Una ostentosa finca, alto poder adquisitivo, la caza como afición y un suceso trágico. Aunque tiene tintes de una película de Berlanga, no lo es. La muerte de Miguel Blesa -que se suicidó disparándose con un rifle de caza mayor- ha devuelto las miradas al sector de la caza, en el que el exbanquero era un experto. Caza mayor de osos, búfalos, pumas, leones, ciervos... Blesa dedicaba parte de su tiempo a esta afición, que compartía con parte de sus círculos sociales. Pero, ¿qué supone el sector de la caza en España? ¿Está tan arraigado como parece?
Según los últimos datos disponibles, la caza en España genera más de 3.500 millones de euros al año, representa alrededor de 54.000 empleos, y contribuye "a frenar el éxodo hacia zonas urbanas". ¿De dónde salen estas cifras? El estudio La caza. Sector económico -elaborado en 2012 por Fedenca y la Real Federación Española de Caza- tiene en cuenta la industria de la carne de caza, los cartuchos, la taxidermia, los guardas que trabajan y viven en las fincas con sus familias, la alimentación de animales... En cuanto a su capacidad para reducir el éxodo rural, el informe apunta a que el 80% del territorio tiene gestión cinegética, lo que suponen 43 millones de hectáreas, divididos en unos 33.000 cotos, de los cuales sólo el 2% son intensivos.
Sin embargo, en el sector también se ha notado la influencia de la crisis. Así, se explica que muchas cacerías "se están suspendiendo" por falta de clientes y algunas subastas de las reservas autonómicas se quedan desiertas. El dinero generado por la acción de cazar las especies de caza menor (741.000.000 euros), reseña el informe, es casi dos veces y media el inducido por la caza mayor (303.359.650 euros).
No obstante, existen perfiles de cazadores aficionados que no se han visto afectados por la coyuntura económica. "El perfeccionamiento y sofisticación de los usos y costumbres en la caza han ido paralelos a su práctica por parte de las familias reales y nobiliarias europeas contribuyendo a su impulso como un deporte y forjando un sector económico relevante en el entorno rural", asegura el Círculo Fortuny, representante de las empresas de lujo españolas.
Las armas y su mantenimiento
Las escopetas y los rifles son las que representan el más puro espíritu de la caza tradicional. Esto también tiene su repercusión económica, ya que las armas requieren una serie de gastos para documentar su tenencia. Según los datos de la Real Federación Española de Caza, la relación de armas que requieren estar documentadas disminuye cada año. "Debido a la tendencia y auge de la caza mayor, aunque disminuye el número de cazadores y por tanto el de armas activas, aumenta el de practicantes de la caza mayor y la venta de rifles, aunque baja la de escopetas", apunta el informe.
Los propietarios de armas, cazadores o no, deben renovar cada cinco año la licencia de tenencia de armas. Si el propietario tiene más de sesenta años lo tiene que hacer cada dos; si tiene más de setenta, cada año. El coste de esta renovación es es de unos 55 euros de media por el test psicotécnico necesario para la renovación y la tasa por la licencia de arma, que cuesta cerca de 11 euros.
Las licencias, obligatorias
Por otra parte, la licencia federativa es un documento que expide la RFEC a cada uno de los federados. El número de licencias federativas ha pasado de 437.000 a 390.944 en 2011. El coste unitario para el cazador de 20 euros. En total, la federación asegura que generan 7.818.880 de euros por la expedición.
La que también es obligatoria es la licencia de caza que expide cada comunidad autónoma con validez anual o por tres o cinco años, dependiendo de cada territorio. En algunos casos es gratuita para los mayores de 60 años o tiene una tasa reducida". La mayoría de las licencias vigentes disponen de recargo para caza mayor, ojeo, anátidas, etc", señala el informe. El precio medio unitario de una licencia de caza en España es de unos 25 euros; el precio medio de un seguro de responsabilidad civil es de unos 35.
Gasto también en restauración y combustible
Fuera del propio sector de la caza -en el que también se contabiliza la gestión de los cotos o las guarderías-, hay otros que, según el informe, también obtiene beneficios de esta actividad. Uno de ellos es el sector de la restauración. "La caza requiere de una serie de gastos especiales para las necesidades de hostelería que se hacen durante la jornada de caza", apunta el estudio. En este sentido, establece que las jornadas de caza suelen ser de 14 a 20 días en periodo hábil y 10 a 20 días entre la media veda y los periodos de otras cacerías especiales; unos 30 días de caza cada temporada.
Partiendo de estos datos, la estimación de gastos adicionales de hostelería en los días de caza es de "unos 6 euros por día de caza". Por tanto, el cálculo de gastos para 24 jornadas, a 6 euros al día, por 640.000 cazadores es de 92.160.000 de euros.
Asimismo, también se genera gasto en combustible. El estudio apunta que, teniendo en cuenta que, cada semana se desplazan unos 640.000 cazadores y el término medio son 250 kilómetros para un viaje de ida y vuelta, el consumo medio puede establecerse en este tipo de desplazamiento en 10 litros/100 km. El coste de un litro de combustible, con datos de 2012, estaba en 1,40 euros. Así, se llega a la conclusión de que el gasto en combustible ronda los 450.000.000 euros.