O2, la marca de Telefónica que lidera Pedro Serrahima, engaña a sus clientes. EL ESPAÑOL ha podido comprobar en carne propia que aunque su única oferta de fibra y móvil incluye, supuestamente, 100 Mbps ¡le da el triple a sus clientes! Vale, aceptamos que como engaño está muy bien. Es como que tu mujer te mienta pero para organizarte una fiesta sorpresa.
Dos usuarios beta consultados por EL ESPAÑOL han constatado que la velocidad recibida, incluso por wifi, es el triple de la contratada: algo más de 300 Mbps simétricos. Por el momento, eso sí, ignoramos si se trata de una consecuencia de la fase beta, previa al lanzamiento "oficial", o si es un cambio definitivo.
En todo caso, conociendo a Serrahima es bastante predecible que haya decidido hacer justo lo contrario del overpromising y que vaya seguir haciéndolo. Es como una versión del viejo dicho que dijese: "prometer hasta meter y, una vez metido, darte el triple de lo prometido".
¿Qué va a hacer si no? ¿Empeorar las condiciones dentro de unos meses? ¿Tener clientes de dos categorías? Cualquiera de esas opciones parece problemática. Especialmente porque el exjefe de Pepephone siempre ha sido muy poco partidario de tener clientes de dos categorías.
El lector atento puede aducir que, efectivamente, O2 sí establece dos categorías. ¿No tiene dos precios en función de la zona, de 45€ y 58€, por 100 Mbps y una línea móvil de 20 GB con llamadas y mensajes ilimitados? Sí, pero eso es una obligación regulatoria y, desde el primer momento, Serrahima ha criticado el hecho de que la Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC) trabaje como lo hace.
Además, sus críticas no son la típica hipocresía de quien empieza en un operador chiquitito y cambia de bando cuando se va a uno más grande. Lo que pide Serrahima lo suscribirían muchos operadores y lo hemos escrito ya en EL ESPAÑOL: la falta de flexibilidad a la hora de determinar qué zonas son competitivas a la velocidad adecuada está generando ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda.
En el sector, todo el mundo preferiría que la lista de 66 municipios competitivos, que quedó fijada prácticamente en piedra en febrero de 2016, fuese dinámica. ¿Aumentan los despliegues de la competencia de Telefónica en un municipio? Éste pasa a incorporarse a la lista de los lugares donde las operadoras se enfrentan de verdad en precios.
Lo que exige no es desmontar la regulación, es que sea más eficiente para reducir la brecha digital.
¿Cómo cumplir?
También está por ver cómo cumplirá O2 en España su compromiso de devolver lo cobrado de más cuando las zonas no competitivas pasen a serlo.
¿En efectivo? Fuentes próximas a la compañía señalan que, incluso si ésta fuese la opción elegida, sería una pesadilla regulatoria. ¿En bonos de consumo? Tampoco está claro que el regulador lo vaya a poner fácil.
Otra de las diferencias de O2 en España tiene que ver con su renuncia a pedir consentimientos relacionados con el reglamento general de protección de datos (RGPD) porque, de hecho, se niega a tener y utilizar la información de los clientes para contactar con ellos en modo alguno más allá de los pasos necesarios para la prestación del servicio. Te pueden llamar para avisarte de cuándo empieza a funcionar la línea móvil o enviarte un correo con la factura. Nada más.
Bueno, si tiene que ver con el servicio que se presta, sería legal que O2 terminase replicando las famosas cartas de Serrahima en Pepephone. Como aquella en la que comparaba a una operadora con una flor. ¿Se atreverá O2 a hacer algo parecido? Con un poco de suerte, no pasará por ese tipo de dificultades y no hará ninguna falta.