Electronic Arts (EA) es uno de los gigantes de la industria de los videojuegos. Desde su fundación, a principios de los 80, ha desarrollado, entre otros, uno de los títulos con más éxito de la historia de esta industria: FIFA. Su filial española, con más de dos décadas de actividad en este país, se ha tenido que ver las caras con Hacienda. La compañía ha pactado el pago de casi medio millón de euros con la Agencia Tributaria para evitar una sanción por pagar menos impuestos de lo que le correspondían.
En sus últimas cuentas, referentes a su ejercicio 2015 cerrado en el mes de marzo de este 2016, la compañía reconoce que el proceso arrancaba en marzo de 2014. La Agencia Tributaria inició entonces una inspección del Impuesto de Sociedades de los ejercicios fiscales del 2010 al 2013. El resultado: un acuerdo sin sanción por el que pagó 379.000 euros de impuestos y unos intereses de más de 61.000 euros. En total: casi medio millón de euros. Su estructura, con matriz en Holanda y relacionada con otra filial en Suiza, es muy similar al de otras multinacionales tecnológicas.
¿Qué ha sucedido?
Para entender el porqué de este acuerdo fiscal ‘in extremis’ hay que analizar la estructura de la compañía. La filial española fue creada a finales de 1994. En un principio su dueña era la matriz estadounidense (EA Inc). Sin embargo, dos años más tarde, llevaron a cabo el paso definitivo: su socio único pasaba a ser EA Holanda. Y así ha sido hasta hoy.
Esta filial tiene dos actividades. Por un lado, la comercialización de videojuegos adquiridos a la sociedad EA Suiza no sólo en España sino en otros países latinoamericanos (que no precisa en sus cuentas). Por otro, obtiene ingresos por trabajos realizados a este último grupo en materia de marketing, comunicación y publicidad.
La clave está en el primero de estos ingresos. Por esos videojuegos adquiridos a la sociedad con sede en Suiza paga un precio que, en principio, está estipulado. Es lo que se conoce como precio de transferencia. Y está fijado porque jugar con él puede hacer que el pago de Impuesto de Sociedades sea ínfimo: en caso de elevarlos, puedes reducir los beneficios y, por tanto, los tributos pagados a la Hacienda española.
Es lo que, según la Agencia Tributaria, sucedió en España. En marzo de 2014 inició una inspección al control de esos precios de transferencia. La consecuencia: justo un año después se suscribe un acuerdo sin sanción económica que supuso un pago de más de 450.000 euros en impuestos no abonados. Entre los cuatro ejercicios analizados, pagaron al grupo con sede en suiza 331 millones de euros en compras de videojuegos que posteriormente se vendieron en España y otros países latinoamericanos.
Entre esos cuatro ejercicios pagaron un total de 2,2 millones de euros de impuesto de Sociedades, en base a sus beneficios. En esos mismos ejercicios, sus ingresos ascendieron a 379 millones de euros.
Este acuerdo previo a la sanción, al que llegaron ambas partes, llega después de que durante los últimos años Hacienda haya puesto su lupa sobre las cuentas de la filial del desarrollador de videojuegos.
El precio de transferencia, bajo análisis
Ese precio de transferencia ha sido el principal caballo de batalla para las instituciones europeas y los inspectores de Hacienda. Es la piedra angular de la ingeniería fiscal desarrollada por multinacionales, especialmente, tecnológicas con sedes en Irlanda, Holanda y Luxemburgo.
Gracias a esa estructura con centro de operaciones en esos tres países las grandes compañías pueden reducir de manera importante los beneficios reportados en los países donde tienen filiales para así concentrarlos en esas matrices que venden los productos y se aprovechan de la menor presión fiscal de esos territorios.
En el caso de España, las grandes tecnológicas han estado bajo la lupa de Hacienda. En los últimos años, la Agencia Tributaria ha reclamado más de 120 millones de euros a estas compañías, siendo el gigante del software Oracle el que más ha pasado por caja con 87 millones. La red social Facebook es la única que no ha reportado ninguna inspección. En el caso de Google, una treintena de inspectores irrumpieron el pasado verano en sus dos sedes en Madrid en el marco de una investigación por posible evasión de impuestos.
¿Cuál es su negocio?
Más allá de su estrategia fiscal, la compañía registra sobre el papel unos ingresos en el ejercicio 2015 (marzo 2015-marzo 2016) de 79,5 millones de euros. Representa una caída del 30% respecto al año fiscal anterior. ¿Cuáles son esas causas? “Ha sido causada por la finalización de las actividades de ventas en el territorio mexicano”, resalta en su memoria de las cuentas.
Según explica la compañía, las ventas en el mercado español ascendieron hasta los 43 millones de euros, lo que supone un incremento del 8%. ¿Y el resto? No se especifica. Pero se sobreentiende que son Portugal y algunos países latinoamericanos.
La compañía, que mantiene una plantilla de unos 300 trabajadores durante los últimos años, reconoce que sus principales competidores en este mercado “son Nintendo (en términos de cuota de mercado), Activision Blizzard, Sony y Ubisoft”.