Enel tira de chequera contra Iberdrola ante el miedo a perder el ‘doping’ del Gobierno italiano
- Enel lleva todo 2018 embarcada en operaciones en las que abusa de tener a Italia como accionista.
- Eletropaulo, Hidrocantábrico y Ufinet son las últimas grandes inversiones que han perseguido con el apoyo de un Gobierno cuya banca ha necesitado ayuda europea.
La batalla que Enel tiene con Iberdrola por el control de la brasileña Eletropaulo ha puesto a la italiana en el foco mediático. La escalada de la tensión con la eléctrica española llega, además, en un momento en que la -casi habitual- inestabilidad política que atraviesa su país ha vuelto a poner encima de la mesa los íntimos lazos que unen a la cúpula de Enel con el Gobierno transalpino y que levantan suspicacias sobre la urgencia a la hora de acometer inversiones que parece tener la energética.
De hecho, el sector eléctrico italiano ha sido uno de los primeros en notar el cambio de tendencia con el nuevo primer ministro, Giuseppe Conte, propuesto por la Liga Norte y el Movimiento 5 Estrellas (M5S), dos partidos abiertamente rechazados por la esfera política tradicional italiana. Las acciones de las utilities en el MIB se llevaban el primer golpe después de que el partido de extrema derecha y el movimiento antisistema presentaran su programa conjunto hace diez días.
Enel, participada por el Estado italiano (casi un 30%), fue la que más sufrió -con una caída cercana al 2%-, con los inversores preocupados por si su enfoque hacia las renovables podría afectar al precio de la energía.
De rebote, ese día, Goldman Sachs sacaba a Enel de su lista de favoritos. Dice la firma que el aumento de las renovables provocará una abaratamiento del 15% del recibo de la luz, lo que supondrá un bocado a los ingresos de Enel. En todo caso, los pronósticos quedan en el aire después de que Conte anunciase este domingo su renuncia al encargo de formar Gobierno, tras el rechazo del presidente Mattarella al nombre propuesto para dirigir la cartera de Economía, el veterano euroescéptico Paolo Savona.
Starace, amigo del Gobierno
Francesco Starace fue designado consejero delegado de la energética por el Gobierno de Matteo Renzi en 2014. Su relación de confianza no es desconocida, y precisamente por eso el ex primer ministro lo eligió para ponerlo al frente de una de las joyas del Estado italiano. Cuando dimitió en diciembre de 2016 tras el fallido referéndum constitucional, le sustituyó como premier Paolo Gentolini -su ministro de Exteriores- y Pier Carlo Padoan se mantuvo al frente de la cartera de Economía. Con las piezas clave en su sitio, al Gobierno no le costó renovar a Starace para tres años más en la junta de accionistas de 2017.
Starace, conocido por su estrategia de “inspirar miedo y castigar a los que se oponen”, como él mismo recetó en una charla a estudiantes universitarios en Roma hace unos años, parece dispuesto a hacerse con Eletropaulo cueste lo que cueste. A Enel le interesa crecer en el mercado brasileño y la operación le ayudaría a duplicar su actual cartera de clientes, que ronda los 10 millones. El atractivo de Brasil es claro: es el país más grande de América del Sur, con más de 207 millones de habitantes y se prevé que el consumo energético crezca un 60% para el año 2040 según el BP Energy Outlook.
Enel ya había mostrado su interés en la distribuidora brasileña, la más grande por facturación, pero sin concretar cifra cuando Iberdrola -a través de Neoenergia- cerró su acuerdo para acudir a la ampliación de capital y luego lanzar una opa. En el mes que ha transcurrido desde ese acuerdo, el cruce de acusaciones entre ambas compañías ha llegado hasta la Comisión Europea, donde la española ha acusado a Enel de competencia desleal y de actuar sin "lógica económica".
