En junio de 2017 Bruselas abrió una investigación formal sobre esta operación al ver temer que la alianza entre dos de los principales actores del sector se fuera a traducir en una fuerte posición en el mercado, con capacidad para excluir a otros proveedores con prácticas como las ventas vinculadas.

El Ejecutivo comunitario ha dado finalmente luz verde a la operación tras obtener una serie de compromisos de parte de Qualcomm, con los que se asegura que "los consumidores seguirán disfrutando de las ventajas de una tecnología innovadora a precios competitivos", ha destacado la comisaria de Competencia, Margrethe Vestager.

Entre las medidas correctivas que ha aceptado Qualcomm figura el compromiso de que durante un periodo de ocho años permitirá el mismo nivel de interoperabilidad entre sus chips de banda de base y los productos NFC y SE comprados por NXP, por un lado, y por productos de otras firmas por otro.

La estadounidense también renuncia a adquirir una serie de patentes de NXP, que pasarán a manos de un tercero, que deberá, a su vez, conceder licencias para el uso de estas patentes a escala mundial sin tasas durante tres años.