsavsky (Ya.com, Jazztel).
El fin último era invertir más dinero en cambiar el producto. “Cuando alguien paga quiere más calidad de lo que estás ofreciendo gratis”, precisa el fundador de la empresa. Hicieron un gran desembolso para adquirir catálogo de música en mp3, de mayor calidad respecto a la que tenían en ese momento en su plataforma. Pero el reto fundamental fue el aterrizaje en el móvil. Al desarrollo de la aplicación móvil se destinó una parte de esa segunda inyección de capital.
El efecto del cambio fue inequívoco: en un año pasaron cambiaron por completo el reparto de los ingresos. Si en 2011 el 95% procedía de publicidad, a finales de 2012 este capítulo apenas representaba el 5%. El resto tenía su origen en las suscripciones.
“Nos mantuvimos o perdimos un poco”, explica Miguel Ángel, que decidió marcharse a Estados Unidos para abrir ese mercado a principios de esta nueva fase.
El mercado español
Los problemas llegaron de nuevo en 2013. El dinero se empezaba a agotar y el crecimiento no se aceleraba. Probaron todo para lograrlo: desde acuerdos con discográficas a aplicaciones para niños. “Esas cosas nos han ido dando ruido. Pero se ha ido perdiendo presencia en la comunidad”, admite el cofundador.
El pago era un muro demasiado alto que enjugaba las pérdidas en el balance pero no permitía crecer. El mercado español es difícil para quien quiere cobrar por algo.
Así lo describe el cofundador: “Tiene un gran volumen pues hay mucha gente a la que le interesa el karaoke, pero a muy pocos les gusta pagar”. Eso ha llevado a la empresa a ceder el liderazgo en España a su más directo competidor, Smule. Se trata del desarrollador de la aplicación Sing. Esta y otras apps les permitieron facturar 40 millones de dólares -37,2 millones de euros al cambio actual- en todo el mundo durante el pasado año. Su audiencia de pago: 350.000 suscriptores.
El mercado español del karaoke tiene un gran volumen, pues hay mucha gente a la que le interesa el karaoke, pero a muy pocos les gusta pagar por el contenido
La consecuencia es un nuevo cambio de modelo. La empresa derribará parte de su muro de pago y lo hará más poroso. La publicidad volverá a ser su gran fuente de ingresos y ofrecerá mucho contenido gratuito: pasará de 40 canciones sin coste en iPhone a más de 30.000, la mitad de sus títulos. ¿Qué sacan quienes pagan? Nada de publicidad, todo el catálogo y todas las funcionalidades de la aplicación.
El futuro, un comprador
“Queremos crecer y ser atractivos para compañías que se planteen comprarnos”, explica el cofundador. Sus argumentos: la experiencia en el sector, el volumen de usuarios y el balance de una compañía saneada: en 2013 lograron unas ventas de más de medio millón de euros.
Los posibles compradores son servicios de streaming de música como las aplicaciones Spotify o Deezer. También aplicaciones de vídeo como la estadounidense Netflix o la española WuakiTV. Incluso grandes compañías de videojuegos.
Los antecedentes de otras compras hay que encontrarlos precisamente entre 2007 y 2008 durante los primeros pasos de RedKaraoke. Era un momento en el que los productos online “no estaban maduros porque estaban adelantados a su tiempo”.
Hubo dos operaciones: el ‘gigante’ de los juegos Electronic Arts adquirió a la norteamericana Singshot y Fox Interactive (del gran grupo de medios News Corp) se quedó con la web KSolo.
En palabras de Miguel Ángel Díaz Ferreira, no se trata de “dar el pelotazo” sino de mantener el proyecto bajo el paraguas de un jugador destacado del sector del entretenimiento: “Si hubiera una compañía que nos apoyara, tendríamos un avión". Ha habido dos conversaciones en el último año pero muy superficiales: “Ha sido insuficiente y lo que nos ofrecían no nos convenció”.
Antes de pensar en una potencial venta de la empresa, los hermanos Díaz Ferreira quieren pisar el acelerador. Hoy cuentan con seis millones de usuarios registrados y añaden 150.000 cada mes pero necesitan más. Con el relanzamiento y la publicación de una nueva aplicación esperan doblar esa cifra a principios del próximo año.