Urbano Cairo ejerció ayer de maestro de ceremonias durante la presentación de Francisco Rosell como nuevo director de El Mundo ante su redacción. El presidente y consejero delegado de RCS Mediagroup, matriz de Unidad Editorial, se dirigió a su equipo en el auditorio de la sede de compañía durante largos minutos y lo hizo en italiano, por lo que pocos pudieron entender con claridad la totalidad de su discurso.
Cairo -que asumió el control de la compañía en verano del año pasado- transmitió que la apuesta por Rosell es a largo plazo y que tiene plena confianza en El Mundo como el eje central de la estrategia de RCS en España. De hecho, quienes conocen a Cairo indican que todos los directivos de sus medios de comunicación tiene una vida útil de “veinte años”, una exageración que responde a una realidad en la que su equipo se mantiene inalterable por mucho tiempo.
Según ha podido confirmar EL ESPAÑOL con varias fuentes que asistieron al encuentro, Cairo se anticipó a cualquier rumor indicando que no se realizarán más recortes y que su apuesta por el papel -no habló del digital- era clara. Indicó además que no estaba entre sus planes ni vender ni fusionar El Mundo con otros periódicos. De hecho, hizo especial énfasis en que RCS quiere invertir en el periódico y en España, pero no concretó estos planes.
Fusiones como solución a la crisis de la prensa
Con estas palabras Cairo entra de lleno en el debate de las fusiones en un momento crítico para la prensa. En los primeros cinco meses del año buena parte de los editores españoles están cumpliendo con dificultad sus presupuestos debido a la mala situación del mercado publicitario y la caída de la circulación.
Frente a esta situación, el presidente ejecutivo de Prisa, Juan Luis Cebrián, indicó a comienzos de año que el sector se está moviendo para buscar fusiones, pero que el editor de El País no participaba en ninguna negociación. El grupo Zeta incluye a las fusiones entre las posibles soluciones para poder enfrentar el futuro, en medio de un duro proceso de ajustes y de una renegociación de su deuda con los bancos.
Vocento es el único grupo que ha manifestado públicamente su interés de buscar este tipo de operaciones. Lo dijeron en su última junta de accionistas aunque han reconocido a EL ESPAÑOL que de momento no conversan con nadie oficialmente.
Silencio absoluto tras la intervención de Rosell
Pero las palabras de Cairo no fueron lo más destacado del encuentro, según los asistentes. Después de la intervención del presidente de RCS y de unas breves palabras de Fernández-Galiano, tocó el turno de Francisco Rosell, que dio las claves de su hoja de ruta: apuesta por el periodismo, por el proyecto y por la redacción.
Al finalizar su exposición un sonado silencio inundó el auditorio. Solo Fernández-Galiano y Urbano Cairo le aplaudieron en un claro síntoma de la división que se ha generado entre la redacción y el equipo directivo, tras la destitución de Pedro García Cuartango y el nombramiento de Francisco Rosell.
Las fuentes de la redacción con las que ha hablado EL ESPAÑOL hablan de “desolación”. Se critica la salida de Cuartango, con quien la redacción había recuperado la confianza en el proyecto y en el periodismo de investigación. Muchos redactores habían rechazado ofertas de otros medios por su confianza en Cuartango, pero hoy, estos mismos periodistas ya no tienen clara su continuidad en la cabecera.
Cuartango, que se enteró hace unos días de su despido al conocer el orden de la reunión del consejo de administración del periódico -en el que se incluía el “cambio del director de El Mundo”- no tiene claro seguir en la cabecera. Fuentes de Unidad Editorial han dicho a EL ESPAÑOL que el nuevo director analizará el tema, pero que el objetivo es que el histórico periodista se mantenga ligado al periódico.
Rosell nunca ha estado en la redacción de Madrid
En cuanto a la nueva dirección, la redacción considera que Rosell permitirá que Fernández-Galiano se convierta en el director de facto. Le califican como un profesional cercano al poder, a la derecha política y al mundo empresarial. Muchos periodistas creen firmemente que con la salida de Cuartango pierde el periodismo y que con el fichaje de Rosell ganan las instituciones y el poder.
Otro punto que juega en contra de Rosell es que nunca ha trabajado en la redacción de Madrid, por lo que no conoce el funcionamiento del día a día del diario. Hasta ahora dividía su tiempo entre los despachos de la segunda planta de Avenida San Luis y las oficinas de El Mundo en Andalucía, pero nunca llegó a estar realmente en la redacción.
Respecto de sus vínculos con el poder, es clave su relación con Javier Arenas, vicesecretario nacional del Partido Popular para asuntos territoriales. Durante su época de director de El Mundo Andalucía Rosell y su equipo destaparon los EREs y se convirtieron en el azote de la Junta en manos del Partido Socialista. Como presidente del PP andaluz, Arenas fue un aliado clave en esta disputa cultivando además una relación muy estrecha con el periodista.
Javier Arenas, Fernández-Galiano... y Rosell
Javier Arenas es además uno de los políticos más cercanos a Antonio Fernández- Galiano desde los tiempos en que ambos compartieron ideales en Unión de Centro Democrático (UCD). Desde esas fechas los dos han profundizado una amistad que se mantiene hasta hoy y que muchos asocian como uno de los puntos a favor de Francisco Rosell a la hora de ser nombrado por Antonio Fernández-Galiano.
Las fuentes consultadas por EL ESPAÑOL insisten en que el nombramiento de Rosell ha sido de exclusiva responsabilidad de Galiano, que ha convencido a Urbano Cairo del cambio de timón. Es probable que Cairo no supiera quién era Rosell hasta la reunión del consejo de administración de ayer, cuando Fernández-Galiano propuso su nombramiento.
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