Las relaciones entre Emilio Botín y Juan Miguel Villar Mir fueron siempre muy cercanas a todos los niveles.
La amistad entre ambos había facilitado que el Banco Santander se convirtiera en principal acreedor del Grupo OHL, y que el octogenario patriarca de la constructora llegara al consejo del banco, donde sigue, aunque ya sin apenas títulos tras la lucrativa venta masiva llevada a cabo nada más fallecer su amigo, en septiembre de 2014.
Un hecho, el inesperado óbito de Botín, que acabó con la complicidad entre ambas instituciones. Por el evidente desfase generacional entre la nueva presidenta del Santander, Ana Botín, y el ya casi nonagenario mandamás de la constructora, pero también por la hoja de ruta de la nueva presidenta de la entidad financiera, marcada por unos exigentes objetivos -capital, beneficios y dividendos-, que obligaban a no casarse con nadie.
Reunificación de la gestora del Santander
Ahora, tras algunos puntuales desencuentros, el Santander ha vuelto -solo por sus intereses personales- a recuperar presencia en OHL, aunque haya sido de una manera un tanto casual.
Lo ha hecho a través de unos ajustes en los contratos de administración de los fondos gestionados por Santander Asset. La gestora de activos de la que el banco está a punto de retomar el 50% vendido a mediados de 2013 a las firmas de capital riesgo Warburg Pincus y General Atlantic.
Una vez que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) otorgue el visto bueno a esta recompra, el Santander, a través de su gestora, se convertirá en uno de los principales accionistas de OHL, con el 3% de su capital a través de tres de sus fondos de inversión. Un capital actualmente valorado en 32 millones de euros.
Mil y un frentes para salir del bono basura
Se produce este movimiento en un momento en el que la constructora intenta levantar el vuelo, reduciendo deuda a diestro y siniestro e intentando aumentar su cartera de pedidos para compensar los riesgos que existen en algunos contratos. Todo para recuperar la confianza de las agencias de calificación, que mantienen a OHL en el bono basura.
También se confía en que el grupo fundado por Villar Mir -apartado voluntariamente de la presidencia tras ceder el testigo a su hijo Juan Miguel Villar Mir de Fuentes- vuelva a figurar entre los integrantes del Ibex 35.
El índice del que la constructora fue excluida en junio de 2016 tras dos años de caída en picado. De los máximos de 18 euros a mediados de 2014 a los poco más de 4 que marcaba cuando salía del selectivo.
Desde entonces, la constructora siguió ahondando en su declive, hasta marcar un mínimo de poco más de 2 euros a mediados del pasado agosto. A partir de ahí la recuperación ha sido notoria e iniciaba el presente ejercicio con una subida, el pasado lunes, de casi el 12%, hasta rozar los 3,7 euros, superando los 1.000 millones de capitalización.
Habrá que ver si, a corto plazo, ya con la reunificación de la gestora completada, el rumbo que toma el Santander en relación a aumentar o disminuir los títulos de OHL en el portfolio de sus fondos. Desde la gestora, como es costumbre, no hacen comentario alguno sobre su política futura de inversiones.
Antes y después de la muerte de Emilio Botín
En los dos años previos a la muerte de Botín, las relaciones entre el Santander y OHL se intensificaron sobremanera. En diciembre de 2012, el banco se quitaba de encima la conocida como ‘manzana de Canalejas’, las antiguas sedes bancarias situadas junto a la puerta del Sol de Madrid, procedentes de las fusiones realizadas. El Grupo Villar Mir las compraba por 215 millones de euros.
Cuatro meses después, en abril de 2013, Villar Mir, a sus 82 años, era nombrado consejero independiente del Santander. Y, en septiembre de ese mismo año, el empresario sorprendía con la compra de 27 millones de acciones del banco, el 0,24% de su capital, por 160 millones. Inversión que Villar Mir deshizo de manera fulgurante tras la muerte de Botín, granjeándose una plusvalía de 30 millones en tan solo 14 meses.
La decisión no sentó nada bien a Ana Botín, al dejar reducido a apenas el 1,3% el porcentaje de acciones del Santander en manos de los consejeros, aunque no fue obstáculo para que, por esas mismas fechas, el banco encabezara un sindicado para otorgar a Villar Mir un crédito de 268 millones para financiar las obras del complejo Canalejas. Una operación que prácticamente había dejado atada Emilio Botín.
No ocurrió lo mismo en agosto del pasado año, cuando, contra todo pronóstico -y como había ocurrido en ocasiones anteriores- el Santander rechazaba respaldar, como agente colocador, la ampliación de 1.000 millones de euros lanzada por OHL.