Bruselas investiga un posible cártel de los fabricantes de coches alemanes
"Está en juego la credibilidad de toda la industria automovilística alemana", asegura la ministra de Economía, Brigitte Zypries.
24 julio, 2017 14:52Noticias relacionadas
"Lo que está en juego aquí es ni más ni menos que la credibilidad de toda la industria automovilística alemana", ha admitido la ministra de Economía de Ángela Merkel, Brigitte Zypries. Dos años después del escándalo del trucaje de los motores diésel de Volkswagen para falsear las emisiones, Bruselas ha abierto una nueva investigación a los principales fabricantes de coches de Alemania por posibles acuerdos ilegales en materia de tecnología, costes y proveedores.
En este cártel ilegal de los constructores alemanes habrían participado Volkswagen, Audi, Porsche, BMW y Daimler, según publica el semanario Der Spiegel, el primero en desvelar la información. Estos fabricantes llevan reuniéndose desde los años 90 en grupos de trabajo secretos para pactar los costes de los componentes o la elección de los proveedores, cortocircuitando así la libre competencia.
"La Comisión Europea y la autoridad alemana de competencia han recibido información sobre este asunto, que en la actualidad está siendo examinada", ha dicho este lunes el portavoz de Competencia del Ejecutivo comunitario, Ricardo Cardoso, que no ha querido precisar los plazos de la investigación. "En este momento es prematuro hacer especulaciones", se ha limitado a señalar.
Por su parte, la ministra alemana de Economía ha asegurado que se toma "muy en serio" las acusaciones de cártel contra los grandes fabricantes de coches y les ha exigido que colaboren con Bruselas y garanticen la máxima transparencia. De confirmarse las sospechas, la Comisión podría imponer multas récord a los constructores implicados. No obstante, la decisión no es inminente porque las pesquisas se encuentran todavía en una fase preliminar y queda mucha información por analizar, según fuentes comunitarias.
Un depósito demasiado pequeño
El caso más espectacular del cártel afecta a la tecnología para controlar las emisiones de los vehículos diésel. Los grandes fabricantes alemanes discutieron y votaron en sus reuniones el tamaño que debía tener el depósito para el AdBlue, una solución líquida a base de urea que se utiliza para neutralizar los óxidos de nitrógeno. Finalmente, se decantaron por depósitos pequeños, ya que los más grandes eran también más caros. El problema es que el volumen de AdBlue en los tanques pactados resultó insuficiente para limpiar las emisiones contaminantes.
Desde que Der Spiegel publicó los primeros datos el pasado viernes, la cotización bursátil de las compañías afectadas ha caído. Hasta ahora, sólo el grupo BMW ha negado "categóricamente" haber formado parte del cártel y también desmiente que use depósitos de AdBlue demasiado pequeños. "La tecnología empleada por el grupo BMW se diferencia claramente de otros sistemas en el mercado", ha dicho la compañía en un comunicado.
Por su parte, Volkswagen ha convocado una reunión especial de su consejo de supervisión para este miércoles con el fin de discutir las acusaciones, según informa Reuters. Fue esta compañía la que informó a mediados de 2016 a la Comisión de la existencia del cártel de fabricantes de coches alemanes, de acuerdo con el FT. La primera empresa que delata en Bruselas un acuerdo ilegal se libra de la multa.
Volkswagen se enfrenta ya a una factura de 24.000 millones de dólares en Estados Unidos por el escándalo de las emisiones de 2015. Sin embargo, en la Unión Europea se ha librado hasta ahora de sanciones. El Ejecutivo comunitario ha expedientado a países como Alemania y España por no haber multado a la compañía y sigue presionando para que haya compensaciones a los consumidores perjudicados.
En los últimos años, Bruselas ya ha impuesto multas por un valor acumulado de 1.500 millones de euros a la industria de fabricantes de piezas para coches por seis casos distintos de cárteles. Y todavía mantiene abierta una séptima investigación en el sector de los cinturones de seguridad, airbags y volantes. A ello se suma la sanción récord de 2.900 millones de euros, la más alta de la historia de la UE, que la Comisión impuso el año pasado a los fabricantes de camiones por pactar precios.