Más aún, la eléctrica que preside Ignacio Sánchez Galán subrayaba que Enel, como empresa pública, se "beneficia de una privilegiada situación reguladora" en su país, "lo que hace más barato y fácil el acceso al mercado de capitales". "Con este estatus único y el obvio apoyo del Estado, Enel se beneficia claramente de una privilegiada situación reguladora en Italia", logrando un mejor acceso al mercado de capitales, algo que le permite tomar la decisión de invertir en otros mercados siga o no "cualquier lógica de mercado o de inversión y estando fuera del alcance de cualquiera de sus competidores bajo las condiciones normales de mercado", destacaba la carta remitida por Iberdrola a la que tuvo acceso este periódico. Desde Brasil también han mostrado su malestar por la estrategia que ha seguido la italiana. Para el presidente de Neoenergia, Mario José Ruíz-Tagle, Enel "corre con doping" por ser una empresa estatal y de carecer de "racionalidad económico-financiera" para definir un precio por Eletropaulo.
La forma en que Enel ha jugado sus cartas en Brasil, contraofertando cada movimiento de Iberdrola, ha sido interpretada entre los expertos como un alarde de despreocupación a la hora de invertir en un activo. A la primera oferta de Neoenergia, de 25,51 reales (6 euros) respondió subiendo de golpe a 28 reales (6,7 euros). La filial de Iberdrola contraofertó con 29,4 reales, un 5% más que lo que daban los italianos, y Enel se lanzó a los 32 reales. Después de este calentón, ambas compañías tiraron de freno de mano y se quedaron en 32,1 y 32,2 reales, con ventaja para Enel.
La disputa podía haberse resuelto el pasado jueves. Pero después de que Neoenergia presentara una queja tras detectar que las condiciones del proceso no ofrecían igualdad a todos los actores y la justicia aplazara el cierre de la operación a la subasta del 4 de junio, Starace no ha dudado en acusar a la eléctrica española de utilizar “tácticas agresivas” en la pugna que mantienen por hacerse con la mayor distribuidora del país por facturación.
“Estoy sorprendido porque parecen muy agresivos en esta operación, tratándose de un activo bueno, pero no es la operación del siglo y ni siquiera del año”, señalaba Starace a la cadena estadounidense CNBC. “Ambos somos grandes compañías, no va a pasar nada si no conseguimos cerrar esta compra”.
Con pólvora del rey
A una década del estallido de la crisis, Italia no acaba de despegar. La incertidumbre política y la crisis del sector bancario que arrastra desde hace varios años están pesando en su recuperación, aunque desde 2015 su economía avanza trimestre a trimestre.
Desde hace tres años Italia se ha beneficiado -como el resto de países de la eurozona-, de las inyecciones de liquidez del Banco Central Europeo. El problema vino cuando el Monte dei Paschi di Siena y otros pequeños bancos mostraron señales de colapso. Aunque Europa había aprendido por las malas lo caro que salía rescatar a la banca a cargo de los ciudadanos y no quería repetir los errores -para algo aprobó el Parlamento Europeo la directiva que ponía sobre los accionistas la responsabilidad de rescatar un banco-, desde Roma llegó la excepción a la regla.
Con los vaivenes políticos espantando a los inversores privados, el Gobierno italiano logró que Bruselas diera luz verde al rescate público del banco más antiguo del mundo: se realizó una recapitalización preventiva, como marcan las normas europeas, para evitar que la situación del banco empeorara mientras saneaba sus cuentas. Eso sí, ahora los accionistas y bonistas también asumirían el golpe para limitar el dinero de los contribuyentes que se pone sobre la mesa. Según cálculos del BCE, el banco italiano requería una inyección de más de 8.000 millones de euros. Después llegó la liquidación ordenada, en términos del regulador europeo, de otras entidades.
El golpe de gracia a esta frágil situación financiera llegó de fuera, desde Reino Unido. La incertidumbre que sacudió Europa en la víspera del referéndum que ha llevado al 'divorcio' de los británicos y la Unión Europea tuvo un fuerte impacto sobre la banca italiana. El gobernador del Banco de Italia, Ignazio Visco, salió entonces a pedir "un respaldo público" para garantizar la estabilidad financiera. Roma logró una inyección de hasta 150.000 millones de la que podrían disfrutar sólo las entidades solventes.
Pese a la delicada situación de los bancos transalpinos y la abultada deuda de Enel, a la principal energética italiana no le ha faltado liquidez en los últimos años para financiar sus adquisiciones. Y todo gracias a la facilidad de acceso a los mercados de las que ha disfrutado la empresa pública.
