Los números de Eurovisión suelen ser impresionantes. Con 200 millones de espectadores en todo el mundo, no solo es el evento televisivo musical más visto sino que además es el más longevo. Una repercusión mediática solo similar a la de eventos deportivos como a la Champions League, el Mundial de Fútbol o los Juegos Olímpicos.
No obstante, la 'Champions' de la canción juega con desventaja económica contra estos grandes eventos y, por su carácter -una competición focalizada en un país durante solo una semana- el gran ganador suele ser el organizador. Unos beneficios más relacionados con reputación que con ingresos directos y que no suele tener un gran retorno para los patrocinadores.
La 63ª Edición que se celebrará este sábado en Lisboa, Portugal, será recordada como una de las más austera de los últimos años, muy lejos de los 35 millones de euros que se gastó Azerbaiyán en 2013. En esta oportunidad se estima que el presupuesto podría estar los quince y los veinte millones de euros.
355.000 euros de coste de inscripción
Unos recursos que deben costear el mantenimiento de una ciudad durante dos semanas, albergar a las 43 delegaciones con una media de ocho personas cada una, recibir a más de 1.500 periodistas y acoger a unos 40.000 turistas.
Según explica Eurovisión en su página web, el coste de cada festival se soporta entre las cadenas europeas que lo retransmiten (unidas suman más de 6 millones de euros), la cadena anfitriona (suele aportar entre 10 y 20 millones), la ciudad en la que se celebra el concurso -Lisboa ha confirmado que aporta cinco millones-, varios patrocinadores y venta de entradas.
España deberá pagar este año su cuota habitual de 355.000 euros que no incluye los costes de desplazamiento de su delegación y que va íntegra a financiar el evento.
Poca visibilidad de los patrocinadores
Es aquí donde los patrocinadores hacen la diferencia, aunque en el caso de la edición de este año, no han tenido demasiada visibilidad. Para encontrarles, tenemos que llegar hasta el final de la página oficial del certamen musical, donde aparecen cinco partners oficiales: Osram, The Native, Turismo de Portugal, Super Bock y Vueling.
Osram es el iluminador oficial de la gala y se encargará de toda la producción. La compañía es uno de los dos mayores fabricantes de la industria de la iluminación en el mundo y está especializado en dar soporte tecnológico a este tipo de eventos masivos en que la iluminación tiene un papel central.
The Native es una agencia de marketing y de contenidos con sede en Suiza que se dedica al Ecommerce, análisis de datos y blockchain, servicios de pago, atención al cliente y marketing digital y de contenido. Por su parte, Super Bock es una marca portuguesa de cerveza, fundada en 1927 y propiedad de la empresa Unicer Bebidas de Portugal. Es uno de los líderes del mercado de cervezas portugués.
Impacto en el turismo
El cuarto patrocinador oficial es Vueling, la aerolínea española, con sede en Barcelona, propiedad de Iberia (IAG). Es la mayor aerolínea dentro del territorio español en número de destinos y por tamaño de flota e intenta ganar terreno en Portugal. El último partner comercial es Visit Portugal, la marca que gestiona toda la promoción turística del país luso.
Con todo, el principal beneficio no será para los patrocinadores sino que para la ciudad anfitriona que podrá potenciar su imagen internacional, promocionar el turismo y recibir 40.000 fans de toda Europa y el mundo. El aumento del turismo en esta semana será del 37% respecto a la del año anterior.
Es el doble del que tuvo Kiev, ciudad anfitriona de la edición de 2017, según la agencia de viajes eDreams. El impacto económico se espera que supere los 25 millones de euros, aunque se reconoce que ninguna edición gana dinero.
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