Lejos de calmar los ánimos, la junta de accionistas del Banco Popular ha abierto de nuevo, de par en par, todas las especulaciones sobre su futuro. La sinceridad de su presidente, Emilio Saracho, de que será necesario ampliar capital o, de lo contrario, poner en venta la entidad, no ha sido suficiente.
Era algo ya descontado por los inversores, pero querían saber más. Sobre todo, cuánto dinero hará falta y un calendario concreto para recabarlo. Y ambas quedaron en el aire. “Necesitamos capital, pero no sé ni cuánto ni cuándo”, decía Saracho, quien pedía tiempo para dar respuesta a estas dudas.
Todas las hipótesis abiertas
A partir de ahí, el aluvión de ventas de acciones se ha desbordado, la cotización se desplomaba a mínimos históricos, y todas las hipótesis están abiertas. Aunque unas más que otras.
Entre el lunes, tras la junta, y este miércoles, el Popular retrocedía casi un 24% en bolsa, con la acción en 0,634 euros y una capitalización de 2.660 millones de euros, perdiendo los 2.505 millones captados en junio de 2016. Un precio en el que, según los analistas, estaría ya descontándose la próxima e inevitable ampliación.
“Todo está muy abierto, pero no creo que hasta el último trimestre del año pase nada. Aunque, puntualmente, el Popular pueda en algún trimestre estar por debajo del capital requerido, lo que realmente cuenta es el que exista al cierre del ejercicio”, apunta Nuria Álvarez, la analista del sector bancario de Renta 4.
Todo a una carta con los inversores institucionales
En la misma línea, el director de Análisis de Link Securities, Juan Fernández-Figares, estima que Saracho “va a disponer de tiempo para enderezar la situación del banco”. El que pedía el presidente del Popular a los accionistas en la pasada junta. Eso sí, apunta el analista, “siempre y cuando sea capaz de convencer al mercado, concretamente a los inversores institucionales, de que acudan a la ampliación de capital. De ello va a depender en gran medida el éxito de su gestión”.
Un asunto, el de convencer a los inversores que no va a resultar fácil. “Hace un año, en la ampliación de 2016, el capital solicitado se quedó muy corto, como ha quedado demostrado. Resultó muy insuficiente y con un plan que no ha funcionado. Tenían que haber pedido más, y hoy los problemas de capital serían menores”, estima Nuria Álvarez.
Sin movimientos a corto plazo
A partir de aquí, el analista de Link Securities estima que “a corto plazo, no espero ni fusiones ni intervenciones”. Al menos, no hasta que el nuevo equipo directivo del Popular, con Saracho al frente, presente un “plan de negocio atractivo y, sobre todo, realista”.
Para Nuria Álvarez, de Renta 4, el realismo de este plan pasaría porque los inversores visualizaran que el Popular está incrementado, de manera exponencial, la venta de créditos e inmuebles. “No pueden esperar tres meses a comunicar al mercado la evolución de estas desinversiones”, critica la analista la falta histórica de transparencia en este y otros temas.
Hasta ahora, el ritmo de desagüe de estos activos del Popular ha sido muy limitado. Se necesita, según Álvarez, que se realice de una manera más agresiva, para que esos casi 36.000 millones de euros brutos de exposición inmobiliaria se reduzcan sobremanera, y, de esa manera, los inversores puedan percibir que los deberes se están haciendo de manera adecuada para recuperar los niveles de capital exigidos por las autoridades supervisoras.
Saracho vería así cumplido su primer objetivo. Para el segundo, el de captar capital, entre 3.000 y 4.000 millones, en función de la cuantía de las desinversiones, queda descartado pedir más dinero a los arruinados accionistas -los 2.505 millones que pusieron en junio de 2016 ya se han esfumado- y se haría a través de la entrada en el banco de inversores institucionales. Con 4.000 millones de euros se podría alcanzar una cobertura de del 55%, en línea con las demás entidades, y elevar el capital al 12%.
El clavo ardiendo del Deutsche o Unicredit
En este sentido, el presidente del Popular se agarra como un clavo ardiendo a las dos últimas grandes ampliaciones acometidas en el mercado financiero europeo. Piensa que si han metido 8.000 millones en el Deutsche Bank o 13.000 en Unicredit, podrían también hacer una aportación, y no tan alta, en el Popular, teniendo en cuenta que, más pronto que tarde, subirán los tipos y estas inversiones acabarán siendo rentables.
La ampliación restringida a los inversores es la opción que baraja Nuria Álvarez. No cree que ninguno de los grandes bancos españoles (Santander, BBVA o CaixaBank) pujen por el Popular.
“Podrían quedarse con el banco por un precio muy bajo pero sin sanear. Al final, los 36.000 millones seguirían ahí, y tampoco existe la certeza del déficit de provisiones existentes”, apunta. “Cada entidad tiene unos criterios diferentes a la hora de cuantificar los riesgos y, en función de estos, las provisiones podrían ser muy superiores a las que se están barajando”.