Era uno de los datos más esperados, conocer a cuánto ascendía el agujero que ha llevado a la quiebra al Grupo Isolux. Según las cuentas del administrador concursal, Francisco Vera, este asciende a 5.700 millones de euros. Una cifra en la que no se tiene en cuenta el pasivo duplicado de los bancos acreedores ni el pasivo contingente.
El concurso (declarado en julio de 2007) afecta a las siete sociedades del grupo; y afecta sobre todo a los Servicios Centrales del Grupo y la práctica totalidad del negocio de EPC: infraestructuras e ingeniería, tanto en España como en el resto del mundo. Así que la administración concursal estima que la evolución y riesgos del concurso llevarán, probablemente, a la necesidad de concursar la mayor parte del resto del Grupo.
Isolux cuenta con una masa de activos de 1.865 millones de euros. Según explica en el informe presentado al Juzgado de lo Mercantil número 1 de Madrid, en el momento del concurso la situación de caja disponible en España era “limitada” y tan sólo permitía cubrir los gastos operativos de un mes. Las previsiones, explica Vera, mostraban que un mes más tarde habría tensiones de liquidez. Y eso que el Grupo tenía 119 obras con cartera pendiente de ejecutar, de las que un 33% estaban activas y un 67% estaban paradas.
También explica que el riesgo de avales de Isolux (sin deuda financiera o anticipos) asociado a obras activas era de 213 millones de euros, y el de las paradas era de 276 millones. En el caso de las terminadas eran de 1.125 millones de euros, lo que sumaba un riesgo total de 1.613 millones de euros.
El trabajo del administrador
Con estas cifras Francisco Vera explica que decidió que era imposible mantener la actividad del Grupo, y que era momento de priorizar la venta, traspaso o liquidación de proyectos y unidades de negocios. En el documento remitido al juez explica las acciones desarrolladas desde su llegada a Isolux. Estabilizar negocios y la situación de caja; reactivar procesos de venta de unidades de negocio; apoyar en la venta de activos singulares y en la gestión para evitar la pérdida de valor y, por último, planificar la reestructuración del grupo y el cierre de los negocios que no sean vendibles.
Un documento que llega el mismo día en el que, tal y como ha adelantado EL ESPAÑOL, ha firmado el crédito puente que permitirá al grupo iniciar el proceso de cierre. Un préstamo del que no se conocen las cantidades, pero que irá llegando de forma progresiva para permitir la liquidación de las unidades productivas que no sean rentables. También para financiar las nóminas mensuales de los trabajadores, a quienes se les adeuda la extra de diciembre y el salario de enero.
Las causas del concurso
Entre las causas del concurso, Francisco Vera, asegura que se encuentra “el impacto de la caída de la construcción en España, pero sobre todo la crisis financiera, el estallido de la burbuja inmobiliaria y la caída de la obra pública”. Así que “todo ello llevó al Grupo Isolux a incrementar, de manera significativa, la contratación de proyectos en el extranjero y a la entrada en el negocio concesional”.
A partir de aquí el relato es demoledor. Asegura que la “reestructuración del sector financiero y con ello la reducción de la disponibilidad de avales y de financiación de circulante dificultó el cambio que se estaba desarrollando en el perfil de negocio de Isolux”.
Señala también que los proyectos internacionales no alcanzaron los niveles de margen históricos, lo que unido a las necesidades de financiación en el desarrollo de concesiones llevó al Grupo a unos niveles de endeudamiento muy elevados”.
De nada sirvieron los acuerdos para reducir los niveles de endeudamiento con los fondos de inversión, ni los intentos por salir a Bolsa que resultaron fallidos. Así se llegaba a 2016 cuando se alcanzó “un acuerdo de reestructuración financiera con las principales entidades financieras del Grupo que se ha demostrado no suficiente para estabilizar la situación y ayudar a recuperar un nivel de actividad que permitiera asegurar la viabilidad económica y evitar la insolvencia”.