Los movimientos accionariales en el Banco Popular hay que seguir viéndolos con lupa en esta situación de gran incertidumbre en la que se mueve la entidad presidida por Emilio Saracho. Tanto los que, aparentemente van por derecho, como la reciente irrupción de la familia chilena Luksic, con esos más de 110 millones desembolsados para hacerse con el 3% del capital, como los fondos oportunistas que llevan un par de años al acecho con un sinfín de operaciones cortas especulativas.
Fondos que, ante la sorprendente llegada de ese capital chileno, decidieron parar en su operativa, al no tener muy claras cuáles eran las intenciones de esta inversión ante la encrucijada en la que se encuentra el Popular. Y que, ahora, han vuelto a tomar prestados títulos del banco para devolverlos en el futuro. Entre medias, los venden a un precio y los compran a otro más bajo para embolsarse la diferencia. De manual.
La indefinición, caldo de cultivo para especular
En esta ocasión, la vuelta a esta operativa viene motivada por la indefinición en la que sigue envuelta el banco. Parecía, a principios de mayo, que las gestiones de JP Morgan y Lazard, para vender lo antes posible el banco al mejor postor, iban a saldarse con éxito. Ahora, esta opción sigue siendo la que más visos tiene de acometerse, pero el banco no las tiene todas consigo y ha vuelto a barajar seriamente la posibilidad de ir hacia una nueva ampliación de capital.
La reciente contratación de Morgan Stanley para sondear el mercado en este sentido parece respaldar esta alternativa, con inversores, dentro y fuera del banco, que estarían dispuestos a comprar entre 5.500 y 6.500 de acciones nuevas que, a u precio de 0,5 euros, permitirían inyectar unos 3.000 millones de euros para reflotar la alicaída ratio de capital del banco presidido por Saracho.
Subidas y bajadas del 26% en tres semanas
Esta posibilidad ha sido el detonante de que los inversores a corto vieran el cielo abierto, y sus movimientos empiezan a ser visibles. El pasado 2 de mayo, el Popular cotizaba a 0,67 euros. Una semana después, tras el hecho relevante del banco anunciando la apertura del proceso de venta, se revalorizaba un 26%, hasta 0,84 euros. Y el pasado viernes, desandado el camino, volvía a cerrar en los 0,67 euros de principios de mes.
En esta ocasión, el posicionamiento a corto no es tan generalizado entre estos fondos oportunistas. Entre los que sí han decidido meterse de lleno se encuentra Samlyn Capital.
Samlyn, el último en llegar y el más activo
Uno de los últimos en llegar a este operativa con el Popular -lo hizo, por primera vez, en julio de agosto de 2016- y que ya figura con la segunda posición a corto más alta del banco, con un 1,8% de su capital. A diferencia de lo que suelen hacer estos fondos, de comprar y vender a préstamo sin parar, Samlyn lleva desde enero subiendo estas posiciones, duplicando ampliamente el capital gestionado.
Al frente de las posiciones cortas del Popular se mantiene Marshall Wace. Un asiduo en estas lides en numerosos valores de la bolsa española, y que, en caso del banco presidido por Saracho, su presencia en esta operativa se remonta a 2011. En diciembre de 2016 rozaba máximos en esta posición, con casi el 3%. Y, desde entonces, ha decidido moverse en torno al 2% esperando a ver qué pasa.
El comportamiento de los otros tres fondos especulativos más activos resulta de lo más dispar. AQR parece claramente situarse en posición de salida de estas posiciones, mientras que, en el lado opuesto, Oceanwood, ha decidido consolidarlas, subiendo hasta el 1,12%. Oxford, por su parte, aunque se mueve en esta operativa, lo hace siempre con un bajo perfil no bajando del 0,5% ni subiendo del 0,6%.