José del Barrio lleva tan sólo 25 meses al frente de Samaipata Ventures. Un fondo de venture capital que acaba de llevar a cabo su primer ‘exit’ a nivel internacional. Ha vendido su participación mayoritaria en FoodCheri, una compañía francesa de comida ‘casi lista’ a domicilio. Basta luego con calentarla en el microondas. ¿El comprador? La multinacional gala Sodexo, que se ha hecho con una participación mayoritaria para integrarla en su negocio.
Una situación que para Del Barrio supone tener “sentimientos encontrados” ya que entraron en una primera ronda que alcanzó los siete millones de euros. El precio de venta no se ha hecho público, pero reconoce que “es una validación de que la decisión fue acertada”. Pero no sólo eso, es que para el venture capital también supone una buena noticia, ya que “siempre se le acusa de que es un activo ilíquidio. Se invierte, pero luego nunca hay desinversiones”, explica.
Reconoce que es una situación muy particular de Europa en general, y de España en particular, pero cree que “poco a poco la tendencia es buena, y aunque esas desinversiones son menores” que en otras partes del mundo, la situación va cambiando.
Y es que José del Barrio es un viejo conocido del mundo ‘startup’. Junto a Iñigo Juantegui fue uno de los fundadores de la Nevera Roja, un proyecto que en 40 meses vendió a Rocket Internet a finales del año 2015. Así que tras esa primera aventura, decidió lanzarse a fundar Samaipata Ventures con un objetivo: que fuera “un fondo especialista capaz de ayudar a los emprendedores con ayuda de otros emprendedores”.
¿Conseguido? Pues de momento parece que sí. Cada mes analizan cerca de 400 proyectos, aunque tan sólo han invertido en ocho. Es decir, en algo menos de la veintena en la que tienen previsto hacerlo; y es que todavía están configurando su cartera. Les quedan aún dos años para poder completarla.
El fundador de Samaipata Ventures reconoce que son exigentes a la hora de hacer una entrada en una ‘startup’. No sólo es el equipo -que es el 80%-. También se fijan en la capacidad de atraer talento de la empresa; y luego, en el negocio. Debe ser un marketplace o un e-commerce, que se encuentre en Europa, en las primeras fases de búsqueda de capital y que sea escalable y perdurable en el tiempo.
El hecho de especializarse tiene su razón de ser. “Te ayuda a distinguir oportunidades, aportar mucho más cuando estás en el consejo de administración y, además, eres capaz de crear sinergias entre todas las empresas en las que has invertido”, sentencia.
Los profesionales de una 'startup' pueden incorporarse a otra compañía y empezar a generar valor inmediatamente.
Cuando nacieron contaban con 30 millones para invertir, ahora cuentan con algo más de la mitad. Pero no tienen prisa por hacer inversiones. “Rastreamos el mercado global en busca de tendencias”, pero sólo invierten en aquellos lugares donde encuentran oportunidades y dentro de Europa. Y es que, a su juicio, el capital riesgo en España acaba de empezar.
Hablamos de un mercado en el que en 2015 -cuando empezaron- se invertían algo más de 200 millones de euros anuales, en una economía de 1,2 billones de euros. “Una cantidad minúscula, que supone 40 veces menos que en Israel”, relata. “Creo que hay mucho margen de mejora; de hecho ahora se ha multiplicado por cinco”.
Un incremento que se produce, en parte, por gente como él. Emprendedores que vendieron sus proyectos y -después- optaron por comenzar a invertir. “La única manera de que se genere nuevo capital y crezca, por tanto, el ecosistema”, sentencia. Pero esa velocidad que se ha alcanzado preocupa a Del Barrio. “Ojo, que cuando se crece rápido se generan ineficiencias a todos los niveles, y se empiezan a generar”. ¿Por ejemplo? Que buena parte del incremento del dinero invertido proviene del extranjero, y no de España.
No todo es negativo
El mundo ‘startup’ está haciendo cosas bien, algo que ayuda a la innovación y al desarrollo tecnológico, explica. ¿Se puede mejorar? Por supuesto. Pero es que, también hay que ver las externalidades positivas que tiene el emprendimiento. Más allá de ventas o cierres corporativos -con lo que ello engloba- el fundador de Samaipata Ventures pide mirar “un poco más allá”.
La experiencia de pasar por una ‘startup’ es impresionante. “Si una compañía cierra, es un drama, pero es verdad que sus profesionales están perfectamente capacitados para entrar en otra compañía a generar valor inmediatamente”. Recuerda para ello el ejemplo de la Nevera Roja. “Cuando Rocket Internet despidió al equipo de tecnología, a las pocas semanas todos estaban trabajando en puestos muy superiores a los que ocupaban allí”.
El venture capital es como la gasolina de los cohetes. No vale para todo el mundo y aun así puede explotar.