Los otros disparos de Enel
A principios de 2017, la italiana se hizo con el 94,8% de la distribuidora brasileña Celg. A través de su filial en Brasil, la eléctrica se adjudicó la licitación para privatizar esta distribuidora por un total de 2.187 millones de reales, unos 512 millones de euros al cambio actual. Pese a saberse la única oferente, la italiana tiró de chequera y ofreció 200 millones de reales más del precio mínimo de la puja, confirman a este periódico fuentes del sector. Es decir, pagó 'por gusto', casi 47 millones de euros extra.
Enel, la energética más endeudada de Europa (37.871 millones al cierre de marzo, 860 millones más respecto a 2017), ha seguido mostrando su ‘apetito’ inversor durante los últimos meses sin parecer muy preocupada por su balance.
Después de un 2017 caliente en rumores sobre la consolidación del sector energético europeo, la italiana no dudó en mostrar su interés por el negocio minorista de la alemana RWE, Innogy. Esta filial le ofrecía potencial crecimiento en redes y renovables y a finales de año se rumoreó que uno de los escenarios para que RWE redujera su participación de 16.800 millones era un acuerdo con Enel.
La italiana sólo reconoció públicamente que evalúan lo que los bancos de inversión les ofrecen, pero sin que eso implicara que fueran a cerrar ningún acuerdo. Pero fuentes del mercado señalan que la firma que lidera Starace estudió la posibilidad de cerrar la compra a través de Endesa, su filial española, ya que cuenta con una deuda mucho inferior (6.047 millones al cierre de marzo) y tendría más margen para apalancarse.
Starace no se llevó el gato al agua y ha sido otra alemana, E.ON, la que ha lanzado este abril una opa a los minoritarios de Innogy y, una vez que entre en el capital, se repartirá los activos con RWE en un acuerdo de intercambio de actividades que ha dado un giro al sector energético alemán.
Enel pujó, y fuerte, en otra de las operaciones del año: la venta de Ufinet. La que fuera filial de fibra óptica de Gas Natural marcó un precio de salida de entre 1.500 y 2.000 millones de euros. Finalmente, su dueño, el gigante británico Cinven, ha optado por dividirse la compañía con Antin por 2.000 millones: los británicos se quedan con el negocio internacional (fundamentalmente activos en Latinoamérica) y el fondo con la unidad española. A Starace se le escapó por poco: puso 1.900 millones sobre la mesa, señalan fuentes conocedoras de la operación.
Pero este chasco no amilanó a los italianos y Starace ha ido directo a Beijing para ver qué puede hacer con China Three Gorges (CTG), el socio chino de la portuguesa EDP. Según fuentes del sector, el CEO de Enel mostró abiertamente su interés por adquirir los activos de Hidrocantábrico (adquirida por la lusa en 2005) a principios de este año. El plan sería darles encaje en su filial española, Endesa, sumando el millón de clientes que la portuguesa tiene repartidos en la península (con especial presencia en el norte y Cataluña) y sus más de 5.700 megavatios (MW) de capacidad generadora instalada.
Ahora que el grupo chino ha lanzado una opa por la parte que no controla de la portuguesa y su filial de renovables, EDP Renovaveis, Enel no ha dejado escapar la oportunidad de lanzar un globo sonda y mostrarse abierto a adquirir aquellos activos que, por competencia, a CTG le pueden sobrar. En el saco ha metido a Iberdrola como potencial interesada, pero en la eléctrica vasca no estarían muy interesados en estos activos, apuntan fuentes cercanas.
Por el momento, la portuguesa ha rechazado el primer amago del grupo chino por considerar que infravalora la compañía. Sus acciones, tanto de EDP pero especialmente las de la filial de renovables, han comenzado calentarse anticipando la potencial batalla de opas. Un escenario que, visto lo visto en Brasil, a Enel no parece achantarle gracias a que dispara con la pólvora del rey. Aunque también cabría preguntarse el porqué del interés de una empresa pública italiana en adquirir activos como los de Ufinet o EDP en España, teniendo en cuenta que ya ostenta una posición de dominio en Endesa.