En pleno boom turístico y con una actividad en plena explosión. El gigante de los alojamientos turísticos Airbnb ha declarado su primera caída de ingresos en la sociedad filial con la que opera en España. En total ingresó 2,6 millones de euros, después de que tocara techo en 2014. La compañía dueña de la principal plataforma de alquiler sigue concentrando el grueso de su negocio en Irlanda, como sucede en las principales tecnológicas. En los cuatro últimos ejercicios ha tenido bajo inspección todos los impuestos, sin que ninguna haya acabado en sanción.
Esos 2,6 millones de euros, representan unos 100.000 menos que hace tan sólo un año y acarrea la primera caída en un momento de pura expansión en su actividad de intermediación entre oferta y demanda de apartamentos turísticos, según las cuentas a las que ha tenido acceso EL ESPAÑOL. No en vano, la compañía confirmaba el pasado mes de enero que durante 2015 gestionó el hospedaje de cinco millones de turistas, justo el doble que un año antes.
A eso hay que sumar otro dato relevante: esta primera rebaja en el negocio declarado tiene lugar en un momento de florecimiento del sector turístico. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), España registró durante ese 2015 un récord: 68,1 millones de turistas internacionales, un 4,9%.
El estancamiento no sólo tiene que ver con los ingresos, sino también con la plantilla. La sociedad, que fue constituida en 2011, ha mantenido estable en 13 empleados su equipo en España, después de que en 2014 tocara techo con un total de 36.
Una empresa rentable
Con su actividad, ¿es una sociedad rentable para la estadounidense? Sí lo es, ateniéndose a lo plasmado en las cuentas. En 2015 obtuvo un beneficio neto de 108.000 euros, mientras que el año anterior fue de 27.000.
Si se suman todos los ejercicios desde 2012, la empresa ha pagado 238.000 euros de impuesto de Sociedades por los beneficios obtenidos desde que arrancó, según las cuentas.
Dublín, centro de operaciones
El de 2015 fue el segundo ejercicio en el que la sociedad filial trabajó en exclusiva con la matriz irlandesa. En 2012, cuando arrancó en España, la sociedad ofrecía servicios a la empresa estadounidense Airbnb Inc. Le cobraron 1,2 millones en servicios de marketing.
En 2013 cambió la estrategia y decidió abrir sede en Dublín, como tienen la mayor parte de las grandes tecnológicas. Y es a la sociedad radicada en la capital irlandesa a la que facturó algo más de un tercio de los 2,6 millones de euros de volumen total de negocio. A partir de 2014, toda la actividad se concentró en ese ‘centro de operaciones’ europeo.
¿Mucho o poco?
La estructura es la misma que otras muchas compañías tecnológicas y de internet: la filial española ofrece servicios de marketing y promoción de la actividad principal que factura a la sociedad irlandesa. De esta forma, todos los ingresos (y los posibles beneficios), procedentes de las comisiones que cobran del 3% a los anfritriones (propietarios del piso) y entre un 6% y un 12% a los huéspedes, se quedan en Irlanda, donde su impuesto de sociedades es del 12,5% (frente al 25% de España).
Este negocio declarado, ¿es mucho o poco? Sólo hay una cifra disponible para compararlo. Y es de la misma empresa reflejado en un estudio que presentó en el primer trimestre de este año sobre su actividad en España. En aquel documento mostró una cifra: el impacto económico que la plataforma había generado en Barcelona durante ese ejercicio 2015 fue de 740 millones de euros.
Sea como sea, es imposible saber la cifra de negocio real de la compañía en España. De hecho, sus responsables en una entrevista concedida a este medio aseguraron que no tenían previsto compartir las cifras totales. “No damos esas cifras; no tenemos obligación de darlas y hasta ahora ésa es la política de la empresa”, apuntaron.
Ingeniería fiscal
Sobre esta práctica fiscal en el sector de la llamada ‘economía colaborativa’ ya han mostrado su preocupación las autoridades fiscales estadounidenses, tal y como recogía en abril al agencia de noticias Bloomberg. “La naturaleza de su negocio y la estructura de las empresas pueden permitirles mantener esencialmente la totalidad de sus ganancias fuera; a menos que los sistemas fiscales puedan encontrar una manera de lidiar con esto, la pérdida de ingresos puede ser enorme”, apuntó un exabogado fiscal en el Departamento del Tesoro.
Airbnb está valorada hoy en más de 25.500 millones de dólares, por encima de los principales gigantes hoteleros del mundo. Desde 2009 la compañía ha atraído 2.400 millones de dólares de financiación. La última inyección ha llegado en forma de deuda: 1.000 millones de dólares aportados por el banco de inversión estadounidense JPMorgan.
Resto de competidores
Una forma de contextualizar el tamaño de este negocio también es compararlo con el de otros competidores del sector de apartamentos turísticos en internet. El principal es Homeaway, comprador de la española Toprural y hoy en manos del gigante Expedia. Su sociedad española declaró 4,2 millones de euros de ingresos en 2013 (último año al que ha tenido acceso este medio), con unas pérdidas de 600.000 euros.
Rentalia es otro competidor. Fue adquirida en 2012 por la también española Idealista. En 2014 sumó 2,2 millones de euros, lo que representa un 10% de incremento respecto al ejercicio anterior. Logró un beneficio neto de 683.000 euros.