El verano de 2018 acaba de empezar y ya promete ser un quebradero de cabeza para Ryanair. A los problemas que tiene en sus filas, con los pilotos y tripulantes de cabina exigiendo cambios en sus condiciones laborales, se han sumado las huelgas de los controladores aéreos de Marsella de los últimos meses. Esta situación ha forzado cancelaciones de vuelos y retrasos y le ha llevado a pedir a las autoridades europeas que tomen cartas en el asunto.
El cóctel de conflictividad laboral está pesando ya sobre su acción, que acumula una caída cercana al 9% en el último mes y, sin visos de que la situación se relaje, la aerolínea se prepara para una huelga coordinada de sus ‘azafatos’ en España, Portugal, Bélgica e Italia para los próximos 25 y 26 de julio.
A dos semanas de este paro de 48 horas, al que están llamados alrededor de 4.000 trabajadores en los cuatro países -1.800 de ellos en España-, la aerolínea tiene este martes una nueva oportunidad para reconducir el rumbo del verano.
La irlandesa y los sindicatos Unión Sindical Obrera (USO) y Sitcpla, que representan a parte de sus tripulantes de cabina en España, están citados ante el Servicio Interconfederal de Mediación y Arbitraje (SIMA) para intentar llegar a un acuerdo que frene los dos días de huelga convocados para finales de este mes.
Desde que se anunciara la huelga hace unos días, la aerolínea y los sindicatos no han tenido ningún acercamiento. ¿La expectativa ante la cita de hoy? “Que Ryanair no se presente o que envíe a un abogado para decir que no hay acuerdo”, afirman a EL ESPAÑOL fuentes de USO. “No es lo deseable, pero es la tónica de los últimos nueve meses”.
Desde la aerolínea, que tiene base en 13 ciudades españolas, mantienen el silencio. “No hacemos comentarios sobre las negociaciones con nuestro personal”, comentan fuentes de la compañía a este periódico consultadas por la reunión en el SIMA.
En caso de que Ryanair no se presente o no haya acuerdo, la huelga sigue adelante, apuntan las fuentes sindicales que en ningún momento cierran la puerta a negociar con la aerolínea. ¿Qué haría falta para frenar el paro? Que la compañía tuerza su brazo: “Las reivindicaciones están sobre la mesa y son sencillas”.
Los tripulantes reclaman que se reconozcan sus sindicatos, como ya ha hecho Ryanair en Reino Unido e Italia, y una mejora de sus condiciones laborales. Denuncian que un 75% de la plantilla está contratada a través de empresas de trabajo temporal que la propia Ryanair tiene constituidas en Irlanda, sin un salario base y cobrando sólo por las horas efectivas de vuelo, “lo que provoca una tremenda inseguridad e inestabilidad laboral”.
Desde el sindicato subrayan que la aerolínea se cierra en banda y trata de “imponer unilateralmente a todos sus trabajadores el sometimiento a la legislación laboral irlandesa”, con los perjuicios que eso supone a la hora de iniciar acciones contra la compañía.
Si esta mediación no da frutos, será el Ministerio de Fomento el que deba fijar los servicios mínimos que se deberán cumplir durante los dos días de huelga. Desde USO señalan que desconocen los criterios que aplicarán para fijar estos mínimos ya que es la primera vez que se produce una huelga en Ryanair en España. Aún así, como ha ocurrido en ocasiones similares, sostienen que se evaluará la demanda de las líneas y, previsiblemente, se dé prioridad a las conexiones con Canarias y Baleares.
Se estima que, sólo en España, la huelga afectaría a alrededor de 140.000 pasajeros cada día, en función de las cifras de tráfico que Ryanair registra en los aeropuertos españoles. A los casi 300.000 pasajeros que tendrán problemas en España -siendo Madrid, Barcelona y Palma de Mallorca los más afectados dado su peso en la operación de la irlandesa-, se suman los clientes que tengan previsto volar desde los otros tres países en esos días.
Golpe en Bolsa
La conflictividad laboral está afectando ya a los títulos de Ryanair y los analistas se curan en salud y sacan a la aerolínea de sus recomendaciones. La acción de la irlandesa ha perdido un 8,6% en la Bolsa de Londres en el último mes. En concreto, sus títulos han pasado de valer 16,66 euros el pasado 1 de junio a los 15,22 euros con que cerró ayer. Más aún, desde diciembre -momento en que la amenaza de huelga de sus pilotos le puso contra la pared en vísperas de Navidad-, ha perdido ya un 18,5% de su valor.
Por lo general, apuntan los expertos, los conflictos laborales no suelen tener un impacto relevante en la acción de las cotizadas porque se entiende que no supondrán un gran golpe a la marcha de la compañía.
Sin embargo, la aerolínea se ha convertido en una excepción ante la expectativa de que las huelgas previstas para este mes tengan un mayor impacto en sus beneficios del que Ryanair ya anticipó hace unos meses ya que la temporada de verano es la que sirve a la irlandesa para engordar sus ganancias.
En la presentación de sus resultados para el ejercicio fiscal 2018, la low cost anticipó un mordisco de un 14% a su beneficio de este año debido al aumento del precio del combustible y a unos mayores costes salariales. Para los analistas de Bankinter, esta nueva oleada de huelgas podría “empeorar más” las cifras previstas para el conjunto del año.
Ryanair logró un beneficio neto de 1.450 millones en el ejercicio fiscal que concluyó el 31 de marzo. Para este ejercicio prevé que la cifra se sitúe en una horquilla de entre 1.250 y 1.350 millones, siempre que no se produzcan “imprevistos que perturben el tráfico aéreo” o que las negociaciones del Brexit se mantengan tranquilas, apuntaba la aerolínea. A la vista de la agitación en los cielos europeos, desde los controladores de Marsella a sus propios empleados, no parece que la irlandesa vaya a cerrar en paz el ejercicio.
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