“Abriremos tiendas similares en otras ciudades españolas, en el centro, aunque serán más pequeñas”, aseguraba John Bason, responsable financiero de Associated British Foods (ABF), la compañía dueña de Primark, en una entrevista concedida a EL ESPAÑOL. No quería hablar ni de ciudades ni de fechas. No quería pillarse los dedos. “Soy muy cauto, porque todo depende de las oportunidades inmobiliarias que encontremos, pero será en otras grandes ciudades, eso seguro”, resumió.
Bason reconocía así que la estrategia del grupo irlandés pasaba por replicar el movimiento dado en Madrid. En octubre de 2015, Primark desembarcó con una megatienda en pleno corazón de la ciudad, en la Gran Vía, y dejó atrás su estrategia de posicionarse sólo en centros comerciales. Fue una revolución para la zona, por las colas de clientes (y de curiosos) que esperaban para entrar en el local y porque hizo despegar los alquileres comerciales en la almendra central de la capital.
Primark prefiere ser cauta porque sabe que abrir en una u otra ciudad depende de las oportunidades inmobiliarias y, también, de la concesión de las licencias oportunas. Eso es, precisamente, lo que le ha pasado en Valencia. Había encontrado la ubicación, en una nueva superficie comercial en el barrio de Ruzafa, pero no acertó con el momento. Empezó a hablar de la apertura en 2013 y, desde entonces, acumula retrasos.
Problemas para lograr la licencia
¿Cuál es el problema? Que no consigue poner en marcha las obras. La empresa irlandesa de moda a bajo precio sigue a la espera de que el Ayuntamiento le conceda la licencia de actividades y, ahora, además, tiene problemas para conseguir el permiso de seguridad de evacuación del establecimiento, según la información publicada por el periódico local La Veu. No hay permisos y no hay tienda. Ni fecha prevista. La compañía ha preferido no comentar con EL ESPAÑOL cuáles son sus planes respecto a la capital valenciana y si estos retrasos pueden derivar en la elección de un nuevo emplazamiento.
Primark ya tiene otra tienda en Valencia, pero fuera de la capital. Está situada en el centro comercial Bonaire, en Aldaya. Estar en el centro era la clave a pesar de que la tienda de Primark, en Ruzafa, se queda fuera de la zona comercial de la Calle Colón, el área que ‘goza’ de libertad de horarios comerciales, que puede abrir tanto domingos como festivos, y donde están sus grandes competidores como El Corte Inglés o las cadenas del grupo Inditex.
La multinacional llegó a hablar de invertir en su megatienda valenciana cerca de 20 millones de euros. Contaría con una superficie comercial cercana a los 8.000 metros cuadrados y sería así su segunda mayor tienda en España. Actualmente, la empresas irlandesa tiene 43 establecimientos en este mercado. El último lo ha abierto en Granada, con 6.000 m2 en una sola planta. Los cinco pisos que Primark ocupa en la Gran Vía de Madrid ocupan más de 12.000 m2. “Es difícil que encontremos en el futuro otra ubicación como ésa”, reconoció John Bason a este medio.
El grupo de distribución aún no ha publicado sus resultados de 2016 (cierra el ejercicio fiscal el 31 de agosto), así que sus últimos datos económicos en España corresponden a 2015. Ese ejercicio ingresó en total en España 1.168 millones de euros, un 20% más que el año anterior, a pesar de que aún no había inaugurado su ‘flag ship’ madrileño. Hay que tener en cuenta que, de esa cifra, 248 millones de euros correspondían a ventas a la matriz irlandesa.
En ese mismo ejercicio su beneficio se situó en los 39,8 millones de euros. Entonces, tenía comprometida una inversión en España de 15 millones de euros (un año antes, por Gran Vía, eran 40 millones). Habrá que esperar a que publique su memoria de 2016 para ver si sus planes de inversión en España han cambiado por los problemas para abrir en Valencia.