La operación Chamartín saldrá adelante después de un cuarto de siglo de idas y venidas, y de innumerables ocasiones en las que parecía que las obras iban a comenzar en cualquier momento. ¿Su nombre? Madrid Nuevo Norte.
El acuerdo al que han alcanzado el Ayuntamiento que lidera Manuela Carmena, tras el visto bueno del concejal de Desarrollo Urbano Sostenible, José Manuel Calvo, con el consorcio Distrito Castellana Norte (San José y BBVA) y el ministerio de Fomento de Íñigo de la Serna, será anunciado mañana.
En el acto, que se celebrará a mediodía, asistirán el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna; la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena y el presidente de DCN, Antonio Béjar. Será una victoria política en toda regla para la alcaldesa de Ahora Madrid, que ha logrado imponer su criterio a las empresas y, al mismo tiempo, no bloquear un proyecto percibido como necesario por la ciudadanía.
Han sido días de verano muy intensos para conseguir el objetivo principal del Ayuntamiento: reducir en torno al 35% la edificabilidad global del proyecto, evitar el soterramiento de buena parte de las vías, llevar la iniciativa sobre los plazos del proyecto y convertir la estación de Chamartín en el centro de un nuevo barrio de servicios.
A cambio de las plusvalías que dejarán de percibir el BBVA y San José, el Ayuntamiento pagará las infraestructuras viarias. Una compensación baja si tenemos en cuenta la cantidad de viviendas que se perderán: de más de 18.000 a una cifra que fuentes próximas al acuerdo cifran en el entorno de las 10.000.
El acuerdo es parecido al del borrador que estaba sobre la mesa en la cumbre clave del pasado 18 de julio, que se vio influida por la filtración del texto a El País por una de las partes. Ambas acusaban, claro está, a la contraria.
Dos millones de metros cuadrados en cinco ámbitos.
El área afectada pasaría a ser de 2 millones de metros cuadrados, algo más de la mitad que en el proyecto original. Éstas serán más residenciales al norte de la M-30 y más de servicios al sur. De cuatro ámbitos con coeficientes de edificabilidad independientes que figuraban en el borrador, se ha pasado a cinco, incluyendo el de la propia estación.
Se prolongará la Castellana en un eje verde que unirá el paseo del Prado con el monte del Pardo, dando prioridad al peatón, con algo más de diez mil viviendas en el entorno de una nueva city financiera madrileña, en cuya creación se dedicarán más de 200.000 nuevos puestos de trabajo que podrían empezar a crearse este mismo año.
Era una situación difícil para todos, tras las tensiones sobre el proyecto, pero la clave es que éste saldrá adelante. A finales de noviembre, el ministro de Fomento declaraba que "lo peor" que le podía pasar al proyecto sería "no hacer nada", lo que le llevó a anunciar una comisión conjunta de trabajo, integrada por el Ministerio, el Consistorio, la Comunidad, ADIF, Distrito Castellana Norte y la comunidad de propietarios de Malmea, con el liderazgo del Ayuntamiento.
La Operación Chamartín pasa a ser de iniciativa pública, lo que permite al Ayuntamiento controlar mejor los plazos sobre qué se construye en cada momento. os más perjudicados, si se cierra el proyecto actual, serán los conductores, ya que se trata de un eje pensado en el peatón y en la bicicleta, con importante presencia del transporte público.