"Queremos que los ciudadanos sepan lo que es una ciudad sin taxis, sólo con las empresas privadas funcionando". Así se expresan los promotores del paro de 48 horas que desde este miércoles van a llevar buena parte de los taxis de Barcelona. Una medida con la que pretenden que el servicio de transporte de viajeros en vehículos menores de nueve plazas recaiga en exclusiva en Uber y Cabify. De este modo, la teoría dice que se dispararían los precios al existir un pico de demanda, poniendo al descubierto las verdaderas intenciones de estas dos empresas, señalan.
Una curiosa forma de protesta la que se va a poner en marcha en la ciudad Condal, con la que los taxistas pretenden demostrar que son un servicio público que merece ser defendido, y muestran su descontento con la decisión del ministerio de Fomento y de la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia (CNMC) de recurrir el reglamento del Ayuntamiento de Barcelona para frenar el avance de Uber y Cabify.
En esa normativa, tal y como ha contado este periódico, contempla una licencia municipal a los vehículos que operan con licencia VTC, de modo que se mantenga el límite de una VTC por cada 30 taxis, que establece como contingentación la Ley de Ordenación del Transporte Terrestre (LOTT).
Según los cálculos de las asociaciones convocantes (Élite, Caracol, Stac, Agrupació Taxi Companys, Anget, Paktaxi, Taxistas Latinos Unidos y Antaxi) de no ponerse en marcha el proyecto de Ada Colau en los próximos meses entrarían en la provincia de Barcelona cerca de 4.000 vehículos, tres mil más de los que hay actualmente. "Una locura que acabaría con el sector del taxi", añade el portavoz de Elite, Alberto Álvarez.
El paro comenzará a las seis de la mañana de este miércoles y se extenderá durante 48 horas. Entre medias habrá una manifestación masiva este miércoles a las 11 de la mañana, en la que los taxistas marcharán desde el Paso de Lluís Companys, donde este el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, hasta la Delegación del Gobierno, en donde se manifestarán contra Fomento a quien consideran culpable de la situación actual.
El Gobierno, negociando
Los taxistas creen que el Partido Socialista les ha traicionado, dado que han apoyado en Barcelona una cosa y en el Gobierno central ha defendido otra. Sin embargo, desde Fomento niegan la mayor. Recuerdan que este miércoles habrá una reunión técnica con el Ayuntamiento de Colau para explicar los motivos que les han llevado a oponerse al reglamento aprobado.
Para Álvarez lo que se necesita "es pasar de las palabras a los hechos", aunque creen que en el ministerio hay "buena voluntad", al igual que en el Partido Socialista (con su portavoz de Fomento, César Ramos) quienes ya han asegurado que están dispuestos a buscar los apoyos necesarios para ceder las competencias para regular las VTC a las Comunidades Autónomas, lo que supondría un paso más para que se pueda llevar a cabo una regulación local que ponga límites más estrictos a las operaciones de Uber y Cabify.
El portavoz de Élite cree que ahora es el momento de comprobar si el "PSOE es un partido de izquierdas o está entregado a los lobbies, dudas que surgen después de que respaldara el último tratado de libre comercio entre la Unión Europea y Japón".
Aunque desde las organizaciones convocantes piden responsabilidad a los taxistas, en los grupos de organización de las protestas se habla ya de la intención de acampar ante la Delegación del Gobierno, así como de distintas acciones de protesta a lo largo y ancho de la ciudad. Hablamos de barricadas en algunas carreteras de acceso a Barcelona o intentos para bloquear la actividad de los vehículos de Uber y Cabify.
Desde el sector de VTC y las empresas prefieren mantener silencio y aseguran que respetan la decisión del taxi de "convocar una huelga contra una decisión judicial" como la de suspender la licencia municipal propuesta por Colau. Eso sí, nadie oculta -especialmente los conductores- que existe cierto temor a lo que puedan hacer algunos piquetes violentos para intentar evitar que los coches puedan desarrollar su trabajo. Así que no es descartable que algunas de las compañías que trabajan para Uber y Cabify opte por retirar los vehículos de las calles si ven que las cosas se viene muy complicadas.