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Empresas

De fósiles a renovables: el mercado aplaude la apuesta verde de Repsol y Naturgy

La Cumbre del Clima de París fue solo el principio. Administraciones, usuarios y corporaciones apuestan cada vez más por las energías limpias. Un cambio lento, pero inexorable, que obliga a las energéticas a repensar sus estructuras.

3 julio, 2018 04:00

El modelo energético de la economía mundial está en pleno vuelco. A pesar de que el consumo de combustibles fósiles sigue gozando de buena salud, la apuesta por energías más limpias es imparable y las compañías del sector se reinventan para no quedarse fuera de juego. Con sus respectivos planes estratégicos, los analistas juzgan que Repsol y Naturgy han dado un decidido paso al frente para adelantarse a estas tendencias.

La petrolera Repsol ha dado dos pasos decisivos mejor que uno solo. Primero, con la actualización de su plan estratégico. Después, con la compra de activos de generación de bajas emisiones de Viesgo, así como su comercializadora de electricidad y gas. Entre ambos hitos, apenas tres semanas que explican el hecho de que los analistas destaquen, por encima de todo, la agilidad de la compañía en avanzar hacia el nuevo balance energético al que aspira.

Desde el equipo de Natalia Aguirre, en Renta 4, destacan que la importancia de las adquisiciones anunciadas está no tanto en la diversificación como en el hecho de que lo posiciona como ¿proveedor multienergía¿. La clave reside, principalmente, en los avances para ¿ser operador en un negocio de bajas emisiones con una posición rentable y de largo plazo¿ gracias a la incorporación de ¿instalaciones modernas y eficientes de generación hidráulica y ciclos combinados¿.

Los expertos de Bankinter subrayan que los 2,9 gigavatios de generación de bajas emisiones que ha alcanzado Repsol son un 64% de su objetivo estratégico para 2025. Para ese año ya deberían haberse puesto en marcha buena parte de las iniciativas encaminadas a cumplir con el compromiso de la Comisión Europea de hacer que en 12 años, un 32% de la energía que se consuma en su territorio proceda de fuentes renovables.

En este sentido, los últimos acuerdos internacionales sobre energía son solo una evidencia más de la creciente importancia que se quiere conceder a las energías más limpias. Los analistas del sector señalan que son cada vez más los consumidores que optan por contratos vinculados a fuentes de energía poco contaminantes y, especialmente, las empresas como parte de sus propios planes de responsabilidad social y medioambiental.

Esos analistas lo están reflejando en sus valoraciones. Según el consenso de mercado que recoge Thomson Reuters, el precio objetivo de la presidida por Antonio Brufau ha subido de los 17,34 hasta los 18,07 euros desde la actualización del plan estratégico. Además, 18 aconsejan comprar sus títulos; 12, mantenerlos; y solo tres, venderlos.

La antigua Gas Natural Fenosa, ahora rebautizada de manera sintómatica como Naturgy, también ha lanzado una clara apuesta en este sentido que empieza por su mismo cambio de nombre. No obstante, su situación financiera menos holgada y sus objetivos más ambiciosos desde el punto del que parte han llevado a los analistas a volcar menos parabienes en la presidida por Francisco Reynés.

Las desinversiones anunciadas en energías más contaminantes no han ido, todavía, acompañadas de una mayor apuesta por fuentes verdes, lo que lleva al analista Ángel Pérez, de Renta 4, a calificar sus objetivos de ¿algo ambiciosos¿ y fundamentados en ¿hipótesis de mercado un tanto optimistas¿. Algo que contrasta con los 50 dólares por barril de petróleo en los que Repsol estableció los pilares de su plan estratégico vigente.

Entre las desinversiones de tinte ecológico anunciadas por la nueva Naturgy, la venta de su participación en la sudafricana Kangra, especializada en la minería del carbón. ¿No lo consideramos estratégico¿, afirmó el presidente para después explicar que esto se debe sobre todo al objetivo de emisiones de la Unión Europea. El mismo argumento que empleó para justificar la retirada de Iberafrica: ¿Ni una planta de generación eléctrica sea a través de motores de fuel¿. Además, tal y como subrayan desde Bankinter, se han anunciado provisiones por 4.900 millones de euros, ¿la mitad de su valor en libros¿, en activos de generación convencional como centrales nucleares, de carbón y de gas, que anticipan un ¿efecto negativo¿ que arrojará el balance de cierre de 2018 a pérdidas de 3.000 millones.

Los analistas de Banco Sabadell consideran que de momento se trata más de un mapa a seguir que de una ruta iniciada, por lo que no ven ¿atractivo suficiente como para cambiar su recomendación de vender a neutral¿. En este mismo discurso, advierten de que ¿parece que se descarta la venta del gas natural licuado¿, pues solo se identifican desinversiones pendientes por unos 300 millones de euros.

A pesar de estas dudas, el precio objetivo de la compañía también está manifestando de manera favorable los cambios anunciados por la compañía la semana pasada. Antes de estas novedades, el consenso de mercado que recoge Thomson Reuters otorgaba a sus acciones un precio objetivo de 21,03 euros. En menos de una semana ha subido hasta los 21,31 euros, todavía por debajo de su cotización actual.

En las recomendaciones los cambios han sido más moderados. De los 26 analistas que cubren el valor, seis aconsejan comprar sus acciones, 16 marcan mantenerlas y tres venderlas. Hace una semana eran 15 los que optaban por mantenerlas y cuatro los que recomendaban venderlas.

La tendencia generalizada de las petroleras para desligar parte del negocio de los denostados combustibles fósiles parece más necesaria en España, a juicio de los analistas. No se les escapa que el Ministerio de Energía del gabinete Pedro Sánchez ha cambiado su nombre por Ministerio de Transición Ecológica, y que su titular, Teresa Ribera, se ha dado prisa en anunciar su proyecto de derogar el conocido como `impuesto al sol¿ y dar ¿pasos¿ hacia una menor presencia del carbón y la energía nuclear en el mix energético español. A todo ello se suman las incertidumbres en torno a las políticas a desplegar por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y los posibles bandazos de países como México en torno al régimen de explotación de sus yacimientos.

El pasado mes de octubre, cuando pocos indicios hacían pensar en la destitución de Rajoy como presidente del Gobierno, la petrolera Cepsa, propiedad del fondo estatal de Abu Dabi, sorprendió con el anuncio del desarrollo de su primer parque eólico, al que va a destinar 35 millones de euros en inversión y que espera tener en marcha a finales de este año. Además, en una fuerte campaña publicitaria -al estilo de la que ahora ha lanzado Naturgy- presentó en enero su marca Cepsa Hogar, en la que aglutina consumos de electricidad, gas y carburantes para hogares, de manera que expandía al mercado minorista sus servicios de comercialización de gas natural reservados hasta entonces a grandes clientes.