Coches que conducen solos, agricultura conectada o robots que nos facilitan nuestras labores diarias. El mundo cambia y en menos de un abrir y cerrar de ojos el panorama que nos rodea será completamente diferente. O al menos así lo piensa el presidente de Bosch España, Javier González.
El economista, de 49 años, ha vivido toda su vida laboral dentro de las paredes de la multinacional alemana y hace un año cogió las riendas de la filial en España. Javier González hace hincapié en los nuevos tiempos que se avecinan con la hiperconectividad en las ciudades como plato principal.
“Si miramos hacia atrás, según leí, desde 1900 hasta nuestros días solo se han mantenido el 1% de los empleos que hay en la actualidad. Pero dentro de cinco años entre el 30% y el 40% de los puestos de trabajo actuales no existirán y se transformarán”, prevé.
El presidente de Bosch aboga porque los trabajos más repetitivos como pueden ser los de las fábricas “lo ocupen los robots”. Pero la robotización de los trabajos no significa que se vayan a destruir empleos, sino que se transformarán.
El líder de Bosch en España considera que la labor de las grandes compañías para inculcar a la sociedad nuevos valores añadidos. “Nuestra responsabilidad -la de las empresas- debe llegar hasta la enseñanza. Tenemos que ayudar a la sociedad a que tenga una mayor cultura y adquiera nuevos hábitos laborales para que sepa que los puestos de trabajo cambiarán en poco tiempo”, puntualiza.
Esta revolución industrial, por tanto, servirá para que las ciudades sean un escenario de comodidades para las personas. “El 70% vivirán en las áreas metropolitanas. Las urbes conectadas pondrán en el centro de atención a las personas. Por eso, nuestros ingenieros trabajan ya en sistemas de movilidad conectada, conducción inteligente o monitorización del aire”.
Durante el salón Bosch Connected World celebrado en Berlín, la firma alemana aseguró que el índice de accidentes en un mundo hiperconectado con los coches automatizados quedará reducido al 0%. En España murieron 1.200 personas en accidente de tráfico, según datos de la DGT (Dirección General de Tráfico) y el 90% fueron errores humanos. Bosch, junto a Mercedes ,ya trabajan en el coche autónomo. “La conducción automatizada ayudará a salvar numerosas vidas”, explica González.
Sin embargo, para conseguirlo hay que lograr que las ciudades sean espacios hiperconectados. “Hay 12.000 ingenieros en nuestras plantas para el desarrollo de lo que será el futuro”, arguye el directivo. Un futuro que pasa por la “movilidad conectada”.
Hacia la hiperconectividad
Las nuevas tecnologías y la llegada de la misma a las fábricas han provocado que las grandes empresas, Bosch entre ellas, hayan tenido que reconducir su modelo de negocio. “En estos 132 años de vida que lleva Bosch, nuestra línea de negocio ha ido focalizada al hardware. Ahora ya innovamos en el software”, señala. Para ello, el presidente de Bosch pone como ejemplos la agricultura y la movilidad conectada.
“Durante nuestra historia hemos diseñado piezas para la agricultura o para coches. En este nuevo escenario no sólo somos meros fabricantes, además desarrollamos diseños inteligentes para potenciar los sectores”, puntualiza.
En este contexto de migración al Internet de las Cosas, Bosch destinó en I+D en 2016 algo más de 7.000 millones de euros, lo que supone un 9,5% de la cifra de ventas. Según los datos provisionales, el año pasado subieron a 7.500 millones (9,6%).
Pero vivir en un mundo tan conectado puede llevar a coquetear con las malas prácticas. La obsolescencia programada se ha instalado en varias de las fábricas de muchos fabricantes. De hecho, compañías como Apple reconocieron que ‘trucaron’ dispositivos para acortar su vida. Javier González reconoce que “no es el camino. No podemos reprogramar los artículos para que tengan vida útil. Tenemos que escuchar al cliente para saber lo que realmente busca”, sentencia.
España, punto clave para Bosch
En el año y medio que lleva al frente de Bosch España y Portugal, Javier González quiere que su división sea una pieza básica dentro del puzzle del gigante alemán. “Tenemos una presencia de 14.000 trabajadores y un volumen de negocio cercano a los 4.000 millones de euros. Así que buscamos consolidar el segmento”, cuenta a EL ESPAÑOL el presidente de la filial.
Pero además de seguir creciendo en la facturación, Javier González quiere ir un paso más allá y apostar por el i+D en su división. “No queremos crecer sólo en la fabricación, también daremos un paso adelante en la investigación. Queremos pasar del ‘Made in Spain’ al ‘Invent in Spain’’, prosigue. En España, por ejemplo, se desarrolla la tecnología de las nuevas generaciones de cocinas de uno de los mayores productores de electrodomésticos en el mundo.
Otra de nuevas líneas de negocio que implantará Bosch en España será la del ‘carsharing’ de motos en Madrid. “Estamos muy contentos de su llegada. Sobre todo, después de que la compañía haya elegido la capital de España una vez que ya funciona en Berlín y París”. El servicio de e-scooter que se llamará COUP. La compañía no ha desvelado aún el número de ciclomotores que desembarcarán sobre el asfalto de la capital española, así como tampoco el área que ocupará el servicio.
Cambio de percepción
Pero Bosch tiene ante sí una nueva tarea. La compañía alemana está muy arraigada a la percepción de ser una empresa dedicada a la fabricación de electrodomésticos. Según Bosch, gran parte de los ingresos obtenidos de la multinacional fueron del negocio de la fabricación de piezas de automóviles. “Si nos damos una vuelta por Madrid, veremos la marca Bosch por todos lados. Tuneladoras, cámaras de seguridad… estamos muy diversificados”, recalca.
“Tenemos que seguir trabajando para que la gente conozca nuestra marca. Es normal que como nos dedicamos también al negocio finalista nos conozcan en su mayoría por ello”, sentencia.
Bosch se mantuvo en la crisis
La empresa alemana tiene en nómina a casi 4.000 trabajadores en España. A pesar de que en 2009 coqueteó con la presentación de un ERE finalmente no se dio el caso y pudo aguantar a la voracidad de la crisis económica. Cuando es preguntado por este hecho, Javier González sostiene que la “peculiaridad de Bosch” hace que sea fuerte en estos tiempos. Esta peculiaridad es difícil de ver en este tipo de compañías tan diversificadas y de gran facturación.
El propietario de la firma alemana es su propia fundación ya que tiene el 92% de la participación, de esta manera la compañía alemana no cotiza en Bolsa. “Esto conduce a dos implicaciones. La primera es que tenemos una responsabilidad social (32% del dividendo a la fundación) y otro es no estar a expensas del mercado”, recalca.