La cuerda se tensa entre Iberdrola y la alemana Siemens en el seno de su participada, Siemens Gamesa, y no hay visos de un acuerdo que relaje la relación y les haga remar en el mismo sentido.
A una semana de la junta general de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán ha recibido en sus oficinas de Madrid al presidente y CEO de la alemana, Joe Kaeser. La reunión se producía en un momento de clara tensión entre ambas compañías, que escenificaron públicamente su enfrentamiento en la junta de accionistas de Siemens Gamesa el pasado 23 de marzo.
Para la eléctrica española, que tiene un 8% en la fusionada, Siemens está gestionando al fabricante de aerogeneradores "como si fuera una filial, no una empresa participada". No comparte su forma de dirigir la compañía y pone en duda si se está cumpliendo el plan industrial que le eximió de realizar una Oferta Pública de Adquisición (OPA) a la hora de fusionar su negocio eólico con Gamesa. Fuentes cercanas a la compañía detallan a EL ESPAÑOL que desde Iberdrola se plantean acudir a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) para que valore si es pertinente revisar esta exención y exigir a la alemana lanzar una OPA.
Desde la eléctrica, autoerigida como defensora de los minoritarios, aseguran que se mantendrán "vigilantes" ante el rumbo de Siemens Gamesa y del cumplimiento del pacto parasocial que se firmó con Siemens para la fusión, aunque por el momento seguirá sin tomar acciones directas.
Siemens, que ostenta un 59% del capital de la fusionada, se ha mostrado más conciliadora tras la reunión. Reconoce que algunos aspectos de la integración de ambas compañías podrían haberse hecho mejor, pero que se está cumpliendo a rajatabla el acuerdo firmado con los accionistas.
Kaeser ha asegurado que han venido a "hablar con Galán para ver cómo pueden ayudar a Siemens Gamesa y a España", recoge Dow Jones. El ejecutivo, no obstante, ha admitido que si Iberdrola le ofreciera sus acciones "le diríamos que las vendiese al mercado". Con la acción de Gamesa en 12,83 euros, según el cierre de este miércoles, la eléctrica "no vendería en el mercado", sostienen fuentes cercanas, ya que el precio fijado en el pacto parasocial es mayor.
En caso de que Siemens incumpla alguna de las obligaciones de este pacto con Iberdrola, la eléctrica puede vender su participación a la alemana. Este derecho establece como precio 22 euros por acción o al precio de cotización de Gamesa el día en que se produjo el incumplimiento más una prima del 30%, el que sea más favorable para la española.
El fatídico primer año como fusionada
El malestar por el rumbo de la compañía, que ha encadenado trimestres con malos resultados, y el desplome de su acción, han sido el resultado de una combinación de factores: dos recortes en las previsiones de beneficio (profit warning) para el ejercicio 2017; el anuncio de una fuerte reestructuración de su plantilla a nivel global; los sucesivos cambios de sus directivos (en un año, ha tenido dos CEOs, dos secretarios generales, dos directores de recursos humanos y dos directores del negocio eólico marino); así como el retraso de su plan estratégico que finalmente presentaron en febrero.
En este contexto, los títulos de Gamesa han perdido casi un 42% de su valor desde abril de 2017, pasando de alrededor de 22 euros a los 12,82 euros con que cerró la sesión de ayer, dejando el valor de mercado de la compañía en poco más de 8.600 millones.
“No podemos estar contentos con una compañía que ha perdido la mitad de su valor en seis meses”, dijo sin tapujos el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, a finales de noviembre en un encuentro organizado por El Confidencial. “Cuando ves cosas como las que estamos viendo, que hacen un profit warning y casi te enteras por el periódico de que lo van a hacer, que cambian personas de alto nivel... pues piensas que estamos enloqueciendo y algo está fallando", agregó.
Donde Galán veía potencial y decía sentirse “satisfecho” por haber contribuido a la creación de un líder mundial en la fabricación de aerogeneradores, ahora hay preocupación y descontento. Lo primero, por la progresiva salida de los anteriores directivos de Gamesa y la gestión que están haciendo los alemanes de la compañía; lo segundo, por el evidente descalabro del valor en Bolsa. Su paquete accionarial ha perdido más de 660 millones desde mayo del año pasado.
Este miércoles, Siemens ha querido allanar el enfangado terreno con la eléctrica. Además de considerarle un socio "particularmente franco" a la hora de mostrar su decepción, lo ha valorado como cliente y accionista. "Somos socios a largo plazo de diferentes maneras. Para nosotros es importante trabajar de cerca y diligentemente con nuestros socios y animarles a que confíen en Siemens Gamesa de la misma manera que nosotros lo hacemos", apuntan desde la compañía.
Siemens ignora a los minoritarios
El malestar de Iberdrola se tradujo en las dos propuestas que introdujo en el orden del día de la última junta de Gamesa, celebrada hace dos semanas en Zamudio: la primera, abogaba por reforzar los mecanismos de gobierno corporativo de la fusionada; la segunda, pedía blindar la sede social de la compañía en España.
Siemens hizo valer su posición mayoritaria y tumbó ambas propuestas, aunque antes de la junta comunicó una modificación del reglamento de su consejo de administración que afecta a las transacciones de la sociedad con sus consejeros y accionistas y exige un informe emitido por un experto independiente antes de ser aprobadas. Dicha modificación es, en parte, algo de lo que planteaba Iberdrola entre sus mecanismos para el refuerzo del gobierno corporativo.
Pese al varapalo en la votación, Iberdrola volvió a casa sabiéndose apoyado por los minoritarios. Es más, según las actas de la junta a las que ha tenido acceso este periódico, un 83,3% de los minoritarios apoyó la primera propuesta de Iberdrola. La petición de compromiso para mantener la sede en España, en tanto, fue apoyada por casi un 48% de los minoritarios. Desde la eléctrica, comentan fuentes cercanas a la compañía, no entienden por qué la alemana no dio su brazo a torcer al menos en este aspecto si, como dice, su intención es mantener la sede en Zamudio.
Tanto para Iberdrola como para el resto de los minoritarios, el resultado de la junta reafirma su amarga sensación: la alemana ignora su peso en el capital social de una empresa con fuerte arraigo en la cultura y la economía de Euskadi.
Durante la asamblea, estos accionistas aprovecharon para manifestar su preocupación tanto por la batalla interna de los principales accionistas, como por el rumbo de Gamesa. "Algo falla en la gestión de la empresa, no pongo en duda su trabajo, pero o no es lo suficiente o no es todo lo bueno que la empresa necesita", afirmó uno de los accionistas minoritarios durante el turno de intervenciones.
En medio de este malestar, parte de los minoritarios llevan semanas analizando la situación y plantean la misma vía que baraja ahora Iberdrola: pedir al supervisor que suspenda la exención concedida a la alemana y le obligue a lanzar una OPA sobre todos los accionistas.
Bajo el punto de vista de Siemens, es normal que los accionistas estén preocupados por el rumbo que ha seguido la compañía este último año, pero asegura que Siemens Gamesa tiene su futuro en España. "Nos vemos como accionistas en el largo plazo. No sólo supervisamos la compañía, sino que apoyamos y dirigimos activamente", ha dicho el CEO de la alemana subrayando que se cumplen las normas españolas sobre gobierno corporativo. "Respetamos plenamente los derechos de todos los accionistas minoritarios".