Su impulsor, Santiago Godfrid, tenía poco o nada que ver con el mundo de la repostería y la hostelería. De hecho, dedicaba la mayor parte de su tiempo a jugar a tenis, incluso a nivel profesional; una actividad que se veía empañada por su intolerancia al gluten, desconocida entonces para él. No obstante, a los 23 años le diagnosticaron celiaquía y pronto se dio cuenta de que la oferta brillaba por su ausencia.
Así, en agosto de 2012, con 25 años, se lanzó a abrir el primer Celicioso muy cerca de la Gran Vía madrileña. Aquel era un local especializado en pastelería sin gluten, pero su demanda terminó abarcando a todo tipo de clientes. Hasta 2016 no dio el salto a otra ciudad; la elegida, Marbella. Entonces, dieron un giro a la carta. Ya no solo incluiría pastelería, sino también sándwiches o ensaladas.
"Es una carta para todo el mundo, eso sí, libre de gluten", insiste Godfrid, que apunta a que también hacen elaboraciones a medida. Según sus cálculos, cerca del 50% de los clientes de Celicioso no tienen ningún tipo de intolerancia alimentaria.
Después de Marbella llegaron dos locales más en Madrid y otro en Ibiza. Ahora, El Corte Inglés les ha dado la mano para abrir en el Gourmet Experience de Gran Vía. Así, Celicioso cuenta hoy con seis locales y emplea a unas 150 personas. Según los últimos datos disponibles en el Registro Mercantil, a los que ha tenido acceso este periódico, en 2016 facturó unos 1,9 millones de euros y obtuvo un beneficio de 40.000.
La incógnita, franquiciar
En cuanto a los planes de expansión, la compañía quiere evitar hacerlo muy rápido, pero asegura que están recibiendo solicitudes. De momento, están a la espera de abrir un nuevo obrador en Madrid para abastecer a sus locales, además de a los 20 restaurantes con los que colabora.
Godfrid avanza además que les gustaría estar en Barcelona pronto, pero todavía no han encontrado la oportunidad ideal. ¿Y fuera? "Tenemos muchas peticiones para abrir bajo el modelo de franquicia en Dubai, Londres, Buenos Aires o Miami", avanza. Aunque trata de ser cauteloso: "Nos encantaría abrir fuera, pero si lo hacemos hay que hacerlo bien".
En lo que a cocina se refiere, entre sus objetivos está reducir a cero el uso de azúcares y continuar mejorando la carta, en la que van incluyendo "una tendencia vegana y crudivegana", explica el maestro pastelero, Rafa Trujillo. "Estar en contacto con los clientes nos permite jugar con lo que nos piden", asegura.
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