El Banco Popular sigue envuelto en un mar de dudas acerca de su futuro y sus nuevos responsables -el presidente Emilio Saracho y el consejero delegado Ignacio Sánchez-Asiaín- han decidido esperar un tiempo para determinar lo que valen realmente sus activos tóxicos, y, a partir de ahí, echar cuentas sobre sobre el capital que la entidad va a necesitar y optar por la ampliación o la venta al mejor postor.
Pero, mientras esta gran incertidumbre se resuelve, los movimientos accionariales se suceden a todos los niveles. Y no todas se centran en ver cómo cada día suben o bajan las posiciones cortas especulativas, que acumulan el 12% del capital del banco. También se ha conocido la inversión de 110 millones de euros llevada a cabo por los Luksic, la familia más rica de Chile con un patrimonio actual de 13.300 millones de dólares, según la revista Forbes.
Parón de las posiciones cortas
Una inversión que ha sido conocida tras ser notificado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) el cruce del umbral del 3%, pero que se viene gestando desde el pasado mes de enero. Movimiento un tanto inesperado que, entre otras cosas, ha provocado un parón de esas posiciones cortas, prácticamente inamovibles en los últimos diez días para tratar de asimilar el sentido de esta operación de la poderosa familia chilena .
La del Popular, como la mayoría de las inversiones que realizan los Luksic, proviene de Liechstenstein. El pequeño país ubicado en el corazón de los Alpes -considerado por España como paraíso fiscal- desde donde Iris Fontbona -viuda de Andrónico Luksic- controla las inversiones que realiza la mayor fortuna de Chile, a través de holdings dirigidos por varias fundaciones creadas por su marido en los años 70 y 80.
Reparto de poder tras la muerte del patriarca
Mientras Fontbona reside en Vaduz -la capital del principado alpino- desde Santiago el primogénito de Luksic -el hijo nacido de su primer matrimonio con Ena Craig- se encarga de dirigir Quiñenco, el holding con intereses de lo más diversos, desde la banca, la energía, el transporte o la industria cervecera, mientras que Jean-Paul -uno de los tres hijos de Fontbona- preside Antofagasta, el grupo minero origen de la fortuna familiar. Además de estos dos grandes negocios, los Luksic mantienen los lazos con sus orígenes croatas con tres cadenas hoteleras en el país balcánico.
Para entrar en el Banco Popular, el holding chileno ha echado manos de Aeris Invest, una sociedad de inversiones con sede en Luxemburgo controlada por Vallum, una de las fundaciones a través de la que los Luksic poseen varios negocios en Europa, como las cadena hoteleras en Croacia u otras inversiones inmobiliarias, alguna de ellas en la Costa del Sol española.
Compras de acciones iniciadas en enero
Aunque no fue hasta la semana pasada cuando se conoció la entrada de grupo chileno en el Banco Popular, Aeris -la gestora dirigida por Davor Luksic Lederer, hijo de Andrónico, y en la que trabajan los españoles José Ignacio Bulnes y Nicolás Barraza- había iniciado la compra de acciones de la entidad financiera española en enero, cuando ya se sabía que Emilio Saracho iba a ser el presidente, pero todavía Ángel Ron figuraba oficialmente al frente.
De no contar con ningún título, el 24 de enero reconocía poseer 43,42 millones de acciones, equivalentes a algo más del 1%. Dos meses después, el 20 de marzo, elevaba el capital por encima del 2%, al adquirir otros 40,55 millones de títulos. Y ya el pasado 25 de abril, al comprar otros 42,5 millones de acciones, situaba la participación en el 3,014%.
La conexión chilena del Popular
Un total de 126,5 millones de acciones, adquiridas por 110 millones de euros al pagar por ellos un precio de entre 0,7 y 0,975 euros. De esta manera, al cierre de este lunes, la participación de los Luksic en el Popular acumula minusvalías latentes del 13%.
La conexión chilena del Popular no es nueva. Desde 1996, la entidad financiera mantiene una alianza comercial con el Banco Crédito de Inversiones (BCI),el tercer banco del país andino, que se sustancia en el intercambio de oficinas en Madrid y Santiago. Una alianza que el banco chileno quiere aprovechar para quedarse con el TotalBank, el banco estadounidense que el Popular tiene en venta en el marco de su proceso de desinversión de activos no estratégicos.