Después de medio siglo apoyando el crecimiento económico del país, el sector gasista no quiere perder comba en la transición energética y defienden su hueco en el mapa energético español.
"El gas debe ser parte de la transformación energética y de la solución a largo plazo de un modelo energético descarbonizado, más eficiente y con menos costes", señalaba este martes el presidente la Asociación Española del Gas (Sedigas), Antoni Peris.
La patronal del gas considera que una economía baja en carbono deja espacio para otras energías además de las eléctricas y que, con el fin del carbón como meta para 2050, las palancas que pueden aportar para lograr el cambio son una generación energética en gas natural, la apuesta por el gas renovable y por la movilidad sostenible.
Según la Sedigas, si España apuesta por el gas natural no sólo va a cumplir los objetivos medioambientales que tiene comprometidos en Europa para 2020, sino que asegura el camino para 2030. Y lo logrará, además, con unos ahorros de más de 266 millones de euros para el consumidor final y unos 12 millones de toneladas de CO2 equivalente no emitido, además del ahorro de 102 toneladas equivalentes de petróleo (ktep) en combustible gracias a la eficiencia energética lograda.
Gas como respaldo de las renovables
Para el año 2030, la Unión Europea marca que un 27% de la energía final consumida tiene que provenir de fuentes renovables -un objetivo que la Comisión Europea quiere elevar al 30%-; las emisiones de gases de efecto invernadero deben haberse reducido un 30% respecto al año 1990 y se debe mejorar un 30% en eficiencia energética. En el caso de España, el Parlamento Europeo ha establecido una meta de reducción de emisiones vinculante del 26% frente a los niveles de 2005.
El debate actual sobre la composición del mix energético y cómo ir ampliando el peso de las tecnologías renovables sin que eso afecte a la seguridad de suministro eléctrico, el Gobierno defiende la necesidad de mantener la energía nuclear y el carbón en el mix durante la próxima década. Desde la asociación defienden que el gas natural es "la energía de predilección para dar soporte a las renovables".
Que el gas va a tener un rol importante durante la siguiente década lo dijeron ya los 'sabios' en la Transición Energética en su informe publicado el pasado mes de abril, sin embargo, consideran que perderá relevancia durante las siguientes décadas, a medida que se desarrollen las tecnologías de almacenamiento y la generación sea exclusivamente renovable (eólica, fotovoltaica e hidráulica).
"El gas puede ser energía de respaldo no sólo para las horas de menos generación, sino para garantizar la calidad del suministro eléctrico. Dentro del hueco térmico, somos la opción por ser la tecnología que menos dióxido de carbono (CO2) emite", subraya Peris haciendo referencia a que una política orientada a la reducción de emisiones debe tener esto en cuenta. Es más, añade Peris, "no tiene sentido apoyar las renovables con la tecnología que más emisiones genera", es decir, el carbón.
Según el informe de los expertos en la transición energética, el gas natural será la tecnología que más crezca en consumo final durante la próxima década, pasando de los 150 teravatios hora (TWh) en 2015 a más de 300 TWh para 2030, y se convertirá en el primer consumo por delante de la electricidad (+250 TWh) y de productos derivados del petróleo (+200 TWh). Según Peris, "en términos de capacidad, la infraestructura actual está en situación de absorber un crecimiento importante".
Con los ciclos combinados, apunta a este periódico, "se puede absorber buena parte de ese incremento de la demanda". Según la estimación de Sedigas, la apuesta por el gas natural en sustitución de otros combustibles ampliaría su hueco térmico en generación eléctrica y llegaría hasta las 2.873 horas de funcionamiento la utilización de la capacidad ociosa de los ciclos combinados.
Pero en su informe, el grupo de 'sabios' formado por el Gobierno, apuntaba a otro cambio relevante para el sector gasista: una reforma fiscal que encarecería el precio del gasóleo en un 28% y el del gas en un 6%.
Sedigas "no coincide con esas señales económicas", afirma Peris, que asegura que ya han trasladado al Gobierno su posición. En su opinión, este tipo de reformas "hay que hacerlas de otra manera y pensando en el impacto que tendrán", lo que incluye abordarlas con "expertos en fiscalidad".
La apuesta por el gas renovable
Desde la patronal gasista creen que es el momento de apostar por el gas renovable. Este recurso energético procede de residuos orgánicos, de biomasa y del excedente de energía eléctrica renovable que, tras ser procesados, permite obtener un gas que puede inyectarse directamente a las redes del sistema gasista para almacenarse y utilizarse cuando sea necesario. Se trata, para Sedigas, de "una solución viable" para lograr la reducción de emisiones de dióxido de carbono (CO2) dado que ya hay 367 plantas para producirlo en Europa, aunque sólo una en España.
"El gas renovable es creador de empleo y riqueza local rural y una fuente de energía autóctona que reduce la dependencia energética" de países deficitarios, como es el caso de España, asegura Peris, que ha defendido la necesidad de definir una política global y dar un marco propicio para que las empresas puedan invertir en investigación y desarrollo para hacer que los precios de esta tecnología sean competitivos.
Según el presidente de Sedigas, a la vista del potencial de residuo urbano y agrícola, "para 2030 se podría cubrir la mitad de la demanda doméstica con gas renovable". "Creemos que es un proyecto ambicioso y requiere un esfuerzo por parte de todos los implicados para generar los mecanismos que logren esa mejora en los precios de producción", añade.
Actualmente, en Francia -donde hay ocho plantas de gas renovable-, la tarifa se sitúa entre los 45 y los 135 euros MWh, dependiendo de la tipología de los residuos y el tamaño de las instalaciones. En el caso de España, según Peris, "los precios ahora mismo están por encima de los del gas natural, aunque depende de la tecnología", y ya son competitivos cuando además de gas se obtienen productos derivados (compost, biometano, fertilizantes).
"Generar gas renovable es una forma de gestionar mejor los residuos y lograr beneficios económicos y sociales como más mano de obra, avances tecnológicos y la contribución a la economía circular, además de reducir la dependencia energética", subraya el presidente de Sedigas. "Al igual que se ha hecho una apuesta por las renovables, vemos necesario apostar por esto".
Movilidad a gas
El 80% de la contaminación ambiental procede del transporte, por eso una de las aristas clave para lograr la reducción de emisiones. Sedigas asegura que con el gas natural vehicular se reduce más de un 85% las emisiones de óxidos de nitrógeno, el 100% de las emisiones de óxido de azufre y casi el 100% de las partículas en suspensión.
Actualmente, hay más de 8.000 vehículos que circulan ya en España con gas natural, un 40% de ellos son autobuses y un 29% camiones de recogida de residuos. Aunque el año pasado el número de matriculaciones aumentó un 112%, el parque español está muy por detrás del de países como Italia, con un millón de vehículos, o Ucrania (400.000) y Alemania (100.000).
En España hay 57 gasineras de repostaje y la meta del sector es llegar a 100 este año. Gas Natural Fenosa anunció recientemente que destinará 18 millones para duplicar el parque de gasineras.
"El cuadrante noreste de España está cerca de tener la red de infraestructura para moverse de lado a lado", afirma Peris, que defiende que hoy en día "sale más a cuenta" tener un coche que combina gas natural y gasolina que uno de motor solo gasolina o diésel.
El objetivo del desarrollo actual del parque es "dar la posibilidad de moverse por las zonas que tienen más demanda". Complementariamente, apunta Peris, "hay un proyecto para poner estaciones de gas natural licuado para transporte de larga distancia con camiones". Los planes del sector, agrega, acompañarán la apuesta de los fabricantes de automóviles.