Apoorva Metha era trabajador de Amazon. En 2012 decidió crear su propio proyecto. Vio un negocio en un sector, el de la gran alimentación, en el que pastel online es aún muy minoritario. Cuatro años después, Instacart es una empresa valorada en más de 2.000 millones de dólares con inversores de los más destacados de Silicon Valley.
El de Instacart es el espejo en el que se miran algunas de las pequeñas ‘startups’ españolas, como Comprea o Deliberry, que han surgido en este sector en el último año. Lo hacen en un país en el que el apenas el 1% de las ventas de las empresas de distribución se hacen por internet. El objetivo: hacer que la mejor (y más rápida) entrega y selección de los productos hagan crecer un negocio aún por explotar. ¿Lo lograrán?
Un sector muy joven
Ambas compañías surgieron en los primeros meses del año 2015. Cumplen un año de actividad. Ambas han recibido financiación, aunque en cantidades diferentes. Comprea ha sumado una pequeña inversión de su aceleradora Plug and Play y Deliberry ha alcanzad3 millones de euros en dos rondas de financiación con la ‘creadora’ de startups desarrollada por los fundadores de Wallapop a la cabeza. Y ambas iniciaron el camino con la ambición de generar negocio donde hoy por hoy los grandes distribuidores no lo ven: en la venta por internet y la entrega en el mismo día.
El negocio es relativamente sencillo. Cobrar una comisión fija al comprador no sólo por entregar un pedido de productos a domicilio, sino por elegirlos de manera personalizada con profesionales en cada una de las tiendas. Un ‘shopper’ especializado (en el caso de Deliberry lo hacen mujeres de más de 45 años seleccionadas a través de un programa de Cáritas) hace la compra en el interior de las tiendas y un repartidor se encarga de llevarla en menos de un ahora.
Los dos equipos de emprendedores han tenido que vérselas tanto con los grandes distribuidores como con pequeños para llegar a acuerdos de colaboración para comprar sus productos. En el caso de Comprea colabora con Carrefour, Mercadona, El Corte Inglés y otras cadenas locales de Madrid y Valencia (las ciudades en las que está presente). En Deliberry, cuentan con acuerdos como otras tantas cadenas y trabajan para incorporar a otras firmas de pastelería, gourmets, droguería o congelados.
Las dificultades
Romper la barrera de la confianza de los consumidores para comprar productos frescos en internet es uno de los grandes escollos. Es, quizás, la razón principal que coloca a España como uno de los países con un porcentaje más bajo del negocio digital frente al físico.
El otro escollo lo señala Javier de la Llave, de Comprea: “La disponibilidad de repartidores en días más duros”. Muchos de los profesionales que entregan los productos son autónomos y pueden o no aceptar los productos. “Hay que ajustar la oferta los días de más demanda, con viento o lluvia”.
La rentabilidad
Más allá de los obstáculos, sobre este tipo de negocio ha sobrevolado la sombra de la duda en torno a su capacidad para ser rentables a largo plazo. En los últimos meses, se han intensificado esa incertidumbre: con los estrechos márgenes, ¿será posible hacerlo rentable alguna vez y justificar sus 2.000 millones de dólares de valoración? Su fundador aseguraba que era rentable en diez de sus mercados.
“El modelo va a ser sostenible: casi la mitad de nuestros pedidos (40%) tienen un margen positivo”, explica Gemma Sorigué, CEO de Deliberry. Para ella, como en otros muchos sectores con márgenes muy estrechos, la clave está en el volumen de pedidos. Si se aseguran que éstos sean altos, será más fácil alcanzarla.
Hoy por hoy, estas compañías cobran una comisión fija. Pero en el caso de Deliberry hay una vía de ingresos: cobran otra a los distribuidores por cada una de las compras que se hacen.
¿Y si Mercadona despega?
Surge una duda: ¿Qué ocurre si llega un momento en el que los grandes distribuidores de alimentación se ponen las pilas y ofrecen un buen servicio de entrega a sus clientes? “Sería muy bueno que todos los grandes distribuidores apuesten mucho más por internet; nos beneficia a todos porque se genera hábito de consumo”, reconoce Sorigué.
Tanto Sorigué como De la Llave advierten de que pese a la apuesta online de los gigantes como Mercadona, necesitarán un ‘jugador’ que pueda hacerle el trabajo ‘sucio’. “Su negocio principales la venta y competidores como nosotros les estamos resolviendo toda la logística”, apunta la primera directiva de Deliberry.
Dos años intensos por delante
Pese a las dificultades, las compañías esperan que en los dos próximos años el panorama cambie radicalmente. En el caso de Deliberry, esperan multiplicar por diez sus ventas (hoy cuenta con 50 trabajadores, entre los que 35 son repartidores y compradoras), aunque no precisa cuanto facturó en 2015. Hasta ahora, según sus cifras, ha conquistado 6.000 clientes y ha entregado más de 250.000 productos a domicilio.
Por su parte, Comprea espera que 2016 sea su “primer gran año”. Quiere cerrar una ronda de financiación importante. “Creo que este año y el siguiente van a ser claves para este sector”, recuerda De la Llave.
Lo visto hasta ahora ha sido una mera exploración de un segmento aún por hacer. Mucho por crecer.