Ahora bien, Del Barrio cree que todavía el venture capital español debe madurar mucho. Lo primero de todo haciendo que “todos los miembros de la cadena se den cuenta de que son un equipo. Veo muchas críticas de unos a otros, y eso no es bueno”. Además, “faltan cosas básicas de conocimiento”, añade.
- Llegados a este punto de la entrevista, José del Barrio saca su móvil para leer un tweet-. “El otro día comentaban una cosa que me llamó la atención, y tiene toda la razón. El venture capital es como la gasolina para los cohetes. Si no estás montando uno, no te sirve para nada. Si no eres capaz de construirlo, nadie te va a dar la gasolina. Pero en cualquier caso, debes tener en cuenta que la gasolina para cohetes es peligrosa, difícil de usar y puede explotar”.
¿Qué significa eso? Básicamente el que hay mucho desconocimiento en el ecosistema. Desde cómo funciona una ronda de financiación, hasta conocer si realmente tu modelo de negocio necesita financiarse con venture capital. “Una zapatería no es un negocio para este tipo de capital. ¿Es mal negocio? Pues no tiene por qué. Pero no podemos invertir en él”.
El emprendedor
El emprendedor se convierte en inversor. ¿Qué faceta es mejor? “Me lo preguntan mucho”, dice riendo. “Llevo dos años lanzando el fondo, y la verdad que me divierto. La cosa no cambia mucho respecto a la fase de emprendimiento. Eres un emprendedor en otro sector (un tanto especial), pero estás emprendiendo”.
Del Barrio tiene una auténtica obsesión por el talento y la capacidad de atracción de talento en las empresas en las que invierte. De hecho, recuerda que es una de las cosas que les llamó la atención de la francesa FoodCheri. “Fue una de las cosas a la que le debimos prestar más atención en la Nevera Roja. Estábamos demasiado ocupados con otras cosas”.
Autocrítica sobre su pasado al que ahora mira con menos exigencia que hace unos meses. “Ahora somos menos críticos. Hemos pasado de pensar que hicimos muchas cosas mal, a pensar que -aunque no se hicieron de forma standard- se hicieron de la mejor manera posible”, explica.
Hay que combinar los derechos de los trabajadores y el interés empresarial. La tecnología y el consumo han traído nuevas formas de trabajo.
La nevera roja quedó en manos de Rocket Internet e integrada en Just Eat. Ahora está también Deliveroo, Glovo… ¿Está el mercado de la comida a domicilio saturado? “Sí. Si estás pensando ir directamente a ese modelo, es muy complicado entrar; aunque siempre puede haber alguien que le salga bien”, reconoce.
Sin embargo, desde Samaipata Ventures están convencidos de que todavía hay modelos de negocio dentro de la comida a domicilio que pueden triunfar. “Ahora están surgiendo las llamadas dark kitchens, que están funcionando muy bien”, explica Del Barrio. Se trata de restaurantes que no tienen salida al público y que sólo sirven a las plataformas.
Una especie de cocina 3.0, en un local situado en una zona de buenas comunicaciones -en una calle que no tiene por qué ser prime- y que despacha a las motos según van llegando. ¿Su promoción? Exclusivamente a través de las plataformas de comida a domicilio.
Del Barrio reconoce mirar con atención la situación de Deliveroo o de Uber Eats. Las relaciones laborales con sus empleados son un punto a tener en cuenta. “Es un reto complicado”, reconoce. “A las grandes empresas les complica mucho que les digan ahora que tienen una relación laboral con sus riders, pero a las pequeñas las hunden”, afirma.
“Es verdad que tenemos que conjugar los derechos de los trabajadores con los intereses empresariales. Pero hay que tener en cuenta que hay unas condiciones provocadas por una forma de consumo y el auge tecnológico que ya no encajan con la legislación actual. Eso debe cambiar”.
Una situación que a Samaipata le afecta directamente. De hecho rechazaron una inversión por la inseguridad que les generaba la legislación. “No sé cómo se va a solucionar. Los market places de servicios son muy dados a eso. Una persona ofrece su servicio y tú la ayudas a anunciarse. ¿Cómo se arreglará? Lo que tengo claro es que no puede ser que la tecnología avance y la Ley no. No puede ser que la tecnología haya avanzado en veinte años, y la legislación siga anclada en los 80”.
Del Barrio asume que es todo un dilema. “El regulador debe controlar que la tecnología no genera desigualdades”, pero también hay que reconocer que “gracias a ese desarrollo muchas personas mejoran su calidad de vida”.
No sólo por los avances y su impacto directo en las personas, como ocurre en la medicina. Pone aquí el caso de Corner Job. “Lo puedes mirar como el que hay gente que se lleva el dinero, o el que si no fuera por esa plataforma “muchas personas encuentran trabajo en horas, y de otro modo no podrían trabajar